Aiden pasó el brazo derecho por el hombro de Nekane, los dos comenzaron a caminar en una de las filas de aquel lugar.
Ella estaba triste y deseaba que Mauhn, apareciese por última vez, antes de que la ejecutasen.
Solo necesitaba eso, verle por última vez y desear que no hubiese sido controlado.
Bajó su mirada, la fila iba avanzando y eso la iba doliendo. Había un montón de gente, con el mismo destino que ella.
Susan se encontraba fuera, observando junto a Sam y Aída el interior del edificio, recubierto de cristales.
—Espero que, por lo menos, no nos duela —. Dijo Nekane mirando a Aiden.
—Mauhn no va a venir, compréndelo. Le dolería verte mal.
—Sigo pensando en él como el primer día. Espero que haya logrado sobrevivir, lo espero.
— ¿Sabes una cosa sobre los morados?
— ¿El qué?
—Mauhn me contó que, si lograba matar a un número específico de personas, les concederían un punto verde, por ello hay pocos morados.
— ¿Es en serio? ¿Sabes si él lo ha conseguido? —Una sonrisa apareció en el rostro de Nekane al pensarlo aunque, no quería ilusionarse demasiado.
—No lo sé. Hace mucho que no le veo pero me dijo que después, dejarían de ser controlados. Si no han matado a ese número de personas, les matan.
—Mauhn se lo merece. Merece seguir viviendo. Le ha tocado convertirse en un asesino durante tres meses, es muy duro.
—Yo también creo que se lo merece. Además, ha hecho feliz a mi amiga —. Sonrió él, apretándola con un poco más de fuerza.
—Gracias, Aiden.
En ese instante, la cola en la que ellos se encontraban, estaba llegando a su fin. Quedaban pocas personas delante de ellos.
Aída, Susan y Sam estaban fuera, intentando no derramar lágrimas pero les resultaba imposible. Los tres se abrazaron, con fuerza.
Miles de recuerdos atravesaron sus mentes, donde aún, seguían unidos.
—Mi madre ha hecho pastel —. Susan traía una bandeja entre sus manos. Parecía que ocupaba más que ella, tan solo tenía siete años.
— ¡Bien! —Vitoreó Sam, el más goloso del grupo— Yo quiero repetir.
— ¿Cómo vas a repetir si ni siquiera te has comido el primer plato de pastel? —Aída se cruzó de brazos, desde ahí su carácter era un poco borde pero en el fondo, se querían todos.
—Bueno, bueno. ¡Eres tonta! —Exclamó riendo Sam.
—Eh. Quién lo dice lo es, con el culo al revés.
—Los que se pelean se desean —. Aiden sonreía mientras tenía un trozo de pastel entre sus manos, manchándose por completo.
— ¡Sam y Aída se van a casar! —Nekane sonreía también, con aquel corte de pelo que la hacía peculiar.
Los tres seguían en aquel abrazo, que no querían que terminase nunca. Les dolería ver a su grupo de amigos incompleto.
—Nuestra primera fiesta, ¿eh? —Aída giró sobre sí misma, haciendo que el vestido que llevaba, tuviera vuelo.
—Pensé que no me dejarían venir —. Contestó Sam, con catorce años.
—Oye, ¡esto es una pasada! —Gritaba Nekane muy ilusionada— Me encantan las luces.
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OVER
Teen FictionEl planeta se encuentra en exceso de población por lo que los gobiernos deciden, al azar, quién muere y quién sigue vivo. Para ello, sus habitantes obtendrán en su mano izquierda un punto, que puede ser verde para los afortunados que sigan viviendo...