2 🥀 ¿Yes or no?

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-Ryuzaki, ¿qué tiene que ver una espía que "se dedica a sacar información" con mi hijo? - Preguntó Soichiro, algo molesto.

-Bueno, había pensado que podríamos contratarla para que "hable" con Light - contestó L.

Soichiro inspiró profundamente y contó hasta diez.

-Ryuzaki, ¿¡me estás diciendo que quieres contratar a una espía para que se ligue a mi hijo y le saque información!? - Exclamó el jefe de policía muy alterado. El resto de policías le miraron sorprendidos porque se alterase de ese modo, pero lo entendieron.

-Así es - contestó L en un tono monótono, típico de él.

-Vale, lo he decidido, no me gusta la idea- dijo, con el ceño fruncido, refiriéndose a su comentario anterior.

-Discúlpame jefe - intervino Matsuda, dirigiéndose a su superior. - Creo que es una buena idea. Si Light no es Kira, no tendrá nada que sacarle, y así demostraremos su inocencia.

Matsuda estaba imaginándose mentalmente a la hermana de L. Pensó que sería un cerebrito, desaliñada, un poco rara...

-Sí, Matsuda tiene razón - dijo Aizawa pensativo. Estaba convencido de que Light era Kira, y le parecía una buena idea para demostrarlo.

Al dar su opinión, todos empezaron a discutir. Cada uno opinaba algo diferente y todos sus argumentos eran válidos. 

Siguieron discutiendo hasta que decidieron votarlo, no se pondrían de acuerdo si no era así. El resultado fue: tres a favor, L, Matsuda y Aizawa, y solo Soichiro en contra. 

Atenas, Grecia

Rylin iba caminando por la calle, fijándose en todo lo que la rodeaba: los niños que cruzaban los pasos de cebra dándole la mano al adulto que les acompaña, la gente que sacaba a sus perros, los coches que cruzaban la carretera, cómo el tráfico se detenía cuando había un semáforo en rojo... Se fijó en todo y, lo que más le llamó la atención fue el hombre que la seguía desde hacía unos metros. Al notarlo, se paró en seco y se giró para mirarle.

Era un hombre alto, musculoso, lleno de tatuajes y con el pelo casi rapado. En comparación con la chica, le doblaba el peso, le sacaba tres cabezas y ella quedaba como un blanco e inofensivo conejito.

-Te propongo algo: tú me dejas ir y yo me voy - sugirió Rylin, sabiendo que no iba a colar.  - ¿Qué opinas?

El hombre, antes de que ella pudiera hacer nada, la cogió de la cintura, la llevó al callejón que había detrás de una tienda próxima y la tiró al suelto.

-El pen-drive - gruñó él.

-¿Cómo se piden las cosas...? - Bromeó Rylin, como si él fuera un niño pequeño. Ante su contestación, el hombre le pegó una patada en el estómago a la chica. Ella tosió algo de sangre y, segundos más tarde, se incorporó y le miró. - No lo tengo yo.

-No me lo creo - gruñó él. 

-Pues es tu problema - contestó la chica.

El hombre la empujó contra una pared y, antes de que pudiera tocarla para ver si llevaba el pen-drive encima, ella le pegó un puñetazo en la nariz y se la partió.

-Te he dicho que no lo tengo yo - gruñó Rylin. - Y tampoco te voy a decir nada.

-Si tú no lo tienes y no me vas a dar información, no me queda otra que matarte - amenazó el hombre.

-Estoy deseando ver cómo lo intentas - le desafió la chica.

El hombre la empujó de nuevo contra la pared y, antes de que ella hiciera nada, la cogió y la tiró a los contenedores de basura que tenían al lado. Rylin dio gracias porque estuvieran cerrados. Se subió a sus hombros y comenzó a pegarle con los codos en la cabeza. El hombre se movió bruscamente, tirándola al suelo. La cogió por el cuello y la levantó, quedando cara a cara. Rylin no tocaba el suelo con los pies, sino que le faltaban 30 centímetros.

-¿Estás segura de que no quieres hablar conmigo? - Preguntó el hombre.

Rylin se fijo que llevaba una sudadera con capucha. Sonrió internamente y cogió de las tiras que colgaban de la capucha, las cruzó y le ahorcó con ellas, con toda la fuerza que pudo. Segundos más tarde, el hombre cayó al suelo y tiró a Rylin con él. 

La chica suspiró y apoyó la espalda en una pared. Su corazón y su respiración estaban agitados, se llevó dos dedos de la mano izquierda a su muñeca derecha, midió sus pulsaciones y trató de tranquilizarse para controlarlas. 

Cuando ya estaba más calmada, miró al hombre. Trató de medir sus pulsaciones al igual que había hecho con ella misma, pero su corazón ya no latía. 

-Mierda... - suspiró ella. 

Se levantó y se quedó mirándole unos segundos. Bajó la mirada a sus pantalones y frunció el ceño al notar algo en su bolsillo derecho. Se agachó y cogió lo que tenía: el susodicho pen-drive.

-Hijo de puta - gruñó Rylin.

Horas más tarde...

Rylin había tomado el vuelo que su hermano le había indicado. Después de 15 horas de viaje, por fin había llegado al aeropuerto de Tokio. Bajó del avión y se dirigió a la zona del helipuerto, en la azotea. 

Al llegar, había una puerta con un cartel colgado en el que decía "solo personal autorizado". Frunció el ceño y fue a abrirla bajando el pomo, pero estaba bloqueado. Tenía una cerradura y a ella le faltaba la llave para abrirla. Suspiró, se alejó un par de pasos y le pegó una patada con la pierna derecha. La puerta cayó al suelo y ella pasó a la azotea. Allí, había dos empleados del aeropuerto que la miraron algo confusos.

La chica sonrió, se acercó a uno de ellos y le dio un billete que tenía en el bolsillo.

-Disculpe señorita, pero esto no paga los gastos de la puerta - dijo uno de los empleados, mostrando el billete de 5 Euros que le había dado.

-Sea usted original - contestó Rylin.

-Ni siquiera son yenes - respondió el empleado.

El otro empleado negó con la cabeza y se acercó a la chica.

-Disculpe, ¿usted es R.? - Preguntó él.

-No, soy Y - bromeó Rylin.

-L nos ha pedido que la escoltemos en el helicóptero - dijo mirando al aparato, que ya tenía sus aspas dando vueltas.

Rylin sonrió y negó con la cabeza.

-Dígale a L que todavía recuerdo como se manejan - contestó acercándose a él.

-¡Oiga, no puede hacer eso! - Exclamó el otro empleado. - ¡No conoce la ruta ni por dónde debe ir!

Rylin se subió al helicóptero y les miró.

-¡Sayonara! - Sonrió ella.

El helicóptero comenzó a elevarse y la chica se fue.

SKYFALL 🥀 Light YagamiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora