Capítulo 19

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La luz fuerte del sol la despertó, se sentía muy bien, su cuerpo empieza a dejar de sentirse cansado, ella miró a su alrededor, no había nadie, una sonrisa se marcó en su boca al recordar que el rey había accedido a ayudarlos. Nala soltó un suspiro, y luego sonrió.
Kiara, solo espera por favor —dijo Nala en su mente mientras miraba hacia el techo.
¿Ya despertaste? —preguntó Simba con una sonrisa.
Esa pregunta la sacó de sus pensamientos.
Ella se levantó y estiró, eso para despertarse.
Se notaba a simple vista que ambos estaban de buen humor, y no había razón para no sentirse así.
El rey había estado planeado su llegada a las praderas, no podían hacer una ataque directo, perderían a demasiados antes de llegar hasta Esgath, no era algo que quería Barack.
Estaba pensando en hacer un ataque sorpresa, eliminando a las hienas de la frontera de las praderas, luego dirigiéndose hasta la Roca del Rey, para después entrar con todas sus fuerzas eliminando al mayor número de hienas posibles para así tener solo a Esgath.
Todo esto lo estuvo planeado en la noche, no podía dormir así que decidió aprovechar el tiempo. Esgath no sabía nada de lo que estaban planeado, por lo que de ninguna manera podría esperar un ataque, todo sería una sorpresa inesperada.
Barack hablaba con sus compañeros, analizando el plan, Simba y Nala llegaron a la reunión.
Simba, Nala, es bueno verlos—dijo Barack indicándoles que se acercaran.
Ambos reyes se quedaron a observar el plan de ataque, era muy bien elaborado, parecía que llevaba semanas creándose, la idea era atacar a Esgath sin que que nadie se de cuenta de lo que sucede.
¿Qué pasaría si por alguna razón él nos espera?—preguntó Simba.
Tendríamos que pelear —respondió Barack.
Simba soltó un suspiro de preocupación, pese a que ya sabía la respuesta, tenía la esperanza de que la violencia lo tuviera que ser utilizada.
Nos dividiremos en tres grupos de 8, dos de los grupos tendrán cubiertos los dos costados de la roca del rey, mientras el tercer grupo estará preparado para llegar por el frente sí algo se complica. Sí ese llegara a ser el caso, los leones de los costados deben reunirse con el grupo del frente, desde allí, pelearemos a muerte, ellos no dudarían en matarnos —explicó Barack.
—Lo entendemos —dijo Nala, luego volteó hacia Simba, él solo asintió.
Quiero que se preparen hoy, mañana saldremos en la mañana —dijo Barack para luego irse de la cueva junto a los demás leones.
Se quedaron solos en la cueva, Nala miraba a Simba algo preocupada.
Todo es por Kiara, no podemos dudar cuando estemos allí —dijo Nala.
—Lo sé, Nala, solo tenía la esperanza de que las cosas no fueran tan complicadas.
Ella se acercó y se puso frente a él, buscó su mirada, él miraba hacia abajo, estaba asustado.
No importa qué pase, saldremos de esto —lo trató de tranquilizar.
Simba miró a su esposa, ella le estaba sonriendo, el león solo se dedicó a contemplarla.
Eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida—dijo el león cariñosamente.
—Tú también lo eres lo mejor que me ha ocurrido en la vida —dijo ella para después abrazarlo.
Después de unos segundos, Simba se separó de ella.
Bueno, debemos estar listos, la vida de Kiara depende de ello —dijo Simba sonriendo.
Nala asintió y se fue caminando junto a él hacía la aldea.
Durante el día, ambos reyes estuvieron entrenando junto a los demás leones que serían la clave de la victoria al momento de llegar, eran bastante fuertes, los entrenaban enseñándoles los puntos débiles de las hienas y explicándoles qué hacer en caso de quedar acorralados.
En verdad eran grandes guerreros, parecía que ni 20 hienas podrían derrotarlos, pero ellos saben muy bien que nunca hay que confiarse.
Después de unas horas más de entrenamiento, todos se fueron a descansar, luego el resto del día no hicieron mucho, en especial Nala, ella avisó desde antes que no era muy buena planeado, ellos aceptaron su decisión.
El día se puso muy tenso, pues la idea de atacar a la Roca del Rey es escalofriante, por la posiblidad de morir sin lograr el objetivo, Esgath ordenará de inmediato que los maten a todos, y se reirá mientras mueren.
Sin embargo el rey cree que sus leones son lo suficientemente buenos para llegar sin ser vistos, todos esperan que no se equivoque.
Nala estaba sentada, observando el cielo, las nubes se movían lentamente mientras el viento las empujaba, se preguntó cómo sería vivir sin preocupaciones, —sería una vida aburrida —pensó ella.
Cada vez que pensaba en que podrían perder contra Esgath su corazón se aceleraba, no quería morir, no sin antes brindarle una buena vida a Kiara, verla casarse, conocer a sus hijos. Era todo lo que deseaba, una vida normal, le sorprendía como la vida casi siempre hace lo contrario a lo que deseas. Ella soltó un suspiro.
El atardecer se acercaba, el cielo tenía un color anaranjado, era bastante hermoso, pensaba Nala.
Ella volteó hacia la aldea, Simba estaba planeado estrategias con el rey Barack para triunfar, ha estado ocupado.
Una ventisca de aire movió su pelaje, devolviendo su mirada hacia el cielo, dándole un sentimiento de tranquilidad. Tenía esperanza en poder salvar a Kiara, pero siempre tiene el miedo de perder en la batalla.
No sabe la situación en la que está Kiara, espera que no sea muy terrible, pero sabe muy bien que si logra salvarla, le dará lo mejor por siempre.
Solo esperanos Kiara, pronto estaremos juntos de nuevo —dijo ella con una sonrisa.
Simba estaba volviendo, parecía muy cansado. Ella se acercó a él, y con una sonrisa, lo abrazó. Él solo correspondió al abrazo.
Salvaremos a Kiara, ¿Cierto Nala? —dijo Simba preocupado.
—Lo haremos, nada impedirá que ella vuelva a nuestros brazos —reapondió ella con mucha seguridad.
Simba solo suspiro.
Deseo mucho que tengas razón—dijo él, tenía la mirada baja.
Ella se acercó y se agachó para verlo directamente a los ojos.
Cree que lo lograremos, así tendrás la confianza para hacerlo —dijo ella.
Simba sonrió y la abrazó de nuevo.
Está bien —dijo él —gracias, Nala.
Simba se sentía confortado con la palabras de Nala, le daban una esperanza que sabe que solo ella podría darle.
La noche llegó, el sol se escondió por completo, todos estaban llendo hacia sus cuevas, las madres leonas llevaban a sus cachorros cada una, mientras los demás la seguían. Los leones machos, que eran bastante grandes en tamaño, se quedaron afuera, para vigilar.
Nala observó toda la aldea antes de irse hacia dentro de la cueva, debían dormir, el día siguiente sería difícil.





...

...

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Era de noche, Nala sentía miedo, estaba asustada, habían muchos de ellos por todas partes, un león tenía a una leona abrazada, como si la estuviera protegiendo, estaba llorando. Nala sentía un intenso dolor en todo el cuerpo, habían cadáveres de leones por todos lados, así como cadáveres de otros animales que no reconocía. La tensión estaba en el ambiente, ella no se podía mover, sentía dolor en el estómago, no podía moverse ni mirar porqué le dolía, solo podía ver a los otros pelear con todas sus fuerzas, no comprendía que sucedía, los gritos y los rugidos no paraban. Ella cerró los ojos por unos segundos, cuando los abrió, estaba rodeada por muchos leones, apenas podía ver hacia arriba, no lograba reconocer a ninguno, todos estaba llorando, ella quería hablar, pero no tenía fuerza ni para mover su boca. El terror invadía su cuerpo, las sensaciones que estaba sintiendo no las había sentido jamás, su corazón se aceleró. Intentaba gritar por ayuda pero su voz no se escuchaba. El dolor en su estómago era horriblemente intenso.
Era como una pesadilla.

De pronto, ella despertó, solo era un sueño, su corazón estaba acelerado, volteó a ver a su alrededor, estaba en la aldea, en la cueva, Simba estaba durmiendo a su lado. Nala soltó un suspiro de alivio, se sentó, y se puso a analizar todo lo que había soñado, vió a muchos en su sueño, pero lo conocía a nadie. Todo lo que sintió parecía tan real. Parecía como otro de sus sueños aterradores que luego se cumplen.
Deseaba mucho que aquello no fuera a verdad, pues la situación en la que estaba en su sueño, parecía de muerte. Se dijo a sí misma que solo había sido una pesadilla
Ya había amanecido, era hora de levantarse, estaba segura de que pronto llegaría el rey para avisar que tiene que irse. Ella se quedó sentada, esperando al rey, aquel sueño no se va a cumplir, no puede cumplirse, fue simplemente una pesadilla.

El Rey León 3: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora