Daishinkan le habló a Zen oh sama de las reglas entre ángeles y dioses. Una de ellas prohibía las relaciones de cualquier tipo entre estos dos,mas no se decia nada respecto a que los ángeles no se relacionaran con los mortales y el motivo para este vacío era que jamás se les pasó por la cabeza algo semejante. Los ángeles son la élite de las especies,criaturas que están por encima de todas las que existen;seres inalcanzables en todos los aspectos ¿como podía un individuo de semejante naturaleza poner sus ojos en una vulgar mortal? Sencillamente ridículo. Pero siempre hay uno que rompe las reglas.-¿por qué de pronto pides reformar las reglas,Daishinkan?- le presentó uno de los Zen oh sama-¿sucede algo que no nos has dicho?
-bueno a decir verdad...
Con cuidado Daishinkan fue escogiendo las palabras para explicar lo de Whis con esa humana.
-mmmm eso puede ser complicado si-comento uno.
-si,complicado. Mejor y lo pensamos un poco-le dijo el otro.
-mmmm...Si pensemoslo un poco-le dijo el primero.
No había más que decir o hacer por ahora y el gran sacerdote de retiro a su habitación de descanso. Daishinkan pensaba que si Whis comenzaba a tomarse libertades como sostener una relación amorosa con una humana,pronto los otros ángeles harían cosas similares y eso podría empezar a inclinar las balanzas,lo que traería el caos o la destrucción de los universos y no le importaban los universos, sino como él y sus hijos podían terminar afectados. Además esa mujer seria motivo de dolor para Whis en muchas formas...Muchas formas. El amor es algo demasiado poderoso, arrebatador y por el se sufre hasta la muerte incluso. Demasiados serían los años que Whis viviría dolorido por lo que esa mujer podia hacerle. Era la mortalidad de esta,el menor de los problemas.
Sen invitó a desayunar a Whis, pero ella término dormida sobre la mesa y lejos de ofenderse por eso,al ángel se le hizo tierno. Además ella le advirtió que estaba cansada. Término por cargarla hasta a su habitación y ella ni se entero. La dejo en la cama para luego sentarse a su costado y contemplarla. A ratos parecía murmurar algo en otra soltaba palabras sin sentido,pero de un momento a otro su ceño de quebró y comenzó a llorar mientras agitaba las manos dando la impresión de que empujaba algo sobre ella,luego hacia lo mismo hacia los costados y al ver que su angustia aumentaba,Whis la despertó y la primera palabra que escapo de su boca fue:
-¡gatos!..
Pero no había ningún gato,solo Whis viéndola con curiosidad. La pobre muchacha se sonrojo hasta las orejas y luego se sentó en la cama en una postura similar a cuando abrazas tus piernas, pero ella no llegó a eso. Sólo hundio el rostro en sus manos y ahí se quedó.
-¿por qué no me cuentas el porqué le temes a los gatos?-le propuso Whis.
-no quiero...
-bueno te recuerdo que en unos días deberas venir conmigo al planeta del señor Bills y bueno el aspecto de mi señor y su hermano...
Sen lo miro con una expresión casi de cachorrito y luego suspiró.
-fue por algo que pasó en la escuela. Se metían mucho conmigo y bueno en una ocasión, a una de estas chicas se le ocurrió meterme en una caja de madera lanzarme comida para gatos y encerrarme con cuatro de estos animales. Eran gatos callejeros y pues tenían hambre...me mordian y me arañaban mientras yo trataba de abrir esa caja,pero era inútil esas chicas y sus amigas se sentaron sobre la tapa y pues pase horas ahí...dijeron que lo habían visto en una película...y bueno cuando me sacaron de ahí...
Sen llevaba un pantalón de Pijama muy holgado y se lo levantó para enseñarle a Whis sus piernas. Eran muy débiles, pero las huellas del incidente aun eran visibles,las marcas de los arañazos y mordidas de los gatos,aún estaban ahí.
-desde entonces no tolero a esos animales y antes me gustaba. Hasta tenía uno llamado "Rufián"-le dijo después de un rato.
Whis se sonrió algo triste y luego volvió su vista a las piernas descubiertas de la muchacha y a esa piel blanca imperfecta,pero que lo invitaba a tocarla. Lentamente,como si estuviera atravesando una barrera invisible llevo sus dedos hasta la pierna derecha de la muchacha y deslizó sus dedos sobre esas marcas suavemente provocando en Sen un cosquilleo. Una piel suave al tacto,pero muy diferente a la suya. Habia huellas de vida en ella. Lentamente acercó su rostro hasta esa pierna que sujeto con ambas manos dejando caer su cetro sobre la alfombra, para levantar un poco aquella extremidad que guardaba una historia cruel de desprecio e insensibilidad,pero que eso mismo causaba sensaciónes muy opuestas a esas en él.
Aquella maniobra obligó a Sen a apoyar las manos en la cama para no perder el balance. No estaba segura de cómo tomar aquello,pero en los ojos de Whis no vio nada lascivo,al principio, tenía la expresión de la contemplación más que nada, mas cuando esos labios azules tocaron su piel en un beso suave, los ojos de ese ángel cambiaron y ella sintió un escalofrío bajar por sus espaldas. Sintió miedo,pero no el miedo que provoca verse amenazado sino uno distinto,uno que arrastraba con la vergüenza y la inseguridad,mas la inocencia intacta que precervaba su ser.
La piel de Sen tenía un aroma muy tenue y sobretodo de un dulzor que no caía en lo empalagoso y que a Whis le agitaba una y mil cosas olvidadas,como también exaltaban sentidos que nunca usaba más sensaciónes siempre dormidas o ignoradas. Alzó sus ojos a los de ella y de encontraron con dos expresiónes muy distintas...el largo brazo del ángel se extendió hacia ella para envolver esa mejilla con su mano e intentar volver a la calma a esa muchacha. Se movió un poco para quedar sentado junto a Sen de tal forma que pudiera abrazarla,para llevarla hacia su pecho y contenerla.
-lo siento...-le dijo ella.
-no te disculpes...todo está bien-le dijo Whis mientras le peinaba el cabello-todo esta bien...no pasa nada...
-si,pero...
-puedo esperar,pero te diré un secreto-le dijo y le susurró algo al oído que sorprendio un poco a la muchacha-asi que no te preocupes...Además yo te amo,Sen...
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Ella no es digna de tí
FanficQue no era hermosa, ni elegante, ni siquiera una guerrera poderosa. Le decían que era una mujer insignificante, que era muy poca cosa, mas él sabía que tal y como ella era estaba perfecta para él.