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La mañana, la tarde y ahora la mitad de la noche, finalmente habían concluido. El alfa y el omega se encontraban caminando de regreso a su invadido hogar. Aún llevaban las pijamas puestas, ya que después de su marcha por la mañana, no habían vuelto al hogar pasando todo el día en el pequeño pueblo y cumpliendo favores para la señora Choi.

¡Maldita vieja caprichosa!

Con suerte habían logrado bañarse y comer algunos emparedados de jamón. Pero aquello no lograba omitir lo sucio de sus prendas. La anciana los había mandado a limpiar sus empolvados muebles, arreglar su jardín y a pintar el frente de su casa; todo un caos.

¿Cualquiera puede pintar? Ja!

Los zapatos del omega estaban manchados por una gruesa capa de pintura color salmón. Para su desgracia, él había sido el elegido para aquel trabajo de pintor y decorador, mientras el contrario era enviado a limpiar, arreglar los muebles dañados y el reparo del jardín. Al principio la respuesta del omega había sido completamente negativa, sin embargo, la idea de decoración y pintura no le parecía tan desagradable, por lo que termino accediendo.

Lo había disfrutado tanto que no se percató de la actitud distante del alfa hasta ese momento en el que se encontraban caminando de regreso al hogar.

- ¿Viste las caras arrugadas de todos esos ancianos? - Preguntó el omega con cierto entusiasmo y orgullo mientras caminaban - La casa de Choi ha quedado envidiable gracias a mis diseños y decoraciones. Fue buena idea usar el salmón y el café para dibujar ese tronco que nace desde su puerta y termina en las ventanas del segundo piso ¡Y luego las hojas! Me han quedado tan bonitas con ese verde y amarillo. JungHee quiere que pinte su casa también, pero ella quiere un diseño que pueda caracterizarse con las estrellas. Le dije que me consiguiera pintura azul marino, negro, blanco, purpura, amarillos, rosa y un poco de verde pistache. Tengo pensado pintar una enorme galaxia ¡También le he pedido una de esas deliciosas galletas como pago y el desayuno de una semana! ¿Acaso no soy genial? ¿Quién crearía que sería tan bueno pintando y decorando? - Volvió a preguntar levantando en alto su barbillas y sus manos como símbolo de superioridad.

De acuerdo, tal vez no había sido "por desgracia"; él de verdad lo había disfrutado.

- Hmmh - Se limitó a contestar Jungkook sin siquiera dirigirle la mirada.

Y de nueva cuenta el único sonido que volvió a ser audible entre la pareja, era el ruido de los grillos y chicharras que revoloteaban y cantaban entre las hojas de maíz y la oscuridad de las estrellas. Razón por la que los cabellos del omega se pusieron de punta y todo su enojo y frustración de subieron hasta sus orejas; Jungkook estaba comportándose distante y él sólo continuaba siendo ignorado como una nariz ante los ojos propios de los seres vivos.

Sin pensar o meditar comenzó acelerar su paso, logrando que los grandes bordes negros de Jungkook capturan por fin su atención.

- ¿T-Tae?

Estaba molesto, se había esforzado tanto para que su ser aceptara de forma sutil la presencia del alfa, pero ahora el que lo ignorara por cuestiones desconocidas era molesto y muy frustrante. El alfa tenía la culpa de todo lo que sentía; nada y nadie más que él.

- ¿Tae? - Llamó el alfa acelerando el paso e intentado seguir el ritmo de su compañero - ¿Q-qué sucede? - Pese a estar preocupado, su voz seguía siendo fría y amarga; al menos para los oídos del peli-gris.

- ¡No me sigas! - Protestó el de cabellos grises cambiando de dirección - ¡Quiero estar solo! - Continuó su paso tomando uno de los caminos de tierra sin saber exactamente a dónde se dirigía, otra vez.

TONTO ALFA: KOOKV°°(OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora