Diario Capítulo- 20

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Me sentía dolida y traicionada por partida doble. Por un lado estaban mis padres, los que se habían encargado de hacerme vivir una vida perfecta, la cual era una cruel mentira y por otro lado estaba Vega, la persona que me habia brindado su amistad falsamente y se aprovechó de mí soledad para conseguirlo.

-Siento no habértelo contado antes, pero lo hice para protegerte -puso su mano en mi hombro y me dio la vuelta.

A pesar de sus gestos de dolor ahí estaba él, de pie y más preocupado por mí que por él mismo. En ese momento comprendí que no podía venirme abajo. Tenía que sacar fuerzas, así como Ian las estaba sacando por mí.

-Lo sé -bastaron esas dos simples palabras para que él suspirara aliviado- y ahora necesito saberlo todo con detalles, pero primero acuéstate y no hagas esfuerzos.

Asintió con una pequeña sonrisa y con mi ayuda se volvió a acostar. Teníamos mucho de qué hablar y no me importaba saber que me tocaba madrugar para ir a la universidad. Me explicó que después de que nuestro padre le confesara lo de Vega, tenía la intención de buscarla y conocerla en persona, pero él se lo prohibió. El motivo fue que yo era demasiado pequeña para comprenderlo y que la presencia de ella en nuestras vidas lastimaría a mi madre. De repente unos golpes en la puerta nos interrumpió. Me levanté y fui a abrir pensando que era Mari Luz de nuevo, sin embargo, no era ella.

-Hola Samy ¿Cómo está Ian? ¿Puedo verlo? -preguntó Vega apoyada en el marco de la puerta. Por cómo se masajeaba la nuca, se notaba que estaba nerviosa

-Lo sé todo, así que deja de fingir que te importa -le aclaré antes de que siguiera hablando.

Gesticuló con la mano pidiendo permiso para entrar. Quería escuchar de sus labios los motivos que tenía para llegar al extremo de chantajear, así que me aparté para que pasara y cerré detrás de ella. Entró en el salón y al verle tan golpeado cerró los ojos con fuerza. Por unos instantes llegué a pensar que de verdad le preocupaba su estado, aunque deseché esa posibilidad de mi mente, porque era imposible que alguien que fuera tan manipulador tuviese algún tipo de sentimiento.

-Ya no tienes nada con que chantajearme, asi que vete ahora mismo.

Ni siquiera le dio tiempo de abrir la boca, cuando él ya la estaba echando. Por mi parte no quería que se fuera sin dar una explicación, pero no quería contradecirle, así que me quedé de pie esperando su reacción.

Ella metió la mano en el bolsillo de su chaqueta y sacó un fajo de billetes. Los dejó encima de la mesita que había cerca del sofá y se encaminó hacia la puerta sin decir nada.

-¿Por qué? -no pude contener esa pregunta que rondaba por mi cabeza desde hacía horas - necesito saberlo.

Ian puso los ojos en blanco y renegó por lo bajo.

-Por qué nunca me ha hecho falta -su contestación me dejó atónita y por la cara de él, estaba igual que yo- vuestro padre lleva años mandándome dinero y nunca lo he aceptado.

Al ver nuestras expresiones de asombro y no obtener respuesta alguna, caminó en mi dirección y se detuvo.

-Siempre os observaba desde lejos y me daba envidia saber que vosotros teníais un padre mientras que yo solo obtenía una suma de varios ceros por su parte -miró hacia el suelo pensativa y suspiró profundamente antes de porseguir- me acerqué a Ian con la intención de que sintiera lo mismo que yo, así que cuando supe que tú no lo sabías y vi una oportunidad para chantajearlo. Al principio lo disfrutaba lo reconozco, pero a medida que le fui conociendo entendí que había metido la pata. Al verte el primer día en la universidad quisé enmendar mis errores y conocerte...

Juego Peligroso (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora