09

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—¿Y qué si solo quiero desafiarlas? ¡Me encerraron solo por decirles que son unas idiotas y que no deben tratarme como un niño! —suspiró —estoy cansado —se tiró el cabello hacia atrás, en vano, ya que volvió a su lugar. —Por favor, no te me acerques —gruñó y pateó el rostro de la espinela que hizo un puchero, alejándose. —Es una suerte que nos hayan...

—¿... Encerrado juntos? —completó, él asintió. —Eres un diamante, no debes estar conmigo —él se encogió de hombros.

—Solo quiero que ellas se den cuenta de lo que soy capaz —ella cerró sus ojos con cuidado. —¡Oh, espera! ¡¿En serio creíste que lo nuestro...?! —comenzó a soltar unas grandes carcajadas, tirándose hacia atrás. —¡Oh, dios! ¿Quién lo diría? Una espinela con un gran y fuerte diamante —burló. La menor lo miró con melancolía y soltó un suspiro, levantándose.

—No merezco estar aquí —susurró, y se estiró, agarrando los barrotes —¡N-No pedí nacer! —tironeó los barrotes.

—Nadie lo pidió, bombón —rió burlón y miró al suelo —ni yo.

—¡Tienes la vida resuelta! ——

—No, claro que no —la interrumpió. —Tengo que manejar una colonia, tengo que soportar que me subestimen, ¿tú qué? Tú sabes que eres una bufona, te tratan como inútil porque eso eres, solo sirves para entretener —ella lo miró mal.

—Para tu información tengo emociones, fui creada para entretener a un diamante presumido que se comporta como un malcriado, ¡pero mírame! —el diamante la miró con desprecio —¡me fusioné con ese diamante presumido! Y ahora... Estoy encerrada en una torre —chilló.

—Oh, así que solo soy un diamante presumido —ella rió.

—Oh, no, mi diamanteza —se burló, haciendo una reverencia. —También te comportas como un——él la golpeó, causando que ella caiga al suelo. Se agachó a ella y agarró la gema contraria, causando que ella tiemble, pero suelte una risa. —¡Hazlo, y tus sueños se van a ir a la mierda! ¡¿Con quién vas a fusionarte, eh?! ¡¿Con Perla?! ¡Ella nunca lo haría! ¡Ella es demasiado fiel a——se paralizó. Su cuerpo dejó de funcionar al momento que sintió la boca del medio orgánico contra la suya. Ella se asustó y sin entender la sensación se preparó para lo que fuese el dicho mecanismo de batalla. Él se separó y la empujó, tirándola al suelo. Se restregó el brazo contra los labios, quitándose el sabor de la espinela con asco.

—Cállate, no sabes siquiera de qué hablas —ella parpadeó confundida. Podía notar que su diamante estaba estresado e incluso furioso. Él caminaba de un lado al otro.

¿Cómo llegaron ahí? Simple: en medio de una fiesta, Yellow iba a poofear a Spinel porque le resultaba muy irritante y Steven salió en defensa de la menor, gritándole a la diamante contraria y provocando todo un “espectáculo” como lo describió una gema.

En la mayoría de ocasiones, Spinel pensaba que Steven era un patán, pero cuando él quería podía ser dulce y tierno. Era como saborear a un limón pensando que sabrá dulce.

Spinel aún no quería tocar el tema de la fiesta, sabía que su querido amante no iba a dejar su orgullo de lado por ella, y eso en parte: le irritaba. Ella debía de obedecer por el único hecho que él era un diamante, pero él no se daba cuenta, que se rebajaba al nivel de la espinela para poder besarla y fusionarse con ella.

En parte le tenía cariño, él lo admitía, en su gran y oscuro interior, pero debía aparentar lo contrario para afrontar las consecuencias de si la espinela lo odia o pasa alguna pelea descarada.

Como ahora.

—¡¿Qué no sé de qué hablo?! —le gritó la espinela. —¡Hice todo lo que querías y a ti no te importa! ¡¿Cuándo harás algo que yo quiero?! —le gritó nuevamente. —¡Maldita sea, Steven! —él levantó la mano dispuesto a golpearla— ¡¿Puedes dejar de pensar en ti por un segundo?! —se detuvo y la miró impresionado. Ella lo miró asustada y nerviosa y mordió su labio inferior. —Y-Yo... —tartamudeó retrocediendo. Él bajó su mano y tapó parcialmente su rostro.

—Supuse que así debía actuar... —susurró y sonrió. Ella lo miró, parpadeando.

—Steven... ¿Por qué ríes? —cuestionó. Él carcajeó —¿por qué lloras? —preguntó mirando cómo gotas saladas bajaban por su mentón hacia el suelo. —S-Steven —dudó, acercándose con cuidado y lentamente. Agarró el rostro del contrario entre sus manos y ambos cruzaron miradas.

—Lo siento tanto, Spinel, siempre intento actuar como un diamante pero... ¡Todos siguen creyendo que soy mi madre! —rió levemente y siguió llorando. La gema lo miró angustiada y unió sus frentes. —Yo... Realmente he sido un mal niño últimamente, ¿no? —ella asintió levemente.

—Lo has sido —burló. —Steven —él tragó saliva, sintiendo sus lágrimas detenerse —¿qué es lo que hiciste...? —intentaba formular la oración en su cabeza —aquella unión de... Bocas... —él se sonrojó bruscamente pero tampoco se separó de aquella hermosa posición.

—Fue un beso.

—¿Beso? ¿Qué es un beso? —ambos se miraron a los ojos. El corazón del menor latió con fuerza, con miles de dudas en la cabeza.

—Es... Una sensación que haces... Cuando te sientes cómodo con alguien... Cuando eres consciente que darías todo por esa persona —la espinela acarició las mejillas del contrario, él sonrió y agarró las mejillas de ella.

—¿Acaso... Lo darías todo por mí? —él descendió sus ojos a los labios de la de menor rango.

—Yo... ——la puerta fue abierta, causando que él la empuje con algo de violencia. —¡Lo siento! —se disculpó al ver que la espinela cayó al suelo. La tomó de la mano, ayudándola a levantarse.

—Oh, mi diamante —habló la perla crema acercándose al adolescente. —Estaba muy preocupada —miró a la espinela curiosa. —¿Qué hace ella contigo?

—No lo sé —aplanó los labios —Blue la encerró conmigo, aunque discutió con Yellow —rió a lo bajo. Perla lo agarró de las mejillas, verificando que todo estaba bien.

La espinela acarició sus labios con cuidado, pensativa.

—¿Nos podemos ir? —cuestionó el diamante a lo que la perla asintió, soltándolo.

—¡Lo siento, mi diamante! Vámonos a su habitación —comenzó a caminar, tironeando del brazo al chico. La espinela los miró alejándose y siguió acariciando sus labios. Al estar sola susurró:

—Él lo daría todo por mí —sonrió complacida y trotó hacia la habitación del mayor.

Entiendo que subas la cabeza para luchar
Entiendo que la bajes para susurrar
Para danzar bajo la lluvia
Para poder ignorar todos tus desamores bajo luna

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1074 palabras. Dios mío. Me entretuve mucho haciéndolo. Para mí me quedó precioso.

¿A ustedes les gustó? Espero que sí.

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My Diamond Hates Me | Stevnel [Diamond Steven Au]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora