XVIII

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4 días después...

El día había llegado. Mauhn y Katherine estaban fuera de la vivienda, lo tenían todo planeado.

Pasaron al interior de la casa, Mauhn un poco nervioso, no sabía si iba a salir todo bien.

El sol entraba por la famosa ventana, alumbrando todo el salón.

Allí estaba David, de espaldas. Katherine cerró la puerta principal con el cerrojo y las llaves. Le entregó una pistola a Mauhn mientras que ella tenía otra en su mano derecha.

—Vaya, vaya.

—Tengo una pistola, David. No tengo miedo de utilizarla y puedo matarte aquí mismo. Estás causando muchos daños, tanto físicos como emocionales.

Él apuntó con su pistola a la figura esbelta de David. Pero había escuchado un escalofriante sonido a sus espaldas.

Era Katherine. Le estaba apuntando a él con su arma.

—No eres tan listo como parece, ¿no?

Mauhn tragó saliva. Katherine se la había jugado, y lo había hecho perfectamente. Había caído en la trampa de los morados, ¿por qué había sido tan idiota?

Intentó disparar pero la pistola que le había entregado Katherine estaba sin cargar.

Y en ese instante, miró a todos lados pero las puertas estaban cerradas.

Travis apareció por allí, pero no lo hizo solo.

Los ojos llorosos de aquella chica de pelo corto eran protagonistas en aquella dura escena.

— ¡Nekane! —Exclamó Mauhn bastante dolido.

Ella no dejaba de mirar a sus ojos castaños, los cuales le hacían sentirse culpable.

— ¿Te duele verla así?

Mauhn tragó saliva. No sabía que era lo que debía hacer.

David tenía la pistola cargada. Iba a apuntar a Nekane y Mauhn no podía permitir eso.

—Ah, ¿quieres hacerlo tú? —Preguntó con una sonrisa— Me temo que no, muchacho. Sé lo que planeas.

Pero algo hizo que todos se asombrasen.

La ventana se rompió en mil pedazos, dejando ver a un chico alto, cubierto por un pasamontañas. Por ello, David disparó, sin saber quién había sido su objetivo. Mientras tanto, nadie sabía quién era pero disparó a David, haciendo que cayese al suelo, acabando con él.

Mauhn se encontraba en shock. No sabía quién era y por qué les había ayudado.

Pero vio a Nekane en el suelo, con una bala en su hombro. Él fue hacia ella, agachándose y con algunas lágrimas en sus ojos.

No podía permitir que la chica de la cual estaba enamorado, falleciese allí. Y menos tan pronto. Aún les quedaba mucho por hacer, por vivir.

Entraron dos chicos más, con pasamontañas también, mientras que el primer chico se quitó su pasamontañas, dejando ver su cabello pelirrojo y una gran sonrisa, que se desvaneció al ver a la chica en el suelo.

Los otros dos chicos vestían de negro y aún no se habían quitado su pasamontañas. Su objetivo era coger a Katherine y a Travis y acabar con ellos lejos de aquí.

Los dos chicos salieron por la ventana junto al par de objetivos. El chico pelirrojo se acercó a Nekane y a Mauhn, despacio.

—No me deis las gracias. David ya no está con nosotros.

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