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   Todo-bajo-el-cielo tiene un inicio que se puede considerar como la madre de Todo-bajo-el-cielo. Cuando se encuentra a la madre, mediante ella se puede conocer a los hijos. Cuando se conoce a los hijos, si de nuevo uno se confía a la madre, no se corre ningún peligro hasta el final de la propia vida.
   Tapa las entradas, cierra las puertas y no se agotaran tus fuerzas para el desarrollo (natural) de tu cuerpo. Abre las entradas, favorece las actividades y no tendrás apoyo para el desarrollo (natural) de tu cuerpo.
   Percibir lo que es pequeño quiere decir ser clarividente; apoyarse en lo débil quiere decir ser fuerte.
   Usando la luz de uno, si uno recurre de nuevo a su clarividencia, no expone su cuerpo a las calamidades.
   Esto se llama dedicarse a lo que es constante.

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   La imagen de la "madre" se refiere al estado no diferenciado. "Hijos" son los "diez mil seres" (cosas).
   De la unión mística con la "madre" y de la clausura de las "entradas y puertas", o sea, de los órganos de los sentidos, se consigue un desarrollo natural del cuerpo, no disturbado por influencias desfavorables a la vida. Pero una vida activa consume el ser e impide el desarrollo natural del cuerpo.

TAO TÊ CHINGDonde viven las historias. Descúbrelo ahora