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Aitana.
Después de prepararme, salí y Luis estaba esperándome al lado de mi puerta, apoyado con el móvil.

-¿vamos?-me ofreció burlón su brazo, y yo lo enrosque al mio.

Bajamos las escaleras con la risa tonta y abajo estaba amaia en el sofá kilométrico con una revista entre sus manos.

-¿ya habéis terminado con el mamoneo?

Ruedo los ojos poniéndome roja al igual que Luis.

-¿es un poco tarde para comer, no creen?-Dice volviendo a mirar su revista.
-No eres mi madre, amaia, ya te puedes ir.-Dice Cepeda yendo a la puerta.-no hagas el tonto.
-¡tu calla! Que he tenido que oir vuestros gemidos y yo aquí, a cuatro velas.

Dejamos a Amaia quejándose como una abuelilla vidua y salimos de la casa.

Los guardaespaldas habían desaparecido, y había algún que otro coche de prensa cerca, pero no se acercaba nada a los que hubo allí hace un par de horas.

Estábamos de la mano, ya todo está dicho y confirmado, no tenemos porque ocultar algo que nunca quisimos ocultar.

Nos subimos rápido al coche de Luis, el que había traído hace apenas unas horas, y ponemos rumbo a McDonald's o burger king más cercano.

Estaba feliz de por fin estar en el sitio donde quería estar.

La vuelta a Madrid está haciendo que todos mis esquemas se escriban por ellos mismos, cosa que yo intenta no hacer.

El destino a robado mi lápiz y a decidido que era el quien debía poner cada punto en su i.

Ver a Luis conducir es de las cosas más excitantes que una mujer puede ver en este planeta.

Estaba con sus gafas de sol totalmente tintadas, tentandote para quitarselas, para poder ver sus hermosos ojos.

Sus brazos se movían burlones en el volante, nontandose todos los años que lleva conduciendo, y diría que también muchos años con aquel coche.

Me fijé en que en el espejito que hay arriba, tenía colgada una de las pocas fotos que nos hicimos Juntos.

Me fijé en que en el espejito que hay arriba, tenía colgada una de las pocas fotos que nos hicimos Juntos

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Me hizo ilusión, pero me dio un poco de pena.

Esa foto debe de estar allí de hace mucho tiempo, y pensar que era de lo único que tenía de mi me daba mucha...

¿cómo describirlo?

¿ganas de haber vuelto antes?

No se.
Luis se dio cuenta de mi melancolía en ese mismo momento.

Este hombre me conoce demasiado.

-No quise quitarla, era como seguir teniendote cerca, pero de forma diferente.
-te quiero mucho, Luis.

A Luis se le escapa una sonrisa tonta y tímida, produciendo la mía.

-Vamos a dejarnos de curselias, ¿qué vas a querer?
-¿big mac?
-¡un big mac para la señorita Ocaña!-grita en el coche mientras entra en la pequeña cola del Mcauto.

Ambos soltamos una larga y hermosa carcajada que a mi me sonaba a gloria.

-¿con patatas?
-¡y Coca-Cola!

Añado gritando como el antes.

Cualquiera que nos oyera pensarían que estábamos discutiendo, cuando en verdad lo estábamos pasando en grande.

Cuando llega el turno de Luis pide el todo por su ventanilla.

Dos menús big mac con patatas y Coca-Cola, y un Mc-flurry de oreo.

La vocecilla que salía por el otro lado nos pregunto amablemente si queríamos algo más.

Luis decido pedir unos nuggers de pollo por si acaso, aunque habíamos cogido ya lo que una persona normal suele pedirse.

Nos digo el dinero que íbamos a tener que invertir en alimentarnos mal y nos pidió ir a la siguiente ventanilla, a pagar.

A los pocos minutos teníamos el coche de Luis apestando a McDonald's, y de camino a algún sitio donde poder comer tranquilos sin que amaia siguiera quejándose por haberlo echo.

Cuando realmente ella sabía que era lo que íbamos a hacer.

No tenías que ser muy listo.

Al final fuimos a un pequeño lago no muy visitado, donde había unas pequeñas mesas de picnic.

Sacamos todo de las bolsas que nos dieron en el McDonald's.

Luis se sienta delante mío, con su menú delante suyo, y los nuggers entre los dos, se incorpora un poco con sus manos en las mías, ambas apoyadas en la mesa y me da un pico inesperado por mi parte.

Empezamos a hablar hablando de esos últimos meses separados por varias comunidades.

Me contó que la discoteca a la si fui ayer con Amaia se le hizo habitual, era la única manera en la que pensaba en otra cosa que no fuera yo, y poco a poco se volvió una obsesión, yendo cada poco allí.

-ninguna me lleno tanto como lo haces tu, Aitana, te prometo por lo que más puedas querer que nunca te sería infiel, ese sitio ya es pasado, ahora tu eres mi presente, Aitana, quiero que seas mi presente y mi futuro, aunque ya hayas sido pasado.

Me acerqué la mano de Luis que tenía agarrada con mi mano, y le di un dulce y bonito beso en ella.

-no te preocupes Luis, no tienes que jurar nada.

Luis acarició mi mejilla.

-¿sabes que no te merezco, no?

Niego sonriendole y seguimos comiendo como anteriormente hicimos.

Le estuve contando que después de dejarlo, pedí una plaza en una universidad de diseño, no quería estudiar medicina, que era el único pero que me puso mi madre para estar en Madrid, estudiar medicina.

Ramón me volvió a pedir salir, pero yo no estaba enamorada, ni muchísimo menos estaba preparada para tener una relación.

Ramón lo entendió a primeras y estuvimos varios dias sin hablar.

Le conté sus últimos mensajes, y mis contestaciones.

-Que mona eres cuando te enfadas.
-¡no tiene derecho a decidir que hago o dejo de hacer!
-nadie tiene derecho, pequeñina.

Me dio un beso en la cabeza que me supo a gloria.

Que era lo que sentía.

Gloria y paz a su lado.

Lo siento por la inactividad últimamente, pero me esta costando hacer todo, pero intentaré subir más, ir diciendo que os parece y tal. Os quiero! Besotes!

Sólo Vuelo Contigo - Aiteda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora