cap 1

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En algún lugar recóndito de América habita una familia compuesta por 3 varones sumamente elegantes; su imponente porte, sus plateadas cabelleras y aquellas lagunas doradas hacían temblar a cualquier persona por diferentes razones; los hombres se sentían pequeños ante la presencia de aquellos extraños tipos, las chicas apretaban las piernas tratando de suprimir el hecho experimentar un orgasmo con solo recibir una mirada de aquellos guapísimos hombres.

A q se debía todo esto? Aparentemente eran hombres comunes y corrientes, si, eran muy elegantes, imponentes, misteriosos, pero q los hacia tan especiales? Por q los hombres se sentían tan inferiores a ellos? Por q las chicas enloquecían ante la presencia de aquellos albinos?

-q repugnante!- bramó el hijo mayor poniéndose de pie.
-no seas maleducado sesshomaru, terminemos de cenar y nos vamos- respondió el padre con los ojos cerrados.
-no quiero estar aquí- dió media vuelta y fue detenido por su padre quien lo había tomado de la mano. -sueltame padre- exigió achicando los ojos muy serio.
-dije q terminemos de cenar y nos vamos- sentenció seriamente mirando a los ojos a su hijo.
-no vayan a pelear aquí, estamos rodeados de gente- adujo el hijo menor metiendose a la boca un trozo de carne. Sesshomaru echó un vistazo a su alrededor y volvió a sentarse de mala gana.
-Inuyasha, termina de tragar eso de una vez- suspiró profundo y entonces se percató de una presencia diferente... Una hermosa joven de cabello azabache y ojos azules entraba al pequeño bar-restaurante acompañada de dos chicas igualmente hermosas.
-Sango, kikyo ahí está nuestra mesa- dijo la azabache señalando el lugar, caminaron hasta su mesa y tomaron asiento.
-kagome, q te apetece?- inquirió la castaña mirando la carta.
-por ahora una margarita, tú q opinas kikyo?- no percibió respuesta. -kikyo?- alzó su vista y vió a su amiga sonrojada mirando al chico de cabellos plateados q comía como si no hubiese un mañana. -kikyo!- llamó en un tono medio a su amiga para llamar su atención.
-disculpa, me decías?- las tres sonrieron y empezaron una charla sinfín.
Sesshomaru había notado la atracción de la chica llamada kikyo hacia su hermano Inuyasha, más no dijo nada pues eso era algo de todos los días; las mujeres se sentían atraídas a cualquiera de ellos donde fuera q ellos iban, lo extraño había sido q la chica llamada kagome únicamente había cruzado miradas con él y no percibió ningún interés en alguno de ellos tres.
Lo q no podía negarse era q Kagome era muy hermosa y le había hecho sentir una atracción muy fuerte al punto de dejar de lado toda incomodidad y centrar su atención en ella.
-nos vamos- la voz de su padre le hizo salir de sus pensamientos pero el interés q aquella chica había despertado en él le hizo negarse.
-no- tanto Inuyasha como Touga abrieron los ojos como plato al escucharlo.
-no? Pero si tú eras quien quería irse- exclamó su hermano algo descolocado.
-un whisky?- sugirió el mayor con una sonrisa ladina sospechando el por q del cambio en su hijo mayor. Pidió una botella y empezaron a conversar sobre temas triviales a los q sesshomaru no prestaba atención ya q su atención estaba puesta en la conversación de la azabache, solo quería un nombre.
-pero ya habíamos acordado con Rin en ir el domingo a ver la monta de toros!- reclamó la azabache.
-si pero es q Miroku va abrir el partido!- adujo la castaña.
-pues q aburrido, yo prefiero ir a ver la monta de toros q ir a ver el béisbol- respondió kikyo haciendo un puchero.
-bueno pues... Vayamos a ver la apertura del partido y luego vamos a los toros si?- sugirió la azabache en tono suplicante.
Sesshomaru se puso de pie al oír esto pues la monta de toros era una de las cosas q él más amaba y a pesar de llevar tres meses viviendo en las afueras de aquel pequeño pueblo no sabía nada sobre dichos eventos. Caminó hasta la mesa de las chicas y saludó.
-buenas noches señoritas, no pude evitar escuchar su conversación sobre un evento taurino y me gustaría saber dónde se llevará a cabo- un silencio total gobernó en aquella mesa pues el trío de chicas tenían su mirada puesta en aquel apuesto chico de ojos dorados, kikyo y Sango daban gracias a Dios por estar sentadas, de lo contrario se habrían desmayado ante tan imponente presencia.
-pues... Es este domingo en la hacienda Onigumo... Vendrán varios montadores de la capital y de otras ciudades- respondió un tanto nerviosa la joven azabache ya q la penetrante mirada del albino estaba sobre ella.
-muchas gracias- dió media vuelta y volvió a la mesa con su padre y hermano donde continuaron tomando aquella botella q habían pedido. Quizá no había conseguido el nombre de la comarca donde la azabache vivía pero había conseguido el nombre del lugar donde seguramente podría verla una vez más, claro está q él en su condición podía averiguarlo de haber querido, más deseaba hacer esto como la gente normal.
Al salir de aquel lugar subieron a sus caballos y retornaron a su hacienda. Miércoles, jueves, viernes, sábado y finalmente se llegó el día esperado, muy temprano ensilló su caballo, colocó sus espuelas y se dirigió a la mentada hacienda Onigumo, debía inscribirse en el evento, durante toda la semana investigó sobre las fieras y según las malas lenguas eran las mejores de la región.
-Taisho dice?- preguntó el encargado mientras llenaba la hoja de inscripción sin ser capaz de verle a los ojos.
-asi es- confirmó el albino.
-firme aquí- sus manos temblorosas acercaron la hoja al contrario y éste tomó el bolígrafo para firmar no sin antes leer el papel. -se q ustedes son nuevos en este pueblo y quizá usted no sepa pero nuestros toros son los mejores de la región, es por eso q el premio a quien logre montarlos es elevado- una sonrisa ladina se firmó en los labios del ojidorado.
-elevado...- repitió con frío desdén, firmó el papel y salió de la oficina dejando al pobre tipo temblando en su lugar. Naturalmente no lo hacía por el dinero, lo hacía por ganar y humillar al resto de montadores al demostrarles q él podía montar al toro q nadie más había podido, para ésto traía un pequeño amuleto, nada peligroso ni fantástico como el q traían muchos de los montadores: columna de coyotes, cuero afamil y otros más q causaban q varios días despues de la monta aquellos toros se reventaran por dentro y murieran... Su amuleto consistía en una pequeña bolsa q contenía polvo de cuernos de toros reventados, el toro q él montaba no moría, no se reventaba y era por eso q muchos lo odiaban; por q pensaban q Sesshomaru montaba legalmente pero como nunca falta un incrédulo hijo de la chingada... Había alguien q lo traía entre ceja y ceja y esperaba el momento indicado para probar q el gran Sesshomaru montaba con amuleto.
Por medio de los altavoces narraban y llamaban a los montadores q uno a uno eran derribados por aquellas colosales bestias, la gente gritaba eufórica el nombre de su participante favorito, muchos cerraban los ojos con horror al ver al montador salir por los aires o verlos inertes en el suelo siendo embestidos por el toro.
El ojidorado observaba desde su sitio toda la acción y nuevamente percibió aquella presencia... Era ella, era kagome junto a sus dos amigas y una chica quien suponía era la tal Rin.
-ahora tenemos el gusto de presentarles al ya reconocido montador taurino Bankotsu Yöhei, este joven viene de nuestra amada ciudad capital y con 83 kilos, 1,71 de estatura y con récord nacional de...- miró al moreno de ojos azules salir muy sonriente y dirigirse a la manga, el ojidorado frunció el entrecejo y apretó los dientes con fuerza pues le conocía perfectamente bien.
-vamos Bankotsu!!!- el grito de las chicas en las gradas llamó su atención, ellas conocían al sujeto o quizá era por la fama q este poseía.
-hmph- soltó sin quitarle la vista de encima al moreno quien se preparaba para salir.
-se abren las puertas señores, vean esa bestia!!! El toro tornado de la hacienda Onigumo invicto en todas las corridas, da vueltas y vueltas y vueltas y más vueltas señores, el joven Yöhei se aferra magistralmente a la bestia q ahora trata de derribarlo, vean como corcovea una y otra vez pero Yöhei aguanta, aguanta aferrado al tornado quien vuelve a dar vueltas, eso es un montador profesional señores, éste hombre parece pegado a tornado, tres, dos, uno y si señor, ahí tenemos al primer ganador de la tarde, ahí tenemos a Bankotsu Yöhei dominando a tornado q ya empezó a cansarse, eso es maestría, eso son pantalones, excelente presentación del participante Yöhei, una bulla!!!- las ovaciones no se hicieron esperar, la gente gritaba y aplaudía viendo al moreno caminar triunfante por el rodeo saludando al público, caminó hasta un lugar en específico y lanzó un beso a la joven azabache q permanecía con las mejillas coloradas pero repitió el gesto del moreno lanzándole un beso a éste.
Sesshomaru al ver esto apretó los puños, claro, como no pensó en eso? Como una chica tan linda como kagome no iba tener novio? Cómo pudo pensar en q estaría soltera y sin compromiso? Era una falacia! Pero por q justo con Yöhei? Su furia incrementó al cruzar miradas con el moreno y verlo sonreír orgulloso mientras éste se acercaba a él.
-sesshomaru, no me digas q vas a participar- el ojidorado dió media vuelta sin emitir una respuesta mientras en los altavoces llamaban a uno de los más esperados montadores; el rey del rodeo, Naraku Onigumo.

Máscara de hechicerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora