Capítulo 3

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Recuerdo bien el sentimiento y emociones que fue mi primer día de secundaria en la escuela, pero ahora es diferente.

Si, ya pasó navidad, y año nuevo, no la pase tan mal, estuve todo el día en mi habitación tomando café mientras leía un libro que encontré en la biblioteca que tiene la casa, si no fuera porque papá está en el hospital diría que no tiene nada de raro estar en una casa vacía, aunque jamás la pase tan sola en esas fechas.

La mayoría de mi ropa es rosa, por lo que era muy probable que usaría un atuendo de ese color, aunque prefiero la blusa manga larga cuello de tortuga  púrpura y unos jeans azules, junto con un abrigo negro.

—¿Y ahora que? —pregunto nerviosa.

—A esperar el autobus —dice Nelly empezando a caminar—, vendrá en cualquier momento.

—Oye, ¿Podrías explicarme un poco más sobre la escuela? Realmente no entiendo mucho, lo único que he visto son películas y las escuelas de aquí no se parecen a la que yo iba.

—Bueno, se parece mucho a lo que ves en las películas, así que no te preocupes.

Por supuesto que no me voy a preocupar ¡Preocupada ya estoy!

En cuanto veo que se acerca un autobus amarillo me convierto en una salamandra muerta, si no tuviera un abrigo seria normal mi palidez, pero no es así, siento que mis venas se congelan.

Subo al autobus después de Nelly, pero antes de que yo agarre asiento alguien saluda a Nelly, por lo que por obvias razones ella se sienta a su lado.

Tranquila, Keila, tranquila, solo agarra algún asiento que no parezca ocupado.

Intento caminar tranquila mientras busco con la mirada algún asiento, pero al parecer se lo dejé al destino, el autobús avanza obligándome a sentar a lado de un chico muy serio.

Parecía una caída segura al suelo, pero de la nada me senté por lo que el chico me miró extrañado, ante tal acción solo sonrió nerviosa, a lo que él desvía la mirada.

Pero que amargado, espero no todos sean así en este lugar...

Era el primer día por lo que todo era nuevo para mí, estaba un poco fastidiada con el chico hasta que veo el libro que tiene en la mano.

¡¿Ese es "El sonido de las estrellas" mi favorito?! No lo puedo creer, de ley voy a hacerme amiga de él.

Antes de intentar hacer amistad con él tenía que calmar mi emoción, ese libro sería una estrategia para hablar de algo en común, hasta podría ayudarme a mi adaptación a esta nueva vida.

—¿Qué haces en mi asiento? —de la nada escucho una voz femenina, proveniente de una rubia con rabia y pudor, se nota hasta en su mirada.

Sabía que no iba a durar mi buena suerte.

—Ah, ehm, yo.... —no puedo decir ni una palabra.

—Hanna —habla el amargado que tengo al lado mío—, es nueva.

—Pues ve aprendiendo que ese es mi lugar, nueva —dice la rubia antes de agarrar otro asiento.

—En verdad lo lamento —le digo al chico en voz baja—, no quería enfadar a tu novia, ¿Y cómo supiste que era nueva?

—No es mi novia —habla indiferente sin apartar la mirada de su libro—. Y lo de nueva no lo sabía, lo supuse.

Lo note tan seco que vi mejor la opción de no volver a dirigir palabra alguna, para la próxima tendré que agarrar un asiento diferente.

En cuanto llegamos a la escuela perdí cualquier rastro de Nelly; de todos modos por lo que sé,cada clase son diferentes personas. Empecé con lo inicial, mi casillero.

Esto es más difícil de lo que parece...

El timbre sonó derrepente haciendo que me sobresalte un poco, rápido me voy a mi siguiente búsqueda, mi salón de clases; trato de guardar la calma, pero es peor de lo que pensé.

—Hola... —le digo a un pelirrojo que va entrando— disculpa, ¿Esta es la clase de matemáticas?

—Wow, ¿Eres nueva? —habla coqueto.

No, no soy nueva, seguraamente es por eso te estoy preguntando si esta es la clase.

—Creo que si es la clase. —entro al salón esquivandolo.

No me conviene ser tan sincera siendo la nueva.

Me siento en una de las mesas que esta en medio del salón, pero como siempre lo he dicho, mi suerte es tan graciosa; el pelirrojo coqueto toma el asiento que esta justo frente a mí.

—Tranquila —dice una chica que esta a mi lado—, es así con todas, más contigo que eres nueva.

—Entiendo... —Sonrió falsamente.

Eso información no ayuda en nada.

—Se llama Kendall Bennett, capitán de fútbol americano, el todas mías de la escuela —continúa normal—. Por cierto, soy Alison, amiga del idiota.

—Un gusto —digo sonriendo, me queda viendo esperando mi nombre—, eh, me llamó Keila.

—Lindo nombre. —Muestra una sonrisa amable.

Las clases pasaron, poco a poco iba siguiendo el ritmo, aunque solo en la clase de matemáticas pude socializar, y la persona con quien hablé era Alison.

Todos los compañeros eran tranquilos, por lo que la clase también lo era, a excepción de Teatro, donde de nuevo me encontré con Kendall, me estaba empezando a fastidiar el verlo, ¿No se supone cambian los compañeros en cada clase?

—¿Perdida de nuevo? —escucho su voz ya conocida.

—Kendall —digo viéndolo—. ¿Cierto?

—Exacto —responde con una sonrisa ladeada—. Keila, ¿Cierto?

—¿Cómo sabes mi nombre? —digo un poco asustada y sorprendida.

—Soy todo un sabio, y nunca pierdo de vista ningún detalle, ni a una chica. Y Alison me habló de ti.

—Pero que informativa... —susurro.

—Seguro se hacen muy amigas, a ella le encanta socializar.

—Dudo que seas así de fastidioso siempre, así que... puedes dejar de ser un patán y ser mi amigo.

—Que sincera —dice con una ceja alzada, para después sonreír—, me caes bien.

Wow, que rápida soy para hacer amistades, me debería ganar una medalla.

Finalmente un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora