Capítulo 24

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—¡Acelera! —grito

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—¡Acelera! —grito.

Lo escucho soltar una mala palabra, pero no me doy vuelta para verle.

—¡Voy lo más rápido que puedo! —gruñe—. ¡Ponte el puto cinturón!

—Necesito detener la sangre.

Eros lleva el auto a toda velocidad, esquivando a los posibles viajeros que conducen de manera segura y dentro del rango legal. Escucho con temor como las ruedas sueltan un chirrido al resbalar por el asfalto húmedo a causa de la lluvia.

—Eros, por favor ve con cuidado.

Me mira a través del espejo retrovisor y su expresión se suaviza un tanto.

—Lo tendré.

La toalla que empleo para taponar las heridas en el torso de Rosie ya está cubierta de sangre oscura. No necesito ser ninguna experta para aterrarme con la velocidad a la que pierde sangre.

¿Habrá sido Kaisser, o alguien más con el arma que obtuvimos?

—Háblame, Rose —pido—. ¿Quién te hizo esto?

Mira de reojo a Eros en el asiento del conductor.

—¿Está involucrado? —pregunto en volumen bajo, con el corazón en la garganta.

Sonríe.

—Todos... en Greenfield... lo estamos. Incluso... tú... formas parte del juego.

Aun puesta de lado tiene problemas para respirar ya que la sangre continúa escapándose por su boca.

—¡Eros, llama a Yung!

—No contesta mis llamadas.

Mierda. Debió ponerlo en silencio por lo de hoy por la noche.

Rosie pone su mano ensangrentada sobre mi antebrazo y se me queda mirando con auténtica desesperación.

—Milos, ... no estuvo tan equivocado —dice, intentando escupir la sangre de su boca—. No pierdas... la esperanza.

—Pregúntale quién la atacó —insiste Eros, pero Rosie niega con la cabeza.

—Desearía... haberles dicho la verdad... desde el principio —admite, soltando unas lágrimas—. No... v-valió la pena.

—Necesito que te quedes conmigo.

—No —alega—. Tu teléfono.

Se lo pido a Eros y se lo paso rápidamente a Rose. Intento descifrar lo que escribió rápidamente.

«Todos se vieron involucrados en esto, todos tienen un pie dentro. Tal vez no lo planearon pero todos los que quisimos hacer algo bueno por otros terminamos por sentenciarnos a todos a muerte.»

LA TENTACIÓN DE MILLARD ACADEMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora