Cuarenta y nueve

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Seis meses después de mudarse a la nueva casa,Sen recibió al primer niño de guarda;el pequeño Kenta. Fue una revolución a las rutinas que Whis sostenía con Sen y desde el primer instante una aventura a ratos desesperante, pero el ángel se acomodo a ella rápidamente. Un año vivió Kenta con Sen y este invidivuo tan peculiar que llegaba cualquier día y se iba sin avisar.

Kenta fue el primero,pero vinieron muchos,muchos más después de él. Aveces eran niños y aveces eran bebés. En ocasiones tuvieron a más de uno. Todo siempre estaba en movimiento en aquella casa que no sabía de silencio y donde los juegos estaban a la orden del día. Whis conoció allí el cansancio,las ganas de estar sólo,el deseo de que otros,a demás de su mujer, estuvieran bien y otras tantas cosas.Al terminar el día,en ocasiones, sólo quería,refugiarse en los brazos de Sen y descansar así no durmiera. Pero nunca se arrepintió de escoger esa vida tan peculiar para alguien de su estirpe. Cada situación tediosa, cada tropiezo se veía recompensado con una nueva historia que se adheria a su vida y en sólo cincuenta años humanos,Whis vivió más que en todos los eones que traía a cuestas.

Años tras año vio a Sen cambiar; no envejecer... cambiar. Cada año adquiría algo que lo hacía sentir su amor por ella renovado. Cuando sus cabellos se pusieron blancos y su piel se fue llenando de los surcos de los años,se le hizo una mujer más solemne, pero jamás menos bella,sin embargo,ella por un tiempo; después de dejar de ser familia de guarda,se volvió con él un poco distante. No tomaba su mano al caminar por la calle y no le gustaba fuera amoroso con ella en público. Era comprensible, Sen se volvió una anciana y él era un joven;no cambió nada en todos esos años. Pero Whis desafío a su padre por ella y no, no dejo que Sen le prohibiera demostrarle ese amor infinito que tenía por su persona y mucho menos el que ella le negara el enorme amor que sentía por él. ¡Que los mirarán! ¡que rieran! A Whis le daba igual. Él nunca tuvo que impresionar a alguien y para el caso Sen tampoco. Caminaban por las calles entonces y se sentaban en los parques sin vergüenza o temor.

Pero el tiempo hace lo suyo y la vejez trae consigo aquello que Whis jamás iba a experimentar como ella lo haría. Sen enfermo por esas cosas de la naturaleza, nada especial según ella decía. Por entonces,el dios llevaba dormido unos tres años y eso le permitió a Whis estar con Sen. No la curó porque habían acordado que dejarían a la naturaleza actuar, pero si aliviaba sus dolores. Recostada en esa cama,la mujer estaba en paz y Whis...Whis tenía la tristeza en los ojos. Lo sabia,lo sentía;pero...

-todo estará bien-le dijo Sen poniendo su mano sobre la de él-sera sólo un instante en la oscuridad...

-lo sé-le respondío Whis-créame que lo sé... Pero...

-te a va a doler-lo interrumpió Sen-mucho me temo que te dolerá más que a mi ese paso en la oscuridad...Pero vas a estar bien...

Whis la miraba con la tristeza dulcificada. Se inclinó sobre ella y le mordió una mejilla lo que hizo reír a Sen.

-tan dulce como la primera vez-le dijo el ángel-no... ahora es aún más dulce,tanto que me empalagas mi ángel...

-que cosas dices,el ángel eres tú,Whis...-le dijo Sen haciéndole una caricia en la mejilla.

-tú eres mi ángel...el ángel de un ángel...a tu lado siempre he sentido que nada malo podía pasarme,que nada podía lastimarme-le dijo Whis mientras le peinaba los cabellos con su mano.

-yo me siento igual...

-me hiciste soñar despierto.

-cumpliste todos mis sueños-le respondío Sen-hasta lo de tener hijos.

-treinta y dos para ser exactos-señalo con una sonrisa divertida que ella respondió-al fin... entendí a mi padre,gracias a ellos y a ti por embarcarme en esta gran aventura...

Ella no es digna de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora