-Regrésame eso- le pidió Sen intentando recuperar sus gafas.Todo lo que Whis tuvo que hacer para ponerlos fuera de su alcance fue levantar el brazo dejando el objetivo muy por encima de ella.
-No las necesita. Luce muy bien sin ellas -le respondío Whis con un tono amable, pues sabía que si ella se enfadada no querría acompañarlo- Se las devolvere si promete no ponérsela.
La muchacha lo miró y discretamente también vio a su alrededor. Algunos transeúntes los estaban viendo y para terminar con eso aceptó, para el agrado del ángel. Whis le devolvío las gafas y ella las guardó.
Echaron a andar por la calle sin rumbo aparente y por largos minutos guardaron silencio. Era un dia de invierno, hacia algo de frío y no había muchas personas en la calle. Sen caminaba un paso más atrás de él y lo miraba con recelo. Era un sujeto por lo bajo extravagante, pero bastante elegante y de aspecto tan impecable que la ponía nerviosa. Su rostro y sus manos (que eran lo único que ese atuendo dejaba ver) ni siquiera tenían marcas de algún clase. Un sujeto así no se iba a fijar en una persona como ella que tenía varios kilos de más, que vestía de forma tan poco femenina y casi como un delincuente. Bueno esto porque siempre se cubría la cabeza y los ojos. Ella no era bonita, sus manos estaban lastimadas por el trabajo de campo, su semblante no era atractivo y su rostro estaba lejos de ser lozano. Seguramente ese sujeto escondía algún propósito desagradable. Lo miró justo en el momento en que él bajaba sus ojos a los suyos para hablarle.
-Usted no habla mucho- comentó ella no respondío y él se sonrió- Si le soy honesto tengo una opinión algo negativa de quienes hablan de más, pero me sucede lo mismo con quienes dicen nada, pues dan la impresión de estar en juicio silencioso y eso no es nada agradable...
Aquel comentario se ganó la atención de la muchacha. Ella odiaba las miradas que escondían esos odiosos juicios y sabía lo incómodo que era,pero nunca pensó que ella podía llegar a hacer sentir a si alguien.
-¿Puedo preguntarte algo?-le dijo Sen después de un rato.
-Adelante...
-¿Por qué vas vestido así? ¿Trabajas en teatro o algo por el estilo?
-Digamos que es mi uniforme de trabajo-le dijo y volvió su paso más lento para ir al ritmo de la muchacha.
-¿Y en que trabajas?-le preguntó Sen con mucha curiosidad.
-¿Recuerdo al señor Bills?
-¿El sujeto que vino contigo la primera vez?-le preguntó Sen.
-Sí...mi trabajo es asistirlo.
-Entonces ¿eres un asistente?
-Se puede que así es-le respondío Whis.
Sen recordo al otro sujeto con un sutil escalofrío. Lo comparó con Whis y se le hizo difícil de creer que ese tal Bills fuera más relevante que él. No volvio a hablar por un tiempo hasta que un gato salto de un callejón a sus pies. La muchacha dió un grito terrible, como si hubiera visto algo espantoso y sin darse cuenta enterró sus uñas en el brazo de Whis al sujetarse de él. El ángel la miró y miró al gato que fue a frotarse contra las piernas de Sen. Era obvio que ese animalito la asustaba o más bien la aterraba. Algunos curiosos se detuvieron a ver la escena y les resultaba divertida, pero para la muchacha no tenía nada de divertido. Whis empujó al gato con el extremo inferior de su cetro para apartarlo de ella y el animal volvió al callejón.
Cuando Sen superó aquel horror y se vio aferrada a Whis se apartó de él de inmediato para echarse a andar a paso rápido. Se sintió avergonzada por exponer el más ridículo de sus temores: los gatos. Se olvidó de Whis y corrió por la calle hasta encontrar una banca donde se sentó a descansar. Eran tantas cosas acondicionadas por personas desagradables, tantas que a veces en serio quería arrojar la toalla...
-¿Se encuentra bien-le preguntó Whis cuando la alcanzó.
-¡No! No estoy bien ¡Déjame en paz!- le dijo y volvió a hundir el rostro entre sus manos.
Lejos de eso el ángel se sentó a su lado con una expresión paciente.
-Todos le temen a algo-le dijo en tono condescendiente y ella lo miró de reojo al apartar sus manos de su faz.
-Dejame sola -le pidió en un tono menos agresivo que la vez anterior.
-Lo haré cuando se haya calmado y si quiere no volveré a molestarla nunca más. Imagino que eso la haría sentirse más tranquila- le dijo Whis, pero ella no respondío- A mi, en cambio, me pondría bastante triste no volverla a ver. Los humanos viven muy poco y lamentaria que ese breve tiempo no lo compartiera conmigo...
-¿De qué estás hablando?-le preguntó la muchacha más que como duda, como un reclamo.
-Yo no soy humano, Sen- respindio él con un rostro bastante serio, frío incluso- Soy el ángel del dios de la destrucción...
Sen lo miró con fastidio.
-Sí como no y yo soy la princesa exiliada de un planeta lejano-le dijo la muchacha.
-Podria ser posible-rio Whis.
-¡No te burles de mí quieres!- le dijo poniéndose de pie para alejarse, mas él la tomó por la muñeca y la detuvo
-No me estoy burlando ni pretendo ponerla en ridículo. Usted es quien me ofende al poner en duda mis palabras, pero supongo que no todos los humanos son tan abiertos como la señora Bulma- reflexionó y se quedó pensando un momento- Bueno creo que una demostración de mis facultades será suficiente para demostrar la veracidad lo que digo- concluyo.
Whis estaba pendiente de su alrededor y vio a un ave estrellarse contra la ventana de una cafetería. Sen también lo vio, pues el impacto fue estrepitoso y el pajarito quedó inconsciente en el suelo. De alguna manera Whis lo llevó a su mano ante la mirada atónita de Sen y así mismo lo curó para dejarlo ir después.
-Espero que eso sea suficiente...
Sen lo miró con un matiz entre la curiosidad y el recelo. No hizo comentarios.
-No estoy diciendo mentiras. También es cierto que usted me resulta una persona realmente adorable, cuya compañía quiero disfrutar tanto como pueda...-le dijo tan honesto como amigable.
La sonrisa, la mirada y todo de ese sujeto la cohibia. Se quedó un instante allí parada hundiendo la cabeza entre los hombros.

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Ella no es digna de tí
FanfictionQue no era hermosa, ni elegante, ni siquiera una guerrera poderosa. Le decían que era una mujer insignificante, que era muy poca cosa, mas él sabía que tal y como ella era estaba perfecta para él.