My Diamond Hates Me | Stevnel [Diamond Steven Au]

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—Spi——se calló al ver cómo ella se levantaba. El resto de gemas habían escuchado atentamente la aparición de una gema corrompida.

—Tenemos que hacer algo —habló con su típica firmeza Garnet. Perla miraba la burbuja con cuidado, analizándola. La espinela se tiró el cabello hacia atrás y se aproximó a la puerta.

—¿A dónde vas? —preguntó Amatista mirando a la rosada. Esta la miró con desdén y se encogió de hombros, para luego salir.

—Se está... Comportando ¿raro? —susurró dudosa Perla. Esta hacía ademanes con las manos, pensativa.

—Sí, lo noté —habló Steven y se paró, dispuesta a ir por ella. Garnet lo tomó del brazo y parpadeó.

—Déjala sola —ordenó. El mitad diamante la miró y luego a la puerta. ¿Era lo correcto? Se volvió a sentar en el sillón con cuidado, angustiado. Pensaba que quizás era mejor darle su espacio, quizás ocurrió un evento traumatizante por parte de Spinel, que ella recordó. Y bien que sí recordó.

...

—Está tardando mucho —acotó esta vez Amatista, metiendo su mano en una bolsa de frituras. Steven, preocupado, miró a la puerta y luego a la puerta del templo, específicamente las dos gemas de Garnet. Se levantó y miró la gema rosada que estaba trazada en dicha puerta. Por lo que comentaba Spinel, su habitación habían juegos para entretenerse y después de su paseo, se había adentrado en dicha puerta. Lamentablemente, ninguna gema podía entrar a dicho cuarto, a excepción de ella.

Mientras, Spinel estaba dentro de su cuarto, donde había vegetación y era una copia exacta del jardín que tantas mentiras le había plagado. Si bien, antes no lo recordaba, lo había hecho así porque le gustaba la vegetación, mientras, que ahora lo recuerda, dicha vegetación comenzaba a crecer de forma desagradable. La espinela estaba sentada en un escalón, varias enredaderas enredaban sus piernas y la consumían con lentitud. Ella se contenía a llorar, no quería que su cuarto la oyera sufrir, no así.

Soltó un suspiro y su pie le empezó a doler. Quizás era que el susodicho era lastimado por alguna enredadera, pero al pecatarse de la presencia de una mancha magenta, la alteró. Se levantó, repentinamente, mandando a volver todas aquellas raíces que la consumían. Miró dichas manchas que se detuvieron al instante. El recordar era malo y eso lo tenía claro.

He visto el mundo en tu mirada
Está ardiendo
Algo extraño pasa

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¿Y les gustó? Espero que sí.

Perdón por tardar, es que ta... No tengo excusas.

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