8-

1.1K 26 2
                                        

Cepeda.
Ambos nos separamos poco a poco.

La luz de la ventana aumentó, dejando, si cabía, el momento aún más bonito.

Nuestras manos no se separaron.

Nuestros ojos miraban el brillo del otro.

Nos daba igual que estuviéramos desnudos.

Sólo nos importaba el otro.

Echarnos de menos estuvo de más.

Las palabras sobraban.

Los gestos sobraban.

Aitana se fue acercando para volver a besar mis labios, después de unos minutos con nuestras frentes pegadas y nuestros corazones en un puño.

Sono mi móvil.

¡maldita sea!

Aitana fue a quitar nuestras manos enreladas.

Pero yo no quería.

Quería tener su mano junto a la mía siempre.

La agarre de la mano y fui a la mesilla de noche, donde estaba mi móvil.

El gran nombre de amaia aparecía en primer plano.

Aitana se sentó en la cama, aún con nuestras manos entrelazadas.

-¿amaia?

Pregunte dejando claro quién era a Aitana, que me lo pregunto en susurró.

Aitana abrió los ojos.

-¿pero tu te has vuelto loco? ¿desde cuándo vas a la discoteca priv?

Rodé los ojos.

Eso debía de habérselo preguntado yo el primer día que la vi, siendo una mas de las mujeres desesperadas.

-¿no le habrás puesto los cuernos a Aitana ahí dentro?-abrí los ojos como platos, ¿cómo podía creer eso de mi?-¡no me mientas!
-¿pero tu quien te crees que soy? Aitana no es como las demás, y a Aitana nunca le haría eso Amaia, cuando confíes en mi me llamas.

Colgué furioso y Aitana se levantó.

-¿qué te a dicho?-pregunto nerviosa por mi reacción.
-cree que te he llegado a poner los cuernos ahí, Aitana, te juro que yo nunca te fui infiel, empecé a ir cuando lo dejamos, créeme, por favor.

Aitana con su otra mano libre, acarició dulcemente mi barba.

-te creo, Luis, no te preocupes.

Y ahí volvimos a juntar nuestros labios.

Dulcemente, con delicadeza.

Con cariño y admiración al otro.

Estábamos mostrando nuestro amor poco a poco.

Éramos ella y yo, yo y ella.

Cuando se separó, volví a sentir el mismo vacío que cuando se separó la noche anterior.

-me tengo que ir a mi habitación, Luis, Amaia tiene mi móvil y tengo que buscarla.

Asiento con un puchero en la cara.

-¡anda! Vete de aquí antes de que te vea Ana o Roi y sospechen.

Se cogió una camiseta mía y se la puso.

-luego vuelvo a por mi ropa.

Con nuestras manos entrelazadas, la acompañe hasta la puerta de mi habitación, y antes de salir le robe un beso que me supo a poco.

Pero tampoco podía ir pidiendo de más.

Estábamos ahí, que era lo importante.

Nuestros corazones se entrelezaban cada vez un poquito más, como nuestras manos.

Nuestras ganas de vivirnos, los dos a cada uno.

Crecieron las ganas de verla volar, y volar yo con ella.

De ver sus alas revolotear al igual que mis mariposillas traviesas de mi barriga cada vez que la tengo cerca.

Tenía ganas de verla dormir acurrucada en mi pecho, ver su respiración relajada y honda.

De verla embarazada, desatada de pasión, de verla con nuestros futuros hijos.

Quería verla crecer, pero que cuando se abraza a mi pecho, se sintiera pequeña.

Quería verla feliz, en sus mejores, y por desgracia, peores momentos.

Quería estar ahí para cuando lo necesitará, para cuando necesitará a alguien con quien contestarle todo.

Quería verla llorar de emoción, y tal vez de tristeza.

Verla sonreír y reír.

Quería hacerla cosquillas con mi barba, quería que me hiciera cosquillas con su largo y perfecto pelo.

Quería todo.

Todo con ella, nada sin ella.

Este es un poquito corto! Pero intentaré tener otro para está esta noche. Gracias por todo.
Les leo👀
Espero que les este gustando.
Graciasss!!
Os quiero demasiado!

Sólo Vuelo Contigo - Aiteda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora