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Cepeda.
Mis sentimientos estaban a flor de piel.

Aitana me había confesado que nunca olvidó lo nuestro, llegando a tatuarse algo que hablaba de mi.

Ese uno partido en dos hablaba de nosotros, lo que habíamos tenido.

Aitana siguió tocando mi pecho mientras nos besabamos pasionales, manifestando el significado de el tatuaje de Aitana al principio de su perfecta espalda.

Bajo su mano, palpando el pantalón, notando cuanto la necesitaba en ese mismo momento.

Yo acaricie su espalda con el cariño que tenía a cada parte de ella.

Aitana bajo mi pantalón de chándal, con facilidad, dejando a la vista el boxer.

Volvió a tocar mi miembro por encima de la ropa y sonrió en mis labios.

-¿qué te hace gracia?-pregunte burlón.
-esto.-dijo apretando mi miembro encima de la ropa.

Apreté los labios escondiendo un gemido y ella sonrió orgullosa.

Bajo mi boxer, teniendo mi miembro pegado a su parte.

Parte que todavía tenía pantalón y tanga.

Volvió a besarme, muy pasional, como nos habíamos convertido estando juntos, tan juntos...

Su mano empezó a hacer maravillas y ahogaba mis pequeños gemidos en su boca, besandonos como verdaderos animales.

Mis manos no se separaban de su culo, sabiendo que posiblemente luego tuviera la marca se mis manos durante algunos minutos.

Cuando sus labios se separaron de los míos, supe que no terminaba de estar preparado para lo que iba hacer.

Era verdad que ya había jugado con su boca en mi parte más íntima, pero éramos dos desconocidos, y ahora éramos una pareja que acaba de confirmarlo y quieren celebrarlo de la forma más íntima, mostrándose amor incondicional.

Sus ojos miraron directos a los míos.

Leyendome la mente como una adivina con años de experiencia.

-si no quieres, nos saltamos esto, Luis, esto es darte placer, no incomodarte.

Negué restandole importancia, si no era hoy, no era nunca.

Aitana tanteo el territorio lamiendo algo vergonzosa la punta de mi miembro.

Volvió a mirarme directamente a los ojos, confirmando si yo estaba pasándolo bien, o al contrario y yo afirme agitado y rapidez, con una sobreexcitación en el cuerpo que no sabía cuanto iba a aguantar más.

Volvió a tantear metiéndose poco más de la mitad de mi miembro en su boca, yo sentía poco a poco el placer se multiplicaba.

Hizo una de sus maravillosas mamadas, que nunca pensé que podría echar tanto de menos.

Y tampoco pensé en que volvería a sentir.

Ella era placer en estado puro.

Sabía que hacer para que ambos tuviéramos placer y estuviéramos totalmente cómodos.

Parecía que había estudiado algo relacionado o que se dedicaba a sicología sexual.

Era una diosa del Olimpo que entre mis brazos se hacía pequeñita.

Pero era capaz de comerse el mundo en dos mordiscos.

Tenía a la reina en casa, y está vez no la echaría a perder.

Porque rompí dos corazones a lo tonto.

El suyo, y el mio.

Que no soportaba oír de mi hermano, hablando con mi cuñada de que Ela estaba mal por culpa de Jonathan.

No lo soportaba.

Me había destruido miles y miles de veces tan sólo pensado en que ella estuviera echando una sola lágrima sobre su almohada.

O que ella se estuviera limpiando alguna lágrima suelta que resbale por sus mejillas que parecían echas con la mejor porcelana del mercado.

Mis labios bajaron a los suyos.

Pero no especialmente a los que tienen entre mejilla y mejilla.

Me undi en esa parte placentera de Aitana, y ella se decico a suspirar soltando suspiros mezclados con gemidos.

Nunca he sido mucho de mezclas, pero con ella había excepciones.

Sus manos se aferraban a las sábanas, encargándose de que no estuviera bien echa mi cama.

Sus ojos estaban cerrados, disfrutando del placer que me estaba dando mi lengua en su parte inferior.

Se mordia el labio intentando no soltar grandes gemidos.

Y mezclando esos grandes gemidos con sus suspiros leves.

Grande con suave, quien me iba a decir a mi que hoy en día sería mi melodía preferida.

Sus músculos se contarían.

Su espalda se arqueaba a cada movimiento de mi lengua dentro suya.

Sus flujos no tardaron en salir, soltando un gemido más fuerte que el de los demás, sobresaliendo entre los demás, terminando con un suspiro.

Me incline volviendo a sus labios, los normales.

Los bese con ganas y ella sonrió en mis labios.

Estamos feliz.

Le di un dulce pico y puse mi miembro en su entrada.

Aitana se mordia el labio y yo moví mis caderas creando un vaivén entre ella y yo.

Nos veíamos capaces de todo.

Todo juntos.

Sus uñas arañaron mis brazos mientras soltaba gemidos suaves, pero más fuertes, altos y duros que los anteriores.

Nuestros cuerpos se complementaban a la perfección.

No tardamos mucho en llegar al clímax, soltando ambos un gritillo travieso.

Me tumbe a su lado y acaricie su barriga hasta que se durmió.

Quería estar así toda mi vida.

Junto a ella, sintiendo calma de cualquier manera.

Era ella a quien quería a mi lado toda la vida.

No pude subir los dias anteriores, lo siento! Al final las cuentas de instagram no voy a seguir con ellas porque me parece que ni tengo motivación ni tiene apoyo.
Feliz día dd Reyes! Os quiero mucho!
Gracias!!!

Sólo Vuelo Contigo - Aiteda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora