Esa escena parecía sacada de esas telenovelas que le gustaban a Karen. No solo te encantaba verlas sino, que incluso, se inventaba nombres compuestos en plan "Samantha Esmeralda"
El tiempo que duraba la novela tenía que aguantar que me llamara de esa manera dramáticamente.No pude evitar acordarme de ella, mientras Jael me sujetaba de la muñeca con firmeza y Eros de la cintura. Ninguno de los dos tenía la intención de soltarme, a pesar de las amenazas.
–Suéltame y vete —le pedí amablemente a Jael. No quería que formara un escándalo en el cumpleaños de mi amigo y mucho menos que mis acompañantes supieran lo que estaba pasando.
–¿Por qué has tenido que volver? —inquirió este último chasqueando la lengua con fastidio. Su mirada transmitía una mezcla de desprecio y decepción— definitivamente eres más tonta de lo que pensaba.
Un dolor intenso se instaló en mi pecho cuando me soltó bruscamente y se dirigió a la salida, perdiéndose entre las sombras de la noche.
–¿Estás bien? —me preguntó Eros dulcemente, sacándome de mis pensamientos— mi hermano es un poco gruñón, pero es buena persona. No se lo tengas en cuenta.
¿Cómo podían ser tan distintos? Este último era cálido como un día soleado en primavera y Jael en cambio era frío como una noche de invierno.
Realmente admiraba la capacidad que tenía de disculparle a pesar de sus actos y la tranquilidad con la que manejaba el asunto.
Varios de los invitados que habían presenciado la escena negaban con la cabeza, menos una persona que sonreía. Una sonrisa sombría y macabra. No hacía falta adivinar de quién se trataba por mucho que una máscara cubriera su rostro.–Que habilidad tienes para cabrear a nuestro hermanito —comentó Samael burlón. Se posicionó a mi lado y pasó su brazo por encima de mis hombros— debes de ser una diosa en la cama por lo visto —me susurró en el oído con desdén.
Eros apretó los puños con fuerza y su mirada ya no era un mar en calma como solía ser. Su color se había oscurecido, pasando a ser de pura rabia.
–¡¡¡Quita tus sucias manos de encima!!! —la voz autoritaria de Ian resonó por todo lugar como el rugido de un león.
Se abrió pasó entre esa gente que cuchicheaban entre si, confundidos por no saber que pasaba. Como un kamikaze vino directo hacia nosotros y sin objetar nada más, le propinó un puñetazo en la mejilla tirándolo hacia atrás.
–Nos vamos, ahora —prosiguió con cara de "ni se te ocurra llevarme la contraria o tendremos problemas".
Me sentí avergonzada por no haber podido detener a Ian a tiempo. Esa persona que hacía unos minutos atrás me estaba dando las gracias por asistir, me estaba mirando con tristeza mientras me alejaban a la fuerza. No dejaba de repetirme a mí misma que le acababa de estropear su preciosa fiesta de cumpleaños.
"Lo siento" pronuncie en voz baja.Durante el trayecto, no le dirigí la palabra a ninguno de los dos. ¿El motivo? porque Steve aún estando detrás de él y sabiendo las intenciones no lo detuvo. Poco antes de llegar paramos en una gasolinera.
–Lo siento mucho —se disculpó Ian cuando Steve salió del coche dejándonos solos— no he podido contenerme.
–La culpa ha sido mía por haberos llevado, aún sabiendo que esto podía pasar y tengo que solucionarlo —abrí la puerta del coche pronunciado esas palabras cargadas de frialdad— si quereis que os perdone, ni se os ocurra seguirme.
Escuché como Ian gritaba mi nombre, pero seguí caminando sin girarme hacía la carretera por donde habíamos venido. Me quité los tacones y comencé a acelerar el paso sintiendo como las piedras me iban desgarrado las plantas de los pies.
La distancia desde donde estaba, hasta la casa de Eros era mucho más corto si cruzaba un campo de maíz que había poco antes de llegar a la gasolinera. No me lo pensé dos veces y bajé por un camino lleno de desniveles con la ayuda de unas ramas que sobresalían. Me moví en zig zag apartando las hojas para abrirme paso, hasta llegar a la otra punta.
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Juego Peligroso (Pausada)
Teen FictionSamy es una chica que siempre lo ha tenido todo. Sus padres deciden darle una pequeña lección para que aprenda a valorar lo que tiene. Un cambio radical en su vida que la hará entrar en un juego peligroso y nuevo para ella. ¿Será capaz de soportar...