cuarenta y uno.

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-Entonces ¿quieres casarte conmigo?-le pregunto Whis después de aquella explicación.

La muchacha se levantó para quedar arrodillada sobre la cama  y él se sentó en el borde de esta.Se miraron un momento y luego, sujetando la mano del ángel le dió dulcemente:

-si,si quiero...

Un beso fue la cándida respuesta del ángel a su amada. Un beso que empezó suave y fue tomando bríos,pero ella los corto de forma traviesa,algo que ofendió un poco a Whis,mas entendio el motivo.

-fue un dia muy largo ¿verdad?-le dijo Whis haciéndole una caricia en el rostro.

-sí...muy,muy largo en realidad-le dijo ella mientras el ángel le apuntaba con su cetro y así la dejaba vistiendo un pijama-esta muy bonito,gracias...

-de nada,querida... ahora iré a preparar algo de comer. No has probado bocado en todo el dia,eso no está bien-le dijo.

Pero la muchacha le echo las manos al cuello y le susurró que preferiría dormir. Se quedó recostado junto a ella esa noche. Verla dormir en paz lo hacia sentirse tranquilo. Le daba una calma ajena esas jornadas de soledad al servicio de su señor. Pero en esa oportunidad no podía no pensar en las consecuencias de su jugada maestra. Aún no le decía a Sen que Zen oh sama había pedido su presencia y parte de su plan era precisamente que ella no estuviera en conocimiento de esto. Volvía su mirada a la muchacha y le daban ganas de dormir también. Talvez así apartaria el peor de los escenarios de aquella tetra suya, pero es que confiaba en que aquello funcionaria.

La acariciaba con ternura mientras dormía y pensaba en que los humanos pasan un tercio de sus vidas dormidos. El tiempo y sus efectos sobre ellos,el tiempo y su paso por él. Había muchas cosas con las que debía lidiar si quería estar con Sen y estaba dispuesto a enfrentarlas todas,mas cuando consideraba algunas no podía evitar sentir una sutil aflicción. Si él se sentía así,ella que pasaría por eso debía sentirse aun más afectada y él...Él tendría que estar ahí para sostener su mano. Si,mucho reflexiono Whis esa noche,mas no lo hizo respecto a su petición de hacerla su esposa. Algo que era completamente impensado para un ángel,pero este acto estaba muy bien meditado en todos sus aspectos por Whis y cumplía un propósito.

Por la mañana,durante el desayuno hablaron de aquello. Whis quería que fuera lo más formal posible,pero estaba en desconocimiento de un pequeño detalle.

-¿pedir su mano?--repitió Whis mientras sofreia las verduras que pondría sobre el arroz.

-si...es la tradición. Debes pedir mi mano a mi familia, especialmente a mi padre-le dijo ella con una sonrisa traviesa.

-pero está boda será...

-si mi familia no lo conciente será como contraer nupcias en la clandestinidad-le señaló Sen.

Whis pareció meditarlo.

-¿es que mi padre te asusta?-le pregunto la muchacha sonriendose.

-no... sólo me causa una sensación extraña. Como...

-¿ganas de irte volando muy lejos? Eso es miedo-rio la muchacha mientras el ángel ponía las verduras sobre el tazón con arroz.

La cara de Whis sumado a que por estarle señalando que no sentía miedo de su padre término por hervir más de lo necesario el agua para el té, hicieron a Sen reír divertida. La muchacha era de buen ánimo y nunca se enojaba,pero no reía con mucha frecuencia,menos de la forma en la que lo hizo esa mañana porque desde luego lo de pedir su mano no fue más que una broma. Para lo que Whis tenía considerado no hacia falta, más no le reprochó su jocosa jugada. Era la primera vez que ella le hacía una broma y le parecía mas adorable cuando se reía. En lugar de reclamarle el susto que le provocó (porque si se asustó) la terminó abrazándo e intentando morder una mejilla, cosa que ella frustró poniéndole un camarón salteado en la boca.

-muerde eso mejor -le dijo Sen.

-esta bueno-le dijo Whis una vez lo masco y lo trago-pero prefiero morderte a tí...

Rodeada por los brazos de Whis sus posibilidades de escapar eran pocas,pero se las arregló para darle de comer en esa incómoda postura hasta que pasó lo inevitable.

-¡me dolió!

-¡ay lo siento!-le respondío Whis haciendose el inocente mientras ella le reclamaba.

Los días venideros fueron buenos para ambos. El restaurante de Sen ganó clientela rápido gracias a exelente publicidad de Haru y la buena comida de la muchacha. En esas dos semanas que siguieron a la fiesta el dios de la destrucción visitó el lugar esperando le dirán de comer,pero claro que esa no era una casa y debía pagar. Cuando dejo un montón de oro sobre la mesa Sen se preguntó si no le interesaba la riqueza o no conocía su valor. Con lo que le dejó la primera vez era suficiente para cien festines y ella no volvió a cobrarle. Hasta se atrevío a hablarle directamente,aun cuando le seguía pareciendo un gato con cara de pocos amigos. Whis la visito cuatro veces en ese par de semanas y en la última oportunidad le dijo debía estar lista al día siguiente.

El viaje duro unas cuatro horas y la muchacha lo hizo abordo del cubo. Como la primera vez no apartó la vista del universo a su alrededor. Era algo mágico que tal como Whis suponía,Sen no se cansaba de ver. Llegaron a un planeta pequeño con tres lunas. Allí habían unas ruinas en medio de un lago color rosa muy pálido. En el centro sobrevivia una estructura semejante a un campanario.

-este es lugar-le dijo Whis -aqui es donde tú y yo nos casaremos, pero hay que esperar un poco-le señaló viendo al cielo como buscando algo.

-¿esperar? ¿qué?-le pregunto tímidamente.

-ya verás...

Ella no es digna de tíDonde viven las historias. Descúbrelo ahora