Se acercaba Halloween, y varios tomaban ese y mil pretextos más para hacer fiestas, aunque esta sería de disfraces, los cuales supongo no serán muy elaborados.
Alison me contaba mil maravillas de la fiesta de disfraces que iba a organizar alguien que evidentemente no conozco, pero el énfasis siempre estaba en el atuendo que llevaría, obvio.
—¡Nada se compara a la fiesta del elenco de tu película, dahh! Esa fiesta fue fantástica ¿Cierto?
—Pues... ¿Si?
—¡Pero cuéntalo con detalles! No apareciste en varias fotos, y no me dices ni una sola palabra ¿Donde andabas? O mejor dicho... ¿Con quien?
—¿Cómo sabes de esa fiesta?
—¡Todo el mundo sabe de esa fiesta! Y además, no puedes negar que fuiste ya que hay evidencia, apareces en varias revistas, tu atuendo era fabuloso, ya quiero ver tu nuevo atuendo.
Si, había ido a la fiesta, mi disfraz era de vampira moderna, y no salí en ninguna foto por varias razones, una de ellas era que nadie de mis compañeros me quería, gracias a los estúpidos romances falsos que la gente inventa, y frases que yo jamás he dicho.
Si sigo así todo el mundo me odiara sin razón...
—¡Amor! ¡¿Donde estabas?! —grita Alison sacándome de mis pensamientos tan de repente— Te estuve buscando todo el día.
—Lo siento, Ali. Estaba arreglando unos asuntos.
La presencia de Braxton realmente me perturba, en las últimas horas no dejaba de mirarme de manera poco apropiada, y en ocasiones lo veía coquetear con algunas chicas.
¿Que tan ciega se debe ser para no darse cuenta que este tipo es un imbécil?
—Te había extrañado tanto cariño mío, eres lo más lindo que me ha pasado en la vida —hablaba Alison con voz de estúpida, aún más de lo normal.
No tenías que darme respuestas tan evidentes, universo.
Estaba a punto de irme cuando llego Kendall, me abrazo de manera atosigante y me devolvió a mi lugar; no tuve más opción que quedarme sentada allí, escuchando platicas absurdas.
—¿Y tú? —escuché de pronto— ¿De qué iras disfrazada?
—No lo sé —respondí sin importancia.
—Solo espero no copies los disfraces de los demás —comenta Hanna.
En ese momento sonó la campana, era hora de volver a clases, yo estaba feliz por ello, no me tocaba clase con nadie del equipo.
Camine hasta mi salón y me senté en el primer asiento que vi libre, junto a mí estaba el castaño de ojos verdes leyendo un libro de portada blanca, dibujos de árboles y letras azul marino, se veía interesante.
¿Como hubiera sido todo si le hubiera hablado el primer día que lo vi?
Me hundí tanto en mis pensamientos que no me di cuenta cuando se lleno la clase, de pronto el profesor ya estaba explicando el tema de hoy, así que tuve que volver a concentrarme.
Los días pasaron rápidos, ya era viernes, y no me preocupaba que mañana fuese la fiesta, de hecho ni siquiera había pensado en que disfraz me iba a poner, tampoco tenía que pensarlo tanto, mi madre ya me había dicho que escogiese cualquiera de su nueva colección juvenil y lo usara.
Hoy es la última clase de esgrima, tanto esgrima como Karate habían sido las seleccionadas por mi madre para tener más tiempo, no tenía razones para evitarlo, y habían motivos para no tener que acercarme más a Ryan.
Ni siquiera se lo que siento por él...
—Si sigues viéndolo así todo mundo se dará cuenta. —habla Andrew interrumpiendo mis pensamientos.
—¿Disculpa?
—Cambiaste de compañero, y hasta vas a dejar las clases de esgrima ¿No es algo obvio?
—No entiendo de que me hablas.
—¿Sabes porque soy tu compañero? —no espera respuesta para responder a su propia pregunta— Porqué nadie quiere estar contigo.
—¡Oye! —me quejo enfadada.
—No me mal entiendas, ningún chico quiere meterse con la chica de Ryan, y ninguna chica piensa estar junto a la que le robo el corazón a Ryan.
—Ninguna de mis decisiones tiene que ver con Ryan.
—La gente lo hace por cortesía, el no hablar del tema, pero ¡Soy el mejor amigo de ese idiota! Tengo que saber que es lo que sucede, para poder ayudar, a ti y a él.
Hace una pequeña pausa antes de continuar hablando.
—Sería normal si solo tú te hubieses ilusionada ¡¿Pero Ryan Lodge West?! Es un Fuckboy ¿Que le hiciste a mi Ryan?
—¿Ilusionarse? ¿Ryan?
—No finjas que no sabes que esta atraído por ti, o enamorado ¡¿Yo que sé?! Si ni siquiera me quiere contar.
—¿Que te ha dicho de mí?
—Que se han acercado demasiado... más de lo que deberían —me mira con cara pícara—. Definitivamente eso significa algo, y seguro que tú lo sabes.
—¿Porqué me dices todo esto?
—No se dan cuenta, pero, no es un error, es miedo.
No podía negarlo, todo lo relacionado al romance... me daba miedo ¿Igual a Ryan?
—Yo soy una inexperta en el tema, y seguro que él no siente miedo.
—¿Por haber tenido experiencia no se puede tener miedo?
¿No piensas superar tus miedos? Si, tal vez ahora este agobiada y ocupada, pero ¿No es así la vida entera? Seré doctora si es que sigo mis sueños, no puedo estar posponiendo mi felicidad...
—Ninguno de los dos tiene tiempo para esto, así que, esta platica realmente es algo inútil.
No me puedo dejar llevar por la corriente, debo tener el control, de mí, mis acciones, pensamientos y sentimientos.
—Bien, no insistiré más —suspira aceptando la derrota.
Ruedo los ojos, empiezo a empacar mis cosas, justo frente a mí a unos metros de distancia esta Ryan, veo como una chica se le acerca de manera coqueta, pero él ni siquiera se inmuta con su presencia y sus palabras se las lleva el viento.
Tiene su típica mirada de pocos amigos, de pronto levanta la mirada fijándose en mí, su semblante cambia, supongo que el mío también, abre ligeramente los labios, suspira profundo y esquiva a la chica que estaba a su lado como si fuese un árbol.
¿Que fue eso?
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Finalmente un destino
Подростковая литератураKeila tenía una vida feliz a lado de su padre, pero ahora es tiempo de estar con su madre, una mujer famosa y adinerada; su vida tendrá muchos cambios... ¿Su destino?