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  Nota para una vida larga y plena: Nunca fotografíen a dos potrillos en medio de la oscuridad junto a su madre; ella podría considerarlos una amenaza.

  Ser el omega más rápido y no escurridizo había sido una ventaja ante tal situación, sin embargo, sus grises y llamativos cabellos, lo habían convertido en el blanco perfecto para aquella yegua furiosa que corría detrás de él.

  — ¡Alejate de mí, perra! — Amenazó el moreno aumentando la velocidad de su escape — ¡Ya te dije que lo sientoooo!

  — ¡Cuidadoo Tae! — Escucho la voz del azabache a lo lejos.

  Luego de la sugerencia del alfa, ambos jóvenes se habían dirigido a la guarida de la yegua malhumorada para tomar algunas fotografías de sus pequeños bebés. Mas, ninguno de los dos se esperaba la reacción violenta y furiosa por parte de la perra mal nacida. No era como si el omega se hubiera sorprendido por la reacción furiosa de la mayor. Sin embargo, tal vez hubiera sido de gran ayuda de que el azabache, mencionara que cierta hembra se cargaba de un terrible humor sobreprotector y que no había ninguna cerca o reja que la separaba de lo exterior.

  — ¡Salvajeeeeeee! ¡Debiste mencionar que era una yegua salvajeeeeeee!

  A ninguna madre le agradaba que interrumpieran el glorioso sueño de sus pequeños bebés, mucho menos si era causado por el tremendo flash que la cámara del alfa portaba; ojala también se hubiera recordado quitar de éste antes de sacar una fotografía e iluminar medio campo de maíz.

  — ¡Aaaaaaah! — Chilló el más bajo, dando un fuerte salto para colgarse y aferrarse del tronco de uno de los muchos árboles que se encontraban en el lugar; ni siquiera sabía con exactitud dónde de encontraban — ¡Voooooy a morir!

  Nhe, solamente te partirán el culo a patadas.

  El delgado cuerpo del omega comenzó a escalar con dificultad a lo alto del tronco, mientras la tal Cherry, pataleaba y rechinaba con gran furia esperando su caída del árbol para matarle a patadas.

  — ¡Ya me he disculpado! — Dramatizó hacia la yegua — ¡Lo sientooooo!

  Sus brazos y piernas se aferraron al grueso tronco; era una virtud que los caballos no escalaran árboles.

  Sino... Imaginen.

  Tal vez ambos ya hubieran sido atrapados y golpeados por la fuerte madre.

  — ¡Tae! — El alfa tomó del brazo delgado del moreno para subirle con más facilidad y colocarlo a su lado en el nacimiento de ramas en el árbol — ¿E-estás bien? — Preguntó una vez que lo tuvo posado a su lado.

  — ¡Jungkook!

  El alfa se encontraba a unos centímetros junto al omega, pese haber subido después, sus grandes habilidades y conocimientos por el sitio lo habían llegado a la conquista del árbol. Jungkook era algo así, como un hombre mono ante los arboles.

  — ¿¡Por qué no me dijiste que tu yegua era una maldita malhumorada!? — Gritó el omega mientras era ayudado por el brazo pálido del alfa para situarlo mejor — ¡Casi muero allá abajo! — Apuntó con uno de sus dedos mientras colocaba sus largas piernas a los costados del grueso tronco para poseer una posición más cómoda — ¡Ahora deberemos esperar aquí hasta morir!

  Tal vez estaba dramatizando de nuevo, pero el miedo y el sonar rápido de su corazón lo invitaban a ser más dramático de lo que era.

  — ¡Ahora viviremos en un árbol!

  Exageraciones absurdas.

  — Y-yo... No... Lo siento — Bajó su cabeza mientras pasaba su derecha por su pálida y pecosa nariz — S-siempre... Siempre arruinó todo... Y-yo...

TONTO ALFA: KOOKV°°(OMEGAVERSE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora