Capítulo 17

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Habían pasado algunas semanas, en las que ya me había acostumbrado a mi linda agenda que me dio mi madre, aunque Ryan seguía siendo igual de serio, y las clases de moda igual de aburridas o vagas, tan siquiera tener estas clases me ayuda a saber que es lo que NO me gusta.

Un clásico en películas son los "Casilleros" de las escuelas estadounidenses, realmente es una de las pocas cosas que me divierte de este lugar, siempre me pregunté como sería tener uno, aunque ahora tengo 2.

Todos los que participen en algún tipo de actividad representando a la escuela tiene un casillero extra, la de los deportistas están dentro de los vestidores, por lo que hombres y mujeres están separados.

Hoy el equipo de fútbol americano está teniendo su práctica, por lo que todas las chicas están esperando a que acabe el entrenamiento para coquetear e intentar salir con alguno de ellos, siento que es algo patético.

Todo lo que hago es patético, poner una estúpida sonrisa para no dejar que nada se salga de control, que todo quede en su orden, y que salga justo como todos esperan, un lindo show teatral.

Al acabar los entrenamientos voy a los vestidores para cambiarme, pero al entrar Hanna se acercó levemente a mi y me habló en voz casi susurrante.

—No debes dejar nada a la vista. —sigue su camino mientras ríe.

Con desconcierto voy a mi casillero, al verlo me doy cuenta que esta abierto y sin mi ropa adentro, busco por todos lados pero no hay nada.

—Deberías checar en el casillero 84. —me dice una chica morena.

—¿Por que lo dices? —indago.

—Hanna sabe la clave de varios casilleros, una vez escondió el celular de una chica en el casillero de otra.

—¿Será que este aquí?

—Escuche decir sobre el casillero 84, tal vez este ahí —dice mientras sale.

—¡Gracias!

—Ve rápido, ese debe ser un casillero de hombres.

Abro abruptamente los ojos en cuanto dice esa última frase, ¿Ir a los casilleros de hombres? Hace mucho rato que se fueron, pero eso quiere decir que tal vez pronto cierren el lugar.

Si llego así mi madre me matará, además que perdería mi ropa y mi madre pensaría que soy una irresponsable estúpida.

Al salir de mi shock de 10 segundos me apresuró para ir a buscar mi ropa, voy con sigilo entrando cuando me encuentro con alguien.

—¡Ah! —grite al ver a un chico sin camisa, él se sorprende al verme.

—¿¡Que haces aquí!? —dice con enojo.

—Ep... yo... —me cubro los ojos con mis manos— Lo siento... ¿Haz visto a una porrista por aquí?

—Si —dice al instante.

—¿En serio? —digo quitando mis mano de los ojos— ¿Cuándo?

—Ahora, viéndome.

—Ah, si, perdón —digo apenada bajando la mirada—. Es que escondieron mi uniforme.

—Pues que lastima por ti. —dice poniéndose una camisa negra, luego levanta su mochila tentado con irse.

—¡No te vayas! —grito desesperada haciendo que se detenga— ¿Sabes cual es el casillero 84?

—¿El 84? —pregunta confundido.

—Si, ¿Sabes de quien es?

—Ese chico no hace favores a desconocidos —confiesa—. Mala suerte.

—¿Eres amigo de él?

Finalmente un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora