Capítulo 26

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—No es necesario que me quede en cama todo el día

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—No es necesario que me quede en cama todo el día. El médico dijo que ya estoy mucho mejor —protesta Eros con la garganta bastante seca.

—Por mi paz mental haz caso, ¿sí?

Deja de luchar por salir de la cama y rueda los ojos. Ni siquiera parece querer realmente darme la contraria.

Enciendo el televisor frente a él y le dejo todas sus cosas más cerca para que no tenga que pararse.

—Estoy bien, Hailey —repite, tomándome por las mejillas.

Me siento en su cama lo más cerca que puedo, tratando de ahogar mis desesperados pensamientos que tratan de volver con Leo.

—¿Qué ocurre? —pregunta, apoyándose sobre sus codos.

—¿Te gustan los misterios, Eros?

Frunce el ceño, supongo que extrañado por el cambio de tema.

—Muchísimo. ¿Por qué?

—Si investigaras el gran robo de Millard, ¿quién creerías que hubiese sido el culpable?

Sus expresiones parecen congelarse antes de cambiar del todo. La curiosidad le abandona por completo las facciones.

Se remueve en su cama hasta quedar finalmente sentado.

¿Por qué presiento que no me va a gustar su respuesta?

—Yo... El número de sospechosos en este pueblo ya es bastante considerable, incluso cuando ni siquiera estamos contando al resto del país o el mundo. Sinceramente, pudo ser cualquiera.

—¿Y si te vieses en la obligación de investigarlo, de tener respuestas?

Sopesa mis palabras, recordando nuestras conversaciones anteriores. Hace una mueca de dolor cuando entiende el trasfondo de mis preguntas.

—Habría hecho una lista con todos los que tienen un posible móvil para vengarse de los Millard y habría revisado sus coartadas —contesta, tomándoselo muy en serio—. Habría interrogado a cada profesor en caso de que algún alumno de Millard, o varios, hubiesen tenido un actuar extraño.
»También habría manipulado las cámaras de vigilancia para saber dónde fueron luego del robo. Tal vez incluso habría buscado información sobre viajes directos hacia la zona.

Asiento y me quedo pensando sus conclusiones.

—Incluso habría sospechado de los Millard —admite, distrayéndome.

—¿Por qué habrías hecho eso?

Me queda mirando.

—Porque sería una buena excusa para eliminar a la gente que le conviene con el argumento de que son sospechosos.

Palidezco al percatarme de la viabilidad de sus palabras.

—Pero ¿y si tuvieras evidencia que involucra alumnos?

LA TENTACIÓN DE MILLARD ACADEMYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora