Capítulo 32

55 3 0
                                    

Ya habían pasado horas, la noche era más que evidente y fría, ahora se me hace una ridícula idea haber venido vestida así, y sin ni un solo abrigo.

—Idiota —digo para mi misma.

—¿Me hablas a mí? —responde una voz masculina detrás de mí.

—Si te queda el saco —hablo dando media vuelta—, quédate con el.

—La chica única y original.

—Tyler, que gusto verte —digo con una falsa sonrisa—, otra vez.

No hace falta mencionar que veo a Tyler mínimo una vez a la semana, ya que nuestros padres tienen negocios juntos, y casualmente en la escuela varios trabajos me han tocado junto a él, no es nada interesante de lo que quiera si quiera acordarme.

—Yo te conozco... —muestra una pequeña sonrisa.

—Si —digo obvia—, nos vemos cada semana, y en...

—¡Inglaterra! —semigrita de repente interrumpiendo mis palabras.

—¿Qué? —digo en automático por mi confusión.

—Era una casa muy linda, lo recuerdo bien, la de al lado tenía un árbol.

No...

—La Señora Kirchner te llamaba "Kelly".

—No se de que me hablas —rápido camino tomando un rumbo contrario.

—¡Te recuerdo! Éramos muy pequeños, pero eres la misma.

—No te conozco, ¿Si? No sabes nada de mí.

—¡Oye, Kelly, espera!

Me detengo en seco, doy media vuelta y lanzó una gran bofetada en su mejilla, la cual no tardo en enrojecer.

—No me vuelvas a llamar así —digo enfadada antes de irme.

Me dirijo a la barra para tomar un vaso de líquido de dudosa procedencia, tomo un sorbo y casi lo tiro al instante, dejo el vaso a un lado y recapacito mi acción.

—No es Champán —escucho una voz masculina al lado mío —, niña mimada.

Sin decir ni una sola palabra volteo a verlo para cerciorar mis sospechas, y efectivamente, es el rubio de ojos aceituna y humor inexistente es el que está a mi lado.

—¿No hay Dom Pérignon 2004 Brut? —vacilo.

—No, solo hay alcohol para adolescentes con hormonas alteradas.

—¿Que haces aquí?

—Te recuerdo que yo si tengo una vida, social, personal y privada.

—¿Y vida amorosa?

—¿Acaso ya estas ebria? —niego con la cabeza—. Entonces no hagas ese tipo de preguntas que cualquiera podría malinterpretar a su conveniencia.

—¿Malinterpretar a su conveniencia?

—Eres demasiado hermosa e inocente para entender.

Muestro una sutil sonrisa, la cual se borra en cuanto veo a Kendall cerca, el más chismoso del universo, en los últimos días he tenido pequeñas discusiones con Axel por su culpa.

—¿Todo bien?

—Si, solo que... —desvío la mirada cada cinco segundos— esta platica está demasiado interesante como para hablar aquí.

—¿Te están siguiendo? —habla serio.

—Digamos que estoy escondiendo mi rostro para que no coincida en el campo visual de otra persona conocida.

Finalmente un destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora