De alguna extraña manera logré hacer una buena amistad con Kendall, poco después empezó a mencionar cosas sobre mi asentó, realmente no sé cómo se dio cuenta de ello, pero tan siquiera empezó a ser menos fastidioso.
Las horas pasaban y pasaban, en una de las clases pude notar la presencia del chico amargado del autobus, pero preferí morir sola a morir en manos de su novia, amiga, o lo que sea que sean.
El timbre suena, al parecer era la hora de comer, aunque en realidad no quiero cometer los mismos errores que mi primer día de secundaria en Inglaterra.
Fui hasta la cafetería, agarré mi comida y luego de eso no supe que más hacer, ni siquiera se donde voy a comer, todos están en su mesa con su grupo de amigos, pero yo soy nueva, no hay nadie que me conozca.
—Te puedes sentar junto a Alison —farfulla alguien a mis espaldas.
En cuanto pasa de largo veo que es Kendall, quien se sienta con un grupo de chicos en medio de la cafetería, al parecer son los jugadores de fútbol americano, y justo en la misma mesa hay algunas chicas.
Algunas parejas de la mesa se están besando, mientras otros platican, aunque mi preocupación más grande es que no se ven muy poco conocidos.
Siempre me han aterrado las miradas, que alguien note mi presencia, ¿Y si me hacen sentir incómoda o débil?
Las únicas veces que he estado con serenidad mientras hay personas observándome con suma concentración para juzgar han sido en obras teatrales, actuar se me da un poco bien.
De todos modos todo es diferente...
—¡Keila! —grita Alison al verme— ven, toma asiento.
Le hago caso a su orden con una sonrisa, intento no parecer tímida y al parecer es un poco creíble, voy viendo los rostros de cada persona, pero trato saliva al ver a la chica a la que le quite el puesto en el bus.
—¿Qué hace ella aquí? —dice con el mismo pudor de antes— Esta mesa es solo para porristas y futbolistas.
—Hanna, ella... —Alison trata de defender mi honor, pero tengo la respuesta perfecta.
—De hecho, soy una nueva integrante.
—¿Qué dices? —Me mira perpleja.
—Soy porrista —Sonrío orgullosa.
Definitivamente jamás pensé o imagine sonreír con orgullo al decir "Soy porrista".
—¿En serio? —Me pregunta Alison en voz baja, a lo cual digo que si en el mismo tono, casi al instante alza la voz con alegría— ¡Exacto!, también es porrista, merece estar en este lugar.
La tal "Hanna" no dice nada, los minutos pasan corriendo, ni siquiera me doy cuenta en que momento terminan las clases, ahora tengo que ir con las porristas.
Por suerte encuentro a Alison, por lo que ella me guía e instruye sobre todo lo que se hace, estoy demasiado nerviosa, jamás había sido porrista.
Al final del día no estuvo tan mal la escuela, pero sigo prefiriendo mi antigua vida, en donde Nick me dejaba en las puertas de las oficinas, mientras yo entraba a esperar a papá y me iba hasta más tarde.
De regreso a casa tuve que volver a tomar el bus, esta vez tomé el asiento más cercano al entrar, la persona que iba a mi lado no tardo mucho en llegar a su casa.
En cuanto llegue a mi nueva casa fui directo a mi habitación, en mi mente se reproducía una y otra vez cada uno de los momentos que estuve en mi nueva escuela, no podía dejar de pensar...
Todo será muy distinto
Justo cuando me estaba quedando dormida entro mi madre a la habitación.
—Keila —al instante abro los ojos—. Esta noche tendremos invitados, necesito que estés... presentable.
—¡Por supuesto! —digo limpiando la saliva que tenía en la mejilla.
Mierda, ya estaba dormida.
Sin más que decir se fue, mis ojos estaban pesados, pero ya no logré conciliar el sueño, desde que llegué aquí no he podido dormir bien.
—Esto acabará pronto... —digo intentando ser positiva— después que papá despierte me iré a casa.
Las probabilidades de que eso sucediera eran muy bajas, pero aún así por primera vez en mi vida intentaba mantener la mente positiva en todo momento, sin duda mi vida era otra.
Unas horas después, cuando de nuevo volvía a quedarme profundamente dormida entro alguien a mi habitación gritando mi nombre.
—¡Keila! —grita Nelly emocionada.
—No puede ser... —digo entre balbuceos.
—¿Qué te pareció la escuela? Lo siento si te deje sola, pero los pájaros vuelan sin ayuda ¿No? Y creo que fue lo mejor ya que eres amiga de los populares ¡En verdad me sorprendes!
—Si, soy fantástica —digo volviendo a quitar la saliva de mis mejillas.
¿Por que babeo tanto?
—¿Quieres que te ayude a arreglarte para esta noche?
¡Por supuesto que si! ¡¡¡Yo no se ni que hacer!!! ¡¿Que me pongo o que hago?!
—Eh, si quieres...
—¡Claro que voy a ayudarte! Seguro que Lily te querrá hacer competencia y no pienso dejarla ganar
—¿Tu sabes quienes estarán en la cena?
—Por supuesto, la Señora Kirchner, Lily, los Broker y tú.
—Espera, ¿Qué? ¿Quiénes?
—La Familia Broker, ¿No los conoces?
¿Te parece que los conozco?
—Oh, claro —digo riendo bajo.
—Eso supuse —dice sacando maquillaje de un cajón—. Ah por cierto, pusieron las cosas que faltaban cuando estabas en la escuela.
—¿Qué cosas?
—Maquillaje, mas ropa, y cosas que faltaban, ni siquiera se porque tardaron tanto, supongo que por las fiestas.
—Si, claro.
¿Maquillaje? ¡Yo no he usado eso jamás en mi vida!
—¿Si sabes maquillarte?
—En realidad no acostumbro a usar maquillaje, la belleza es mejor natural.
—¡Pues seré tu maestra! Observa y aprende, eres hija de Liareli Kirchner y la gente espera que sepas de todo.
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Finalmente un destino
Novela JuvenilKeila tenía una vida feliz a lado de su padre, pero ahora es tiempo de estar con su madre, una mujer famosa y adinerada; su vida tendrá muchos cambios... ¿Su destino?