Capítulo 2

217 10 0
                                    

—Esta es tu nueva casa —dice mi madre bajando del auto—, por cierto, el chofer es George.

—Oh, un gusto George —Saludo con amabilidad al conductor.

—Sí, sí, él es mi chófer personal de absoluta confianza. Ahora Greta te mostrará la casa, yo tengo que irme ahora —Vuelve a subir al auto—. Nos vemos más tarde.

Me quedo estática en la acera observando como el auto avanza.

Justo como lo recordaba.

Empiezo a caminar hacia la entrada principal mientras cuento los pasos que doy, eso me quita la ansiedad, pronto abre la puerta una mujer con aspecto mayor con algunos cabellos platinados.

—Buen día, Señorita Armstrong —habla la mujer, claro y firme—. Pase, por favor.

Entro a la enorme casa, nunca hubiese imaginado estar en un lugar similar a este, por lo menos no dentro de algunos años; todo se ve tan limpio, fino y delicado.

—Mi nombre es "Greta" —explica sin interrumpir su andar—. Soy la ama de llaves y mayordoma de la casa.

Acelero un poco mi velocidad al caminar para seguirle el paso, aunque no es esbelta la mujer tiene una gran resistencia.

—Por acá tenemos la cocina —me señala el lugar antes de entrar—. Y aquí... —Sé que esta hablando, puedo oír cada palabra, pero realmente no estoy escuchando nada.

Apenas han pasado casi 24 horas y ya extraño mi hogar como nunca, siento que estoy dormida, como si todo esto solo fuese un sueño del que puedo despertar en cualquier momento; así saldría de mi habitación para ir directo a la cocina, prepararme un buen café mientras veo por la ventana mi linda vista, ver al Señor Relish saludando desde su casa, y la Señora Brown horneando algo, eran como mis abuelos; quisiera poder trepar el árbol de mi infancia y esperar a papá, desearía volver a mi rutina habitual, la nueva rutina que empezaba a tener.

—¿Alguna duda? —pregunta Greta de la nada, solo niego con la cabeza—. Bien, esta es su habitación.

—Fantástico —digo viendo la habitación—. Aunque, dejé toda mi ropa en mi casa...

—En el armario hay ropa nueva.

—Oh, bien.

Intento número 2 de regresar a casa, sin resultado.

—Por cierto —me muestra dos celulares, uno color rosa y el otro con color morado—. El rosa es para usar en público de gente reconocida, exclusivo para uso de redes sociales que todos los noticieros vean, el morado lo puede usar de forma personal, añada a quien quiera, pero no a quien sea.

En cuanto Greta se va me recuesto en la cama de mi nueva habitación, miro el techo pensando en lo que hubiese pasado si las cosas hubieran pasado de una manera diferente.

Ojalá pudiera contarle todo esto a Nick, ya éramos buenos amigos, o hablar con Somer, aunque en mi infancia jamás le conté sobre mi madre, y después de su partida tampoco le confesé nada, ni siquiera por teléfono.

—Mi teléfono —digo recordando.

Rápido lo busco, pero es absurdo ya que no hay nada en mis bolsillos, suspiro decepcionada de mi misma; estoy en un lugar extraño y no tengo nada, absolutamente nada.

—Estoy perdida —digo poniendo una almohada en mi cara.

—Wow, Lily sacó lo egocéntrica y tú lo suicida —dice una voz femenina—, si que son sus hijas.

—¡Yo no tengo nada de ella! —digo aún bajo la almohada— aguanta un minuto, ¿Quien esta hablando?

—Tu asistente personal.

—¿Qué? —Pregunto confundida.

—No es cierto, pero siempre quise decir eso, suena muy... sofisticado.

—Si tu dices... —digo quitando la almohada de mi cara.

—Nelly Ross —dice extendiendo su mano—. Hija de la chef de la casa.

—Genial —sonrió un poco mientras ella sigue con la mano extendida, abro los ojos antes de estrechar su mano—. Lo siento, soy Keila Armstrong, las presentaciones no son lo mío...

—Ya lo note —dice riendo—. ¿Y bien? ¿Alguna duda de la casa?

—Pensé que Greta era la que daba los recorridos y respondía preguntas.

—Si... pero, dudo que hayas puesto atención ¿O si?

—Realmente no.

—Eso supuse, porque Greta es tan seria.

—Eso sin duda —empiezo a reír bajo, entonces algo viene a mi mente—. Por cierto, ¿Sabes sobre Liliane Kirchner?

—¿Lily? Oh, claro, por suerte está en Florida. Volverá hasta el inicio de clases.

—¿Podrías contarme más de ella y sobre mi madre?

—¡Claro!

Paso horas hablando de lo que les gusta, lo que detestan, como son y como jamás son, se nota que las conoce demasiado, al parecer Nelly también vive en esta casa, y tanto mi hermana como mi madre son muy... especiales y finas.

Nelly me dio el consejo de no lidiar tanto con Lily, además de darle la razón en toda a mi madre, y por algunas otras cosas más de las que hablo me doy cuenta que no tendre una buena convivencia con mi madre, y mucho menos con Lily...

—Bueno, disculpa que me vaya, pero como sabrás se acercan las fiestas y debo irme, pero volveré el siguiente año, literal, así que nos vemos antes de entrar a la escuela...

—¡Perfecto! —digo mientras se va— ¡Fue un gusto conocerte!

De nuevo sola...

No se que sentir, mi padre está en coma, mis amigos en Inglaterra y ni siquiera puedo llamarlos ya que no tengo teléfono, también extraño un poco mi propia ropa.

Aunque lo que esta en mi armario en estos momentos es lindo, no me quejo, pero nada es igual, parece mejor y se siente de lo peor. Vuelvo a cero, en donde no tengo amigos, no conozco a nadie, nadie me conoce a mí.

—Como desearía estar de nuevo en mi hogar —digo cerrando mis ojos.

A mi mente llegan los recuerdos, los momentos, los lugares, las palabras... "Tal vez tengas razón, pero, no olvides que en algún momento tendrás que enfrentarla."

¿Es el momento? ¿O solo un camino?

Finalmente un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora