Capítulo #2

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⋆⋅⋅⋅⊱∘───[ M a g g i e ]───∘⊰⋅⋅⋅⋆

Después de diez minutos corriendo por fin llegamos a la Universidad y nos dirigimos al salón. Yo y Twyla parecíamos corredores de maratón a punto de sufrir un infarto al miocardio mientras que Alessa no había sentido la carrera. Cuando llegamos, todos en el salón estaban preocupados mientras algunos cuchicheaban algo. Las chicas y yo nos miramos confundidas. No había que ser adivino para saber que algo había pasado aquí.

—¿Que estará pasando?— Cuestioné sentándome en mi lugar.

—No lo sé.— Twyla se sentó a mi lado.

—Chicas ¿Por qué no está Sam aquí?— Preguntó Ale.

El profesor entró y todos dejaron de cuchichear y hablar y se sentaron en sus lugares. Todos respetaban al profesor de matemáticas a pesar de que fuera un poco demasiado odioso, él tenía en sus manos el poder para dejarnos aquí reprobando para siempre, no podíamos faltarle el respeto así como así.

—Chicos tranquilos sus compañera está bien, ya la llevé a la enfermería y no es nada serio.

—¿Estará hablando de Sam?— Susurró Twyla para que sólo la escucháramos yo y Ale.

—Yo creo que sí, es la única que falta en el salón.

Luego de casi una hora completa la campana sonó indicando que la peor tortura había terminado. Todos odiaban el primer turno de los lunes, matemáticas era la peor asignatura para la gran mayoría. 

—Chicos hagan su tarea y ustedes tres no quiero que lleguen tarde mañana ¿entendieron?— Dijo señalándonos a mí y a las chicas. Asentimos a lo que dijo. Recogió todas sus cosas y las metió a su portafolio, pero antes de que saliera, Samantha entró. Abrí los ojos asombrada, Twyla tenía razón, el cabello le quedaba increíble, había que reconocerlo. —¿Ya te sientes mejor, Spencer?

—Si gracias por llevarme a la enfermería.

—No tienes nada que agradecer, dile a tus amigas te pasen los apuntes y realiza todos los deberes.

—Por supuesto, profesor.— El profesor salió y Samantha llegó hasta nosotras sobándose la cabeza.

—¿Qué rayos te pasó?— Preguntamos al unísono al verla de cerca. No era nada grave, pero su frente estaba con dos banditas, señal de que había sangrado. No sabía porqué pero su cabello me llamó mucho la atención. Amaba su tono violeta. 

—Me desmayé y me deben unas ¡Aish!— Se quejó tocándose las banditas en su frente.

—¿Cómo que te desmayaste?— Cuestionó Alessa.

—Dijeron que tenía que ayudarlas ¿no?— Dijo sentándose a lado de Ale.

—Entonces ¿todo esto fue mentira?— Preguntó Twyla en esta ocasión.

—Por supuesto que sí, Twyla. Así de la nada no me iba a desmayar.— Habló alzando los hombros.

—¿No pudiste inventar otra cosa? Parece que sangraste.— Le dije señalando el lugar de sus banditas.

—Fue lo único que se me ocurrió y agradece que me llevé este golpe— Dijo señalando las banditas. —, porque gracias a ese golpe me creyeron. Pero bueno, el golpe no es tan importante, fueron sólo unas gotas de sangre y ya.— La nueva peli-morada le restó importancia sobándose de nuevo superficialmente.

—Bueno por hacer muy buena tu actuación hoy nosotras pagaremos tu comida.— Se ofreció Twyla y yo asentí de acuerdo con lo que dijo.

—¿Nosotras? Me suena a muchas ¿No es demasiada comida para una sola?— Habló en esta ocasión Alessa acariciando su cabello.

⚘ Un Amor Correspondido ༊ ❨1era temporada❩Donde viven las historias. Descúbrelo ahora