32-

839 31 0
                                    

Aitana.
Después de comer, acompañamos a Luis otra vez a el evento, ya que le quedaba algunas horas más antes de dar por finalizado el evento.

Amaia y yo volvimos a ir a ver ropa pre-mamá antes de que yo volviera a la gran mansión de Luis,y Amaia al piso que no hace demasiado tiempo compartía con Alfred.

Ahora que sabía que Alfred estaba en Madrid estaba ansiosa por verlo y poder anunciarle la gran noticia de mi bolita, aunque realmente sigo sin saber si es gran noticia o desastre sobrenatural.

Amaia solo miraba vestidos enormes por la parte de la barriga, aunque realmente no me gustan, y menos para llevar a diario.

Le dije ya que yo quería ropa normal como la que llevaba en esos momentos, vaqueros, blusas, camisetas, y tal vez alguna falda, pero no quería un armario repleto de vestidos que nunca me llegaría a poner.

Estaba de un mes aproximado, y mi barriga solo estaba un pelín hinchada, pero como cuando suelo tener la regla o como algo que me hinche como un globo.

La situación estaba controlada en esos entonces, pero no sabía cuanto tiempo más podría controlarlo.

De un momento a otro mi barriga empezaría a hincharse y ya empezare a tener la típica barriguita de embarazada que le queda tan bien a todas, pero no se como me quedara a mi ese globo en mi delgado cuerpo.

Amaia, aunque se lo hubiera explicado tantas veces, parecía no entenderlo y seguía viendo esos vestidos que llegan como a los tobillos y favorece aún más, si es posible, la gran barriga.

Yo mientras me dedicaba a ver las redes sociales.

Había gente que estaba ansioso por ver a nuestro bebé, otros que no les parece razonable, pues tienen razón, llevamos tan solo un mes, pero ese renacuajo que poquito a poco crecía dentro de mi era de lo más inesperado, pero íbamos a darle la bienvenida con los brazos muy abiertos y una gran sonrisa en nuestras caras, la de Luis y la mía.

-¿te gusta este?-preguntaba Amaia sacando uno digno del armario de mi abuela o la suya, negué volviendo a mirar al móvil.

Iba a tener a un bebé, no iba a ser abuela.

-No puedes ser tan estricta, es bonito.

La mire incrédula a Amaia, ni ella misma llegaría a ponérselo, y lo esta eligiendo ella.

-Bonito para el armario de mi abuela, no te lo pondrías ni tu Amaia.

Amaia levanta los hombros y mira al vestido.

-También es verdad.

Ambas nos reímos y decidimos que ya es hora de volver cada una a su casa, aunque, como siempre, seguramente Amaia se quedaría a cenar.

Volvimos en el coche de Amaia, igual como habíamos ido.

El camino se hizo menos intenso, ya no tenía que hablar con Luis sobre su supuesta confesión a su padre, Luis también, aunque no tenían nada que ver uno con el otro.

A lo tonto, cuando llegamos eran las ocho de la tarde o cosa así, y, como era de esperar, invite a Amaia a quedarse a cenar.

Entramos en la casa con la llave que hace poco me entrego Cepeda y entramos y no me podía creer lo que mis oídos oían.

Un poco de drama para nuestros cuerpos serranos.
B

esos y Espero que les este siendo amena la cuarentena.

#quedateencasa

Sólo Vuelo Contigo - Aiteda.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora