Capítulo 25

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Oye mamá, ¿Qué es lo que más te gusta de este lugar? —preguntó Nala sonriente.
—Bueno... Me gusta el aire fresco, la vista, nuestro hogar —respondió Sarafina con una sonrisa.

Ambas leonas llegaron hasta una roca, desde ella se lograba ver todas las praderas.
— ¿Por qué preguntas?
Bueno, lo que pasa es que no me gustaría vivir en otro lado —respondió.
— Me alegra que te guste —dijo Sarafina observando a su pequeña hija.

La leona mayor notó que las anteriores palabras de su hija no coincidían con la expresión de su rostro, la conoce, y sabe que algo le suceda.

Sarafina caminó y se echó encima de la roca, con la mirada le indicó a Nala que se acercara.
La pequeña se echó entre las patas de su madre, preguntándose qué era lo que siguiente que diría.

¿Cómo vas con lo de Simba? —preguntó su madre.
Nala soltó un suspiro pesado, pasó un cortó tiempo antes de que ella respondiera.
Él no está interesado en mí —dijo ella casi llorando.
Temía mucho esa respuesta.
— ¿Cómo estás tan segura? —preguntó Sarafina.
Nala se levantó, luego se sentó frente a su madre, permitiendo que ambas pudieran ver sus rostros.

Simba, es mi mejor amigo, pero solo eso, él ama a Tama—dijo Nala cabizbaja.
Sarafina suspiró.
— ¿Èl te lo dijo?
—No, pero se comporta amable con ella, no deja de mirarla —respondió dejando caer lágrimas desde sus ojos.
Sarafina llevó su para hasta el mentón de su hija e hizo que la mirara a los ojos.

Simba, es un chico distraído, probablemente solo esté siendo amable, a tu edad, te confundes, crees saber qué es el amor, aunque no lo hagas realmente. Pero, muchas veces, realmente llegas a amar a alguien desde una temprana edad, puede que esté sea tu caso, mi punto es, que puede que te equivoques con Simba.

Nala escuchaba atentamente a su madre, deseando con ansias que sus palabras fueran ciertas.

¿Te cuento algo? —preguntó con una sonrisa. Nala asintió rápidamente.
—He visto a Simba mirarte, y después suspirar —dijo Sarafina.
En ese momento, el corazón de Nala se aceleró, no creía lo que escuchaba.
— ¿En...en serio? —preguntó Nala.
Su madre solo asintió.
La cachorra de ojos azules solo se quedó con la sonrisa, luego abrazó a Sarafina, ella solo devolvió el abrazo.
Debes saber que las cosas no siempre salen como tú quieres, pero esa no es excusa para rendirte, siempre debes luchar por las cosas que amas. Ya sea que Simba te ame o no, tú lo podrás superar. Nunca dejes que el pasado te atormente, y nunca permitas sentir temor por el futuro, vive el presente con alegría y amor. La vida siempre te intentará votar, pero tú siempre debes levantarte, no es fuerte el que nunca cae, sino el que siempre de levanta.

Nala volteó a ver a su madre, ella le devolvió la esperanza de que Simba la ame, y le ha hecho reflexionar sobre muchas otras cosas.
Gracias, mamá —dijo Nala con una sonrisa.
—Te amo hija —dijo Sarafina abrazando a Nala.

Las palabras que su madre le dijo ese día fueron ciertas, le sorprendía mucho lo sabia que ella era, en todos los sentidos. Simba sí la amaba, y tenía mucha razón sobre cómo trata la vida a todos sus seres vivos.
Esa fue la enseñanza que le dejo su madre, de hecho le enseñó mucho con tan sólo unas palabras.
Ahora, mientras ella observa desde lejos su hogar, se pregunta, ¿Podrá superar este golpe tan fuerte que le ha dado la vida?

En las praderas.

Esgath hablaba con unas hienas, eso mientras Shenzi verificaba que todas las hienas se encontraran en sus posiciones de vigilancia.
Kiara trataba de escuchar, pero era difícil, ellos dos estaban susurrando, debido a la expresión del rostro de Esgath, se podría decir que todo está llendo bien.
De pronto, una de las hienas avisó, sutilmente, que Shenzi venía. Todos regresaron a sus posiciones, las 6 hienas se colocaron frente a Esgath y Kiara, simulando que los están vigilando.
Una malhumorada Shenzi, pidió que todos se apartaran, las seis hienas se hicieron a un lado.
La hiena miró directo a Esgath, este le devolvió la mirada.
Shenzi se acercó a él.
Te daré una última oportunidad, ¿Vas a ayudarme a destruir a los leones? —preguntó.
—Jamás —respondió Esgath sin dudar.

Ella, sintiéndose indignada se paró rápidamente.
—Entonces, muere junto a ella —dijo antes de irse.

Una vez que ella se fue, Esgath hizo un gesto de molestia, uno que le dio mucha risa a Kiara.
Esgath se acercó a ella.
—Escucha, este es el plan —dijo él entre susurros.
Ella paró las orejas, para oír bien lo que tenía que decir.

Hay algunas hienas que no están de acuerdo con Shenzi, por lo que ellas nos ayudarán.
Kiara asintió, indicando que comprendía.
Bien, entonces, estas hienas, fingiran que nos llevan a un abrevadero, que está cerca de aquí, diciendo que nosotros tenemos mucha sed —dijo él
Kiara asintió de nuevo.
Luego, que es un paso obvio, nos iremos de aquí, las hienas que nos sacarán se irán con nosotros —terminó de explicar.

Parecía un plan demasiado obvio, Kiara pensaba que posiblemente, Shenzi podría descubrir el plan y luego darles un castigo terrible.

¿Cuando se llevará a cabo este plan? —preguntó Kiara.
—Será esta noche —respondió Esgath—una vez que todos duerman, nos iremos.
Kiara no está nada segura de que el plan funcione, pues es demasiado obvio que intentaríamos escapar si nos alejamos de todos, sin embargo, ella intentó tener fé en que este plan tendrá éxito, pues la vida de sus futuros hijos depende de ello.
El día transcurrió con total normalidad, Kiara y Esgath platicaban de distintos demás, no sabía que él era alguien tan agradable, realmente lo había malinterpretado, aunque no lo puede perdonar por las cosas que hizo, puede entender el por qué lo hizo, entonces es capaz de no guardarle rencor, es un sentimiento extraño, pero a medida que su relación crece, ella se da cuenta de que es alguien sensible, que solo buscaba una manera de eliminar el dolor que llevaba dentro de sí.
Es increíble cómo él, después de ser el más cruel de los animales del reino, pasó a ser un ser amable y bondadoso.
Kiara analizaba la actitud de Esgath en cada una de sus conversaciones, se expresaba con total naturalidad, parece que la llegó a tomar como una amiga, eso la hace sentir bien, siente que por fin logró hacer algo bueno por una persona.

—Entonces, ¿Como se conocieron tus padres?
Mi padre fue dado por muerto durante unos doce años, al menos eso creo, luego mi madre lo encontró en la selva, se enamoraron y ya sabes el resto de la historia —dijo ella.
—Es algo hermoso —mencionó él.
— ¿Que cosa?
—El sentimiento de amar y ser amado —respondió con un tono de melancolía.
Por sus palabras, Kiara lograba determinar todo el dolor que llevaba dentro, en verdad lamenta lo mucho que deseo verlo muerto, él puede arreglar todos los errores que ha cometido, solo necesita ayuda.
La noche estaba llegando, las hienas cambiaron de turno, los puestos de vigilancia estaban todos llenos, era casi imposible que alguien saliera sin ser visto.
Se le notaba nervioso, no dejaba de mirar hacia el frente, como si buscara algo o a alguien.
La operación iniciará en una hora, para entonces las hienas cambiarán de turno, teniendo un pequeño momento para ejecutar el plan, solo podrá saberlo el que los deje salir.

Nadie podría haber pensado que algo así ocurriría, de la nada, dos enormes leones aparecieron, y noquearon a las hienas que cuidaban a Kiara y a Esgath.

Kiara, vendrás con nosotros —dijo el extraño león.

Kiara y Esgath, ambos se quedaron confundidos sin saber qué estaba pasando.

El Rey León 3: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora