Capítulo 9

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Un grupo conformado por 15 hienas guiadas por Shenzi fueron guiadas a vigilar un rincón del gran bosque en donde se vio que los reyes de las praderas se escondieron. Esgath estaba seguro de que ellos no podrían irse por allí, era una salida muy alejada del lugar en donde ellos entraron, si de alguna forma salían de ese bosque sería por las salidas más cercanas, las cuales son muchas.
Esgath envío a Shenzi y su grupo solo para prevenir, pero tenía fe en que Simba y Nala no saldrían por ese rincón tan alejado del bosque. Shenzi estaba muy enojada, habían pasado tres horas en ese lugar, no había señales de leones por ningún lado, sabía que Esgath la enviaría a una misión que no era necesaria, la está subestimando demasiado, ella podría realizar tareas más difíciles sin problemas, el sol por alguna razón estaba jugando en su contra, justo en dónde ellos estaba el sol pegaba directo, estaban seguros de que si entraban al bosque, el sol se vería desde lejos.
Shenzi estaba caminando en círculos, tratando de matar el tiempo, mientras intentaba no caer al suelo por el calor, en algún momento se movió demasiado de su lugar y se topó con un compañero por accidente.
Lo siento —dijo ella, su rostro mostraba mucha molestia.
La hiena solo asintió, afirmando lo que ella dijo, no quería que se enojara.
Shenzi volteó por décima vez al cielo, observando el sol, ella soltó un suspiro, realmente estaba perdiendo la esperanza de que su día no fuera un desperdicio, fue hasta que de repente, todo jugó a su favor.

"No todo lo que brilla es oro"

Después de pasar una hora caminando sin rumbo fijo, Nala empezó a estresarse, deseaba salir del bosque, rápidamente empezó a ver a todos lados, intentando encontrar una salida. Después de no encontrar nada,  respiró profundo y exhaló, no quería enojarse demasiado, ya era suficiente con toda la tristeza que ha estado intentando ignorar por horas, ella volteó hacia Simba, él caminaba tranquilo como si nada hubiera pasado, trató de pensar como él, pero no pudo, el enojo estaba regresando, sin embargo, cuando volteó hacia la derecha vio una serie de árboles que guiaban hasta una salida por la cual entraba el sol muy fuerte, haciendo brillar el suelo lleno de plantas.
Simba también lo notó, el volteó a ver a Nala, ella le dió una sonrisa.
Ella realmente se sintió muy felíz, por fin iban a salir de ese bosque, rápidamente caminaron hacia afuera, cuando salieron, se encontraron con muchas hienas, allí estaba Shenzi la cual los notó de inmediato.
Nala no podía decir nada, su corazón latía de forma velóz, en cualquier momento todas las hienas se les lanzarán encima, dandoles una muerte lenta y dolorosa, no podía imaginar que su vida terminara de esa forma.
Corre hacia el bosque... —murmuró Simba, Nala lo volteó a ver muy asustada.
—Corre... hacia el bosque—insistió Simba
Nala sin pensarlo demasiado corrió hacia el bosque lo más rápido que pudo, Simba hizo lo mismo, solo escuchó a Shenzi decirles a sus hienas que los siguieran, él corría manteniéndose detrás de Nala, sin embargo, vio que algunas hienas se estaban acercando demasiado, tenía que hacer algo.
Simba se detuvo en seco y golpeó a dos hienas de un zarpazo, luego siguió corriendo.
Nala corría sin parar resistiendo el dolor de sus heridas las cuales por el movimiento tan brusco se abrieron de nuevo. Tenían que salir del bosque lo más pronto posible, si se arrinconaban demasiado sería su fin, buscaron la salida más cercana y salieron por allí, ya estaban en campo abierto. Sabían que en poco tiempo saldrían de las praderas, estando en las lejanías todo se volvería más complicado, en esos lugares hay otras criaturas que también son peligrósas, temían que algo malo pasara, sin embargo, con 16 hienas detrás de ellos, no tenían muchas opciones realmente, aquello era lo que pensaba Nala sin dejar de correr, por un momento se olvidó de todo, sumida en sus pensamientos, mientras sus piernas hacían todo por ella, pensar le hacía olvidar que sentía dolor, permitiéndole seguir.
Los dos sabían muy bien que no podrían seguir corriendo por mucho tiempo, sus cuerpos ya no eran tan jóvenes, todas esas hienas no parecían ser adultas, siendo una total ventaja para ellos. Todo parecía perdido, sin embargo, de repente, Shenzi llegó a la mente de Nala, y eso le hizo recordar que ella tampoco es joven, de hecho, es aún mayor que los dos, mucho mayor. Nala intentó voltear para verificar el estado de Shenzi, efectivamente, estaba tan cansada como ellos, tenía una expresión de odio y furia, pero se notaba muy cansada, si ella se detiene, las demás hienas también lo harán.
Nala volteó rápidamente hacia Simba.
—Simba —dijo ella, él la volteo a ver —sigue corriendo.... Shenzi no podrá seguir... Por mucho más—dijo Nala
Simba asintió, eso le dió a entender a Nala que si había entendido.
En ese momento recordó a su hija, aquella leona que tanto ama, ver dentro de su mente aquella expresión de miedo, le dió mucho enojo, aquel sentimiento le proporcionó mucha fuerza de voluntad y determinación. No sé podía rendir ahora, su misión es salvar a Kiara

El Rey León 3: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora