Capítulo 8

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Hoy fue el primer partido en el que estuve, la verdad no es tan divertido, pero tampoco es como si hubiese esperado más; posiblemente sea porque no estoy acostumbrado a ver este tipo de juegos cuando dicen "Fútbol".

Aun así no importa mucho el partido cuando no tengo a nadie a quien apoyar, antes sabia que debía ver a la camisa con el número "10" "N. Bradley".

Nick jugaba en el equipo de la escuela, realmente era bueno, era el que siempre anotaba si quiera un gol en cada partido, los pases que hacia eran impresionantes, y ni hablar de las jugadas raras que engañaban al equipo contrario.

—¡Ganamos! —Grita Alison en mi cara.

—¿En serio? —Murmuro.

—Por supuesto, somos los mejores —Le dice Hanna a Alison con indiferencia.

Ahora entiendo porque es pareja del chico amargado del bus.

Alison se ofreció a llevarme a casa, dijo que podría llevarme en su auto y dejarme más cerca de casa, aunque para mi mala suerte donde ella vive estaba lejos de casa por lo que es imposible que pueda venir con ella para ir a la escuela.

—¿Te gustó el juego? —Me pregunta Alison alegre.

Con decirte que no entendí nada tal vez te diga todo...

—Si, aunque no soy tan deportiva, así que realmente solo veo los resultados.

—No te preocupes, realmente en lo que nos fijamos más las porristas es en los jugadores y no en el juego, seguro y consigues un novio jugador de americano, no son nada feos.

¿Y que me hable de algo que no tengo ni idea y ni me interesa? No gracias, paso.

—Espero tener suerte —digo riendo nerviosa—. Aunque no tengo mucha.

—Bueno, podría ayudarte si tu quieres.

—No se si mi madre le guste que tenga novio tan pronto.

—Ay, por favor, Liareli Kirchner tuvo un montón de novios desde niña, dudo que le importe que su hija tenga novio a los 16, hasta estas tardando mucho.

Si, por eso no funcionó la relación de ella y mi padre; una relación tóxica y muy relajada, para nada su estilo, por eso buscó aventuras.

—Tienes razón, pero puedo conseguir novio sola.

No conseguí una mascota que me acompañara en mi infancia, mucho menos podré conseguir un novio que me soporte en la adolescencia.

—Bueno, aunque si encuentro un chico lindo para ti no dudaré en juntarlos.

—Je, je, claro... —Miro por la ventana para notar que estoy cerca del hospital de papá— Eh, puedes dejarme por aquí, quede de verme con alguien.

—Oh, me hubieses dicho eso desde el principio, ¡Pero que rápida eres!

¿Que mierda es lo que piensas? Ni que fuera una desesperada...

Antes de irse me mira una cara pícara, aunque en realidad yo solo quería pasar un rato tranquila como de costumbre, e ir a donde esta mi padre, aunque esta vez no estaría en una oficina ni mucho menos mi padre estaría trabajando.

Camino hasta la habitación de mi padre, tomo un respiro para recordarle a mi mente el presente.

—Hola papá —digo entrando a la habitación—. Antes no tenia problemas por entrar a tu oficina sin avisar, por lo que supongo que da lo mismo si entro a tu habitación de hospital ¿No?

El silencio me desalenta un poco, pero no logra arrebatar mi sonrisa y esperanza, acomodó mi cabello para luego tomar asiento en un sillón.

—Sabes, hoy mi escuela tuvo un partido de fútbol —digo emocionada—, aunque, fue de americano, así que supongo que no te importa —Suspiro—. Pero aun así debo admitir que fue un gran juego, la verdad no lo entiendo, y lo mejor es que ¡Ganamos!

Luego de saltar de la emoción abro mi mochila, saco algunos libros, una libreta y lápices; me acomodo en el sillón mientras sigo hablando.

—Seguro no esperas que te diga esto, pero soy porrista ¡Lo sé! Justo lo que no quería, y no me digas que es perdida de tiempo, eso ya lo sé, ¿Qué quieres que haga si me dejas sola con mi madre? Dudo que entienda razones, ¡Tu siempre lo haz dicho! Es terca y decidida aunque no sea la mejor opción, en verdad jamas se detiene a escuchar, solo... juzga por pensamientos propios ¿Cómo es que te enamoras de alguien así? Digo, si eres agua dulce no se puede juntar agua salada ¡¿Como es que sucede?! Que polos opuestos se atraigan no quiere decir que se junten.

Volteo a verlo, por momentos olvido la situación en la que me encuentro, pero supongo que el silencio siempre me hará efecto, suspiro cansada.

—Supongo que ya debería callarme, no quiero sacar malas calificaciones —digo viendo mi libro—. ¡Por cierto! Eh... bueno, sabes que nunca te oculto nada, solo quería mencionarte que el sábado iré a una fiesta; tranquilo, se cuidarme, y posiblemente haya cambiado un poquito de actitud ¡Pero no para mal! Solo que intento ser un poco distinta, adaptarme al ambiente, tu tranquilo, lo tengo todo bajo control.

Vuelvo a mi libro, pase horas leyendo y escribiendo, estudiar en un silencio tranquilo me hace concentrarme mejor, a la vez los estudios me ayudan a olvidar el mundo en el que me encuentro con todo lo que sucede.

Al terminar el día tome un taxi para que me dejará cerca de casa, luego camine para llegar al lugar donde duermo, tirada en mi cama con la mente en blanco y mi vista en negro.

De pronto el sonido de mi celular interrumpe mi momento de relajación, lo miro notando la pantalla brillar, un mensaje de Kendall esperando respuesta, al parecer se ofrece a llevarme a la fiesta.

—Tan siquiera resolví un problema —digo viendo el mensaje—. ¡Yeii por mí!

Si sigo fingiendo un poco, tal vez logre lo que no obtuve en Inglaterra, al fin de al cabo es un lugar distinto, distintas personas, una vida distinta, y una actitud diferente ante diferentes situaciones.

Las únicas veces que he podido ser quien los demás quieren y hacerlos felices es en el escenario, así que si debo actuar una vez más para que mi madre me vea, lo haré, y esta vez se sentira orgullosa de mi, verá a la hija que jamás imagino que podría ser, hija a la cual nunca abandonaría.

Finalmente un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora