Capítulo 13

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Sus ojos se abrieron y de inmediato brillaron dejando ver el azul fuerte de estos. Nala se sentó al lado de Simba, el seguía dormido, y eso es raro, antes era el o Kiara quienes la despertaban.
Ella soltó un suspiro, de nuevo recordó a Kiara, eso siempre le da tristeza, sin embargo, se propuso a si misma que ya no iba a llorar más al recordar a Kiara. Pensaba que lo mejor era que cada vez que la recordara, solo le diera más ánimos de seguir luchando por rescatarla. Ella asintió, aceptando sus ideas, ahora debía despertar a Simba, tenían que ser lo más veloces que pudieran.
El territorio de las lejanías es bastante grande, se debe cruzar casi la mitad para al menos lograr ver las praderas que están después de las lejanías.
Después de pensar por un momento, dirigió su vista hacia su Simba, soltó un suspiro. Lo primero que tiene que hacer es buscar algo de comida, sin embargo, no tiene muchas esperanzas, las lejanías son conocidas por tener muy poca comida, tendría que hacer lo mismo que el día anterior, buscar una gacela que vive en ese tipo de lugares, es extraño pero es real.
Nala salió de la cueva y se fue caminando, el sol la golpeó al instante, no entendía porque siempre había tanto calor en esos lugares. Se subió a una pequeña elevación de tierra, lo suficientemente grande para ver mejor el lugar, todo estaba vacío, no había nadie, si se encontraban con algo podría ser nada más que un depredador, sin embargo, el lugar se miraba tan desolado que podría pensar que no había nadie allí. Mientras avanzaba, observaba todo el lugar, en busca de algún animal. Por fin encontró algo, era un jabalí, no lo pensó dos veces y se agazapó y se fue caminando suavemente detrás del animal, y justo después de unos segundos saltó encima de él, y lo que pasó después la sorprendió demasiado.

—¡Aaah! No me comas, por favor—gritó el Jabalí asustado.
Nala estaba esperando a que abriera los ojos, el jabalí abrió lentamente los ojos.
—¡Nala!—se marcó una sonrisa en su boca
Era Pumba, nunca pensó encontrarlo en las lejanías, ¿Por qué estaba allí? De seguro huyó con Timón después de que las hienas llegarán a la Roca del Rey, era sorprendente que siguieran con vida. Nala permitió a Pumba levantarse, justo después llegó Timón con una hoja con gusanos.
Traía los ojos cerrados.
Oye Pumba, ya conseguí comida, tuve que buscar bajo de la tierra, además... —abrió los ojos. Su sonrisa desapareció cuando vio a Nala, solo se fijó en que era una leona. —¡Corre Pumba!
Timón
El suricato se fue corriendo, Nala solo se quedó observando con una sonrisa pícara, le daba risa la reacción de Timón.
¡Hey Timón! —gritó Pumba—no nos hará daño, es Nala.
Timón de detuvo rápidamente y de dirigió hacia Pumba.
Claro que es Nala, no sé por qué estabas tan asustado—dijo Timón.
Timón volteó hacia Nala y la contempló con detenimiento.
No parece haberte ido muy bien—mencionó ante el aspecto de Nala
Su pelaje color crema estaba cubierto por suciedad y tierra.
No, no nos ha ido muy bien—respondió— ¿Y ustedes que hacen en este lugar?
El suricato soltó un suspiro, parecía que su historia tampoco era algo bonito para contar. El volteó hacia la leona.
Cuando las hienas llegaron, todo se volvió un caos, muchos murieron, cuando vimos que tú y Simba estaban atrapados—se detuvo para soltar un suspiro—pensamos que morirían allí, nos vimos obligados a huir.
—¿Pudieron ver si alguien más logró escapar? —preguntó Nala
—Cuando las hienas mataron a las leonas, todos los pequeños y débiles huimos—respondió Pumba
—Yo, Pumba, Zazu—agregó Timon—no sabemos nada de Zazu, solo sabemos que logró huir.
Tenía tanto en la mente que había olvidado a Zazu, esperaba mucho que haya logrado huir.
—De hecho, también vimos a alguien más que logró escapar—dijo Timón
— ¿Quién?—preguntó la leona
—La hermana de Kovu, aunque no sabemos si aún sigue con vida.
Por un momento se había olvidado de Kovu y de todo lo relacionado con él, el dolor del feo recuerdo de Kiara había provocado que todo aparte de ella se desvaneciera. Lamentaba haberlo hecho, nadie tuvo la culpa de lo que ocurrió.
Ella es fuerte, estoy segura de que está bien—respondió Nala
Timón asintió con la cabeza.
—Puede que tengas razón—dijo él de forma pensativa
Nala volteó hacia los alrededores, se había olvidado de Simba, aún no había conseguido algo para comer.
Vamonos, tenemos que ir con Simba—dijo Nala.
— ¿Simba está contigo?—preguntó Pumba con entusiasmo
—Claro, vamos—dijo la leona empezando a caminar.
— Que chica ¿No?—dijo Timón
Pumba asintió, los dos comenzaron a seguir a Nala.
Mientras caminaban, Nala tuvo tiempo para observar todo el camino, y las posibles salidas, las lejanías eran tan grandes que no se podían ver las tierras verdes del Norte, que es a dónde van. Ya estaban llegando a la cueva. De pronto Simba salió de la cueva, su expresión demostraba mucha preocupación.
Nala, ahí estás—dijo corriendo hacia ella
En cuanto llegó la abrazó muy fuerte, ella correspondió el abrazo.
¿Dónde estabas? Me asustaste mucho—dijo Simba
—Fuí a buscar comida, pero encontré otra cosa—dijo Nala
— ¿Qué cosa?—preguntó Simba extrañado
Nala estaba segura de que Simba estaría muy felíz de verlos a los dos.
Esto—respondió haciéndose a un lado.
—Hola Simba—dijeron Timon y Pumba sonriendo.
Simba sonrió y los abrazó a los dos de inmediato, esa la reacción que Nala esperaba, sentía mucho alivio al ver a Simba sonreír de nuevo.
Creí que los había perdido chicos—dijo Simba casi llorando.
—Nosotros también—respondió Timon
Simba se separó del abrazo y volteó hacia su esposa. Se acercó a ella.
Nala, ¿Qué haremos?—preguntó Simba—Timon y Pumba no se podrán cuidar solos si nos encontramos con hienas.
No había pensado en eso, ciertamente es una preocupes más, sin embargo, no pueden simplemente dejarlos, son familia.
Si algo malo ocurre, tendremos que concentrarnos en permitir que ellos logren huir—respondió Nala.
Simba asintió, pero sabía que no importaba que hicieron, todo se haría más difícil.
—Sigamos, entonces—dijo Simba.
Nala le sonrió y empezó a avanzar.
Era sorprendente, pero esa sonrisa le quitó algo de la preocupación que cargaba. El siguió a su esposa, Timón y Pumba fueron tras ellos.
Ciertamente era preocupante la situación que estaban pasando, sin embargo, ahora lo único que podían haber era protegerlos lo más que pudieran, en fin, ahora su objetivo, es obtener la ayuda de todo aquel que este dispuesto a dárselas. Cómo se había mencionado antes, deben ir a las praderas del Norte, después de las lejanías. En ese lugar hay otros reinos que necesitan saber el peligro que de avecina. Esgath y sus hienas están dispuestas a apoderarse de todo, con el único propósito de exterminar a todos los leones del planeta.
Aunque Nala nunca supo cual era su propósito, le dió a entender en muchas ocasiones que su plan es asesinar a todos los leones existentes.
Esto le dejó una duda, ¿Por qué los dejó huir?, Cualquiera los hubiera asesinado de inmediato, era extraño, nadie habría actuado de esa manera.
Así mismo, es extraño también que tenga como prisionera a Kiara, simplemente la podría haber matado y hacerlos huir si no querían morir.
Todo habría sido un plan perfecto.
Nala lamentaba mucho no haberse dado cuenta antes, ni aunque ya lo sabía lo pudo evitar, de hecho, nada de lo que ha soñado lo ha podido evitar jamás, de nuevo un nudo apretó su garganta, estaba empezando a pensar que talvez no podría evitar la muerte de Kiara.
Ella agitó su cabeza, no quería pensar en ello, de cualquier forma, hará lo posible para evitar ese suceso.
Ella levantó la vista, estaban avanzado, aunque iban caminando, lograron cruzar gran parte del lugar.
Sin embargo, las praderas aún no eran visibles, no podría haberse equivocado, pero por más que avanzaban, no lograban ver nada, el lugar además estaba demasiado desolado. Una mejor opción era intentar correr, ella volteó hacia los demás, todos se miraban muy cansados, pero solo necesitaba un esfuerzo más por parte de ellos, si lograban encontrar el reino de ese lugar todo se resolvería de una buena manera.
Simba, Timón, Pumba —dijo Nala poniéndose frente a ellos.
Todos fijaron su vista en ella.
Necesito que hagan un favor para mí—mencionó Nala. Ella recordó que esas tierras estaban al Norte, y el lugar por donde entraron a las lejanías dejaba las praderas del Norte hacia el oeste. Solo debían viajar al Oeste.
— ¿Qué cosa, Nala?—preguntó Simba.

Nala sonrió.
Debemos movernos más rápido, estoy segura de que si corremos en dirección hacia el oeste llegaremos —dijo ella.
— ¿Estás segura?, Según veía estábamos perdidos—dijo Timón
—Hemos estado caminando hacia el Norte, lo cual... Fue un error—dijo Nala con un tono triste.
—Vayamos al oeste entonces—dijo Simba, Nala lo miró sorprendida—yo confío en tí—dijo Simba. El león volteó hacia Timon y Pumba.
—Bueno, si Simba confía en tí, nosotros también—dijo Timón
Eso estaba muy bien, Nala creía que nadie confiaría en ella, en un principio ella dió la idea de viajar hacia las praderas del Norte, y estaba fallando en esa misión. Pero ahora, está realmente segura de adónde se dirige. Nala les indicó que se moviera con la cabeza y comenzó a avanzar.
En primer lugar intentó subir a un lugar alto para verificar que en verdad estubiera en lo correcto. Ciertamente estaban allí, eran grandes, muy grandes, talvez más grandes que las Praderas.
Las Praderas del Norte es lugar muy poco conocido, solo de veía a lo lejos y nadie le prestaba importancia. Por fin iba a conocer ese lugar, estaba ansiosa para ser sincera.
Chicos, en cuanto al favor que les quería pedir, necesito que cortamos para llegar más rápido—gritó Nala
Vamos chicos, ella sabe lo que hace—dijo Simba empezando a caminar.
Durante todo el día no tuvieron problemas con hienas, aquello era extraño, era el primer día que pasaban sin tener problemas.
Les preocupaba que pudiera ser una trampa de Esgath, sin embargo, están preparados para enfrentar lo que sea.
Todos tenían hambre, eso era evidente, pero solo tenían que esperar, el terreno empezaba a ser pastoso, pronto encontrarían animales o... Por el otro lado, gusanos.
Por fin salieron de las lejanías, les tomó todo el día, eso fue sorprendente, era de noche.
El lugar era enorme, campos gigantescos con muchos animales, también habían muchas montañas.
En primer lugar buscaron animales, tales como gacelas o cebras.
Nala les dijo que iría a buscar comida, y fué tan rápida que tardó poco más de 10 minutos, traía una gacela.
—Lo lamento chicos, no pude conseguir nada para ustedes—se disculpó apenada.
—No te preocupes, podemos conseguir comida fácil—La tranquilizó Timón.
Pumba asintió para afirmar lo que dijo Timon.
Nala asintió, después de un rato de observar todo el lugar, se comieron la gacela, logró saciar el hambre que tenían. Decidieron que buscarían el reino de las Praderas por la mañana, sin embargo, lograron observar que al este de su posición había una serie de pierdas gigantes con agujeros donde alguien podría quedarse, después de ellas quedaba una roca aún más grande que se miraba desde lejos.
Podrían decir que ya encontraron el centro del reino, pero no están seguros, por la mañana lo descubrirán. Los 4 se fueron a una cueva que habían visto hace poco, una vez adentro, intentaron dormir.
Por fin estaban avanzando, una luz de esperanza llegó a ellos, puede que este lugar sea su oportunidad de tener una revancha con Esgath.

El Rey León 3: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora