Capítulo 3

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No le dirás a mis padres ¿Cierto?...
—No puedo hacer esto...
—Por favor, no tendré otra oportunidad...
—Bien...puedes irte, pero debes regresar antes del amanecer...
—Entendido...
En la Roca del Rey.
Todos estaban apenas despertando.
Simba se abrió los ojos y lo primero que vio fue a su hermosa esposa, con quien él deseaba vivir hasta el día de su muerte.
Simba soltó una pequeña risa al ver a Nala durmiendo de esa manera, adoraba verla dormir, era tan adorable.
Durante las últimas semanas todo ha estado muy tranquilo, no ha habido ningún problema en las praderas desde que los forasteros unieron a los de las praderas.
Él se levantó muy delicadamente ya que Nala tenía su cuello encima de su cuerpo.
Simba con su pata tomo a Nala de una mejilla y bajó suavemente su cabeza al suelo.
Te amo—susurró Simba
La respiración de Nala era muy suave, su pecho se elevaba y se contraía.
Simba salió de la cueva y estiró todo su cuerpo.
Padre, quisiera que me vieras siendo el rey que siempre quisiste que fuera—dijo Simba observando el cielo
De repente una ventisca movió su melena.
Nunca he dejado de observarte—susurró Mufasa
Simba soltó un suspiro.
Pero aún así desearía verte junto a mí—dijo Simba
El sol salió completamente desde el horizonte.
Bueno, por lo menos me observas—mencionó Simba

Unas horas después.

Nala abrió los ojos, no había nadie en la cueva, como siempre, su hija, por extraño que parezca estaba junto a ella. Kiara estaba apoyada en el cuerpo de Nala.
Te amo hija—susurró Nala
—Yo también te amo mamá—susurró Kiara con los ojos cerrados
Nala se sorprendió, no sabía si era que estaba despierta o estaba soñando, sin embargo, le alegró oír eso.
Nala sonrió y abrazó a Kiara, muy fuerte. Ella pensó en lo que Sarabi le dijo, de hecho, logró tranquilizar a Nala, esa noche tuvo sueños horribles sobre Kiara, eso le dió mucho paz en su interior.
La leona de color crema salió caminando de la cueva, no hacía mucho que Simba se había levantado, ahora debería estar patrullando las praderas, como lo hace todas las mañanas después del amanecer.
Nala casi nunca lo ve irse, la razón es que siempre se levanta muy tarde, a medio día.
Sin embargo, esta mañana se despertó muy temprano.
Nala salió caminando de la cueva, el sol de la mañana evitó que sintiera frío.
Bueno, hoy tengo que ir con Rafiki, necesito resolver mi problema, talvez el me ayude—pensaba Nala
La leona regresó a la cueva, debería dormir un poco.
Ella se fue con Kiara, ella seguía dormida, Kovu estaba a un lado.
Nala se echó al lado de Kiara y pegó su cabeza a su cuerpo, de esa forma de durmió.
Mamá, hey mamá—escuchó Nala
Ella abrió los ojos, era Kiara quien le hablaba.
Hola Kiara—dijo Nala con los ojos casi cerrados
—Las dos nos llevamos casi todo el día durmiendo—dijo Kiara sonriendo
— ¿Qué hora del día es?—Preguntó la leona mayor
—Es de tarde—dijo Kiara
—Bueno, será mejor que nos levantamos—dijo Nala
—Eso mismo creo yo—dijo Kiara
Las dos leonas se levantaron y se fueron hacia afuera de la cueva. Todas las leonas saludaron a la reina y a la princesa.
Nala se sonrió ante el saludo de las leonas y les devolvió el saludo, Kiara hizo lo mismo.
—Creo que ya es hora, debo ir con Rafiki—pensaba Nala
—Kiara, si miras a tu padre, por favor dile que me fuí con Rafiki—dijo Nala
—Bien—respondió si hija
Nala asintió con una sonrisa y abrazó a Kiara.
Cuídate mucho mientras no estoy por favor—dijo Nala con los ojos cerrados
—Lo haré mamá—dijo Kiara
—Bien, volveré en la noche—dijo Nala
—Está bien, adiós—dijo Kiara
Nala se despidió de Kiara y empezó su camino hacia el árbol de Rafiki, ella necesitaba preguntarle algo que la ha estado manteniendo preocupada durante años.
Aunque no lo pareciera, el árbol de Rafiki estaba lejos, de hecho, el viaje hizo que Nala llegara en la noche, justo la hora que dijo que iba a regresar.
Cuando llegó al árbol, ella miró hacia arriba.
¿Tendré que gritar? Espero que no esté dormido—dijo Nala
— ¡Rafiki!—Gritó Nala
Rafiki no estaba dormido, pero estaba meditando, el grito parecía ser de preocupación, el mismo hizo a Rafiki salir rápido del árbol.
Nala vio que el mandril ya estaba bajando.
Reina Nala, es bueno verte, ¿Qué sucede?—Preguntó Rafiki
Aquella pregunta parecía muy preocupada, Nala sentía haber hecho preocupar a Rafiki.
No es nada, solo... quiero hablar contigo—dijo Nala
Sus ojos azules decían que estaba desesperada, Rafiki no dudó en decirle que entrara al árbol.
Vamos, entra—dijo Rafiki
Nala asintió con la mirada y entró caminando, era un lugar muy desordenado, habían frutas abiertas en todos lados, sin embargo, no le dió más vueltas al asunto y se centró en su problema.
Rafiki se sentó con las piernas cruzadas.
Ahora, dígame reina Nala, ¿Que puedo hacer por usted?—Preguntó Rafiki sonriendo
—Vaya, pues, tengo mucho que decir, ¿Seguro que tienes tiempo?—Preguntó la leona de ojos azules
—Hay más tiempo que vida Nala—dijo Rafiki
—Bien—dijo Nala

En la Roca del Rey.
Kiara estaba afuera de la cueva observando las praderas.
Fue cuando Vitani notó que no estaba adentro, ella salió de la cueva a buscar a Kiara.
¿Kiara?—Preguntó Vitani
Kiara la volteó a ver.
— ¿Ya vienes? Tu padre está preocupado—dijo Vitani
—Dile que voy en un momento—dijo Kiara
— ¿Te encuentras bien?—Preguntó Vitani
—Mi madre aún no ha regresado—dijo Kiara sin voltear a ver.
—Estoy segura de que regresará pronto, ahora debe estar con Rafiki—dijo Vitani
—Está bien, supongo que tienes razón—dijo Kiara
Zazu llegó volando hasta donde estaban las dos leonas.
Señoritas, les pido que vayan a dormir en este momento, es una noche helada—dijo el ave azul
Kiara soltó una pequeña risa.
Está bien Zazu—dijo Kiara—Vamos—dijo ella a Vitani
Las dos leonas entraron a la cueva.
La noche era larga, es lo que pensaba Kiara, desde hace unas semanas ha estado pensando en pasar una noche a solas con Kovu, sin embargo, cuando se lo dijo a su padre, él se negó de inmediato.
Kiara tenía una idea, pero la misma implicaba que su padre no se entera de lo iba a hacer.
Ella se aseguró de que todos estuvieran durmiendo cuando fuera la hora de irse.
Ya estaba segura, era hora de irse.
Sin embargo, una pequeña ave evitó que de fueran.
— ¿A dónde crees que vas jovencita?—Preguntó Zazu
—Zazu, por favor necesito que no le digas nada a mis padres—dijo Kiara suplicando
—No, definitivamente no—dijo Zazu
—Mira, tendré una noche con Kovu en un lugar cerca de aquí no será muy lejos—dijo Kiara.
Zazu soltó un suspiro.
No le dirás a mis padres ¿Cierto?—Preguntó Kiara
—No puedo hacer esto—dijo Zazu
—Por favor, no tendré otra oportunidad—dijo Kiara
—Bien, puedes irte, pero debes regresar antes del amanecer—dijo Zazu
—Entendido—dijo Kiara
Kiara y Kovu se fueron corriendo de la Roca del Rey.
Zazu se quedó observando como de iban.

En el Árbol de Rafiki.
— Necesito saber si en el pasado hubo leones que tuvieron la habilidad de precenciar el futuro—dijo Nala
—Claro Nala, muchos la tuvieron—dijo Rafiki
— ¿Todo lo que veían se cumplía?—Preguntó Nala algo preocupada
—La mayoría sí se cumplía—dijo Rafiki
Sus ojos decían toda la preocupación que tenía en su alma.
¿Se ha cumplido algo de lo que tú has visto?—Preguntó Rafiki
—Bueno, de hecho, han sido muchas cosas que... ¡Espera! ¿Cómo sabes que yo he visto el futuro?—Preguntó la leona
—Porque tus ojos dicen todo de tí—dijo Rafiki
—Está bien, hace poco ví dentro de mis sueños que uno de mis familiares le pasaba algo malo—dijo Nala
— ¿Y en el pasado se ha cumplido algo que has soñado?—Preguntó el mandril
—Sí, de hecho, han sido dos veces—respondió Nala
— ¿Podrías decirme cuáles fueron?—Preguntó Rafiki
Ella asintió, puede que Rafiki la pueda ayudar.
La primera...fue cuando, yo presencié que mi madre iba a fallecer—dijo Nala con los ojos llorosos
—Ooh...lamento eso, bueno, ¿Cuál fue la segunda?—Preguntó Rafiki
—Ví dentro de mis sueños que mi amiga Tama me iba a atacar—dijo Nala
Rafiki estaba pensando.
Dices que las dos se cumplieron, ¿Que fue lo que viste hace poco con exactitud?—Preguntó Rafiki
—Bueno... observé un día bonito, pero luego ví a Simba preguntarme porque no he protegido a Kiara y luego... —su voz se escuchaba quebrada—y luego observé a Kiara la cual estaba muerta—dijo Nala llorando
—Eso es lo que te preocupa, que muera tu hija—dijo Rafiki
Nala limpió las lágrimas de sus ojos.
Pero debes saber, que los leones del pasado, en muchas ocasiones lograron evitar que lo que soñaron pasara—dijo Rafiki
Nala levantó rápidamente la mirada.
— ¿En serio?—Preguntó Nala algo emocionada
—Es cierto, incluso para algunos nunca pasó lo que soñaron—dijo Rafiki
—Gracias Rafiki—dijo Nala abrazando a Rafiki
—Es un placer ayudarte—dijo Rafiki
—Me has ayudado mucho, me has devuelto la esperanza—dijo Nala
Nala se separó de Rafiki y se despidió, era tarde, tenía que volver a casa.
Ella comenzó su camino hacia la Roca del Rey.
Las palabras de Rafiki le devolvieron la esperanza de que lo que cree que le pasará a Kiara no pase, solo tiene que confiar en ella, y mantener vigilada a Kiara. Solo lo suficiente, Kiara no le gusta estar vigilada.

El Rey León 3: La Historia de NalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora