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Aitana.
Amaia y yo decidimos ir a una cafetería mientras esperamos al descanso de la comida de Luis, para poder hablar tranquilamente esto, ya que a sido totalmente repentino.

Ella se pidió un café, y yo como con esto del embarazo no puedo tomar cafeína, me pedí un Cola-Cao bien calentito.

Estuvimos allí hasta la 1, aunque bastante antes se había acabado nuestras bebidas.

En cuanto terminamos de, como diría mi madre, a la sin hueso, fuimos a ver ropa pre-mamá por petición de Amaia.

Pues a mi no me apetecía prepararme para verme con una barriga de más de 5 kilogramos, aunque ya debía ir haciéndome la idea de ello.

Faltaba menos de lo que esperaba para eso, y sabía que podía suponer una gran bajada de autoestima.

A nadie le apetece verse como una ballena apunto de explotar, ¿no?

Luis me llamo a eso de la 1 y media o algo así anunciando que estaba apunto de salir, y si quería, me podía acercar y hablar de, por lo que entendí en la visita express, la falsa confesión de Luis a su padre sobre mi embarazo.

Metí prisa a Amaia ya que no me hacía caso, ya que quería seguir viendo ropa que seguramente luego no me pondría, pero es así de cabezona.

Fuimos andando ya que no nos habíamos alejado demasiado del lugar donde se celebraba en evento donde el protagonista era mi novio y padre de la judía que tenía dentro mía, en mi abdomen para ser más exactos.

No tardamos mucho más de 15 minutos en llegar.

En la entrada de atrás, por donde íbamos a entrar, no había prácticamente nadie, solo unos pocos guardias esperando a que no se intentara colar algún intruso.

Nos acercamos y esta vez, ninguna foto ni reportaje fue de ayuda a entrar.

Literalmente me dijeron: "sin vip no se puede entrar".

Al final decidimos que debíamos de dejar de hacer el riduculo y llamamos a Luis.

-¿Aiti?

-Luis, que no nos dejan entrar, ¿sales y les dices que nos conoces y que nos dejen entrar?

-Ahora voy.

No tardo mucho tiempo, cuando salió con su camisa blanca tan irresistible.

-Dejalas entrar, las conozco.
-¿Seguro, Cepeda?
-¡Es mi novia!

El guardia se echa a un lado y nosotras entramos.

Luis deja un rápido beso en mis labios y se adentra al camerino, mientras Amaia y yo le seguíamos.

Su camerino, seguramente 2 veces más grande que mi habitación de Barcelona, donde vive mi madre, ya que ni en la casa de mi padre tengo una triste habitación, aunque dentro de lo que cabe, prefiero no tener nada que ver con ese capullo.

Luis se sentó en una de las sillas y no permitió que pudiera simplemente acercarme a una silla cuando me sentó encima suya y me comió la boca mientras Amaia cogía una silla para sentarse delante nuestra.

-¿quereis dejar de comeros la boca y empezar a hablar? ¡Que me quiero enterar de todo el cotilleo!

Rei pegada a los labios de Luis y gire la cara para poder mirar a Amaia.

-Tu podrías ser menos quejica.-dije burlandome de ella.

Se viene charlita! Ya veremos como salimos de esto.

Sólo Vuelo Contigo - Aiteda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora