Dormía tranquilo. Solo el sonido de su respiración me recuerda que sigue con vida, además del subir y bajar de su pecho apenas iluminado por la luz del exterior que pasa a través de las cortinas. Tenía un brazo sobre mi cuerpo, alrededor de mi cintura, al parecer como costumbre de saber si sigo o no a su lado. Es más, llevo los últimos quince minutos pensando en que se acerca tanto para sentir enseguida si me muevo y no pillarle desprevenido.Cuando abre los ojos estoy segura de que siente el brusco salto de mi respiración por el susto que me ha dado. Intenta adaptarse a la oscuridad, pero me enfoca rápidamente. Estoy aprendiendo que es más predecible al despertar.
—¿Pasa algo?
Me quedo viéndole pestañear y esperarme. No he dormido desde la llamada de Milos por pensar un poco en sus palabras, pero justo ahora que me he quedado mirándole este se despierta. Es como si lo supiera.
¿Qué han hecho para entrenarte, Eros?
—Tuve una pesadilla.
Parece tomárselo en serio porque se pone de lado apoya la cabeza sobre la mano para mirarme atentamente.
—¿Quieres hablarlo?
Niego con la cabeza lentamente.
—Intento volver a dormir.
Entrecierra un poco los ojos, pero no admite en voz alta que no me cree.
—¿Quieres que me aparte?
¿Quiero?
Es un chico simpático. Algo extraño porque, bueno, no puedes sacar a relucir lo mejor de tu personalidad con gente diciéndote todo el día lo que haces bien o mal. Al final debes terminar siendo una sombra. Pero es como si estuviera buscando algo, esperando por algo.
Y no hay nada como una pregunta intrigante para hacer de un chico algo interesante.
¿Qué es lo que esperas, Eros? ¿No que solías ser el de pocas palabras?
Levanto una mano instintivamente y lo llevo hasta su cara. No estoy segura de qué es lo que planeaba hacer, pero su imperceptible reacción sorprendida y alerta me detiene. No luce asustado, solo es precavido. Mira a mi mano y a mí con alternancia.
Retrocedo instintivamente y me siento en la cama para levantarme.
—Iré a fumar.
—Oye... —me llama bajito mientras me dirigía hacia el balcón. Al voltearme, las sábanas se le han bajado un poco por sentarse a mirarme y una sombra de intriga es fácil de distinguir en sus expresiones.
¿Qué hago compartiendo cama?
Sonríe de pronto, como si hubiese escuchado mi pensamiento, y yo tenso el abdomen de puro reflejo.
Es peculiarmente atractivo, de forma obvia e intensa, pero bajo una introvertida y misteriosa personalidad. Y habla, milagrosamente, antes de que yo continúe haciéndole un obvio repaso.
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LA TENTACIÓN DE MILLARD ACADEMY
Mystery / ThrillerHISTORIA TERMINADA ¿Has probado el sabor de un delito? Este sabe a adrenalina fresca y su sabor es capaz de petrificarte en tu lugar o capaz de liberarte finalmente. Robo, asalto a mano armada, irrumpir en una propiedad, secuestro, tortura, asesina...