Al día siguiente, Aiden se encontraba sin ganas de hacer nada. Susan lo estaba pasando bastante mal, pero no podía ir a verla ya que estaba con los asuntos de la mudanza.
Por ello, decidió levantarse de su sofá. Salió a la calle y observó a lo lejos a Mauhn, el novio, o lo que fuese, de Nekane.
Decidió seguirlo, ya que no tenía nada mejor que hacer. Vio que se había ido por una zona, donde las viviendas eran más pequeñas. Seguían siendo grandes, claro que sí, tenían sus dos plantas, pero eran más pequeñas en cuanto a sus dimensiones.
Él entró en una de las casas, donde le abrió el profesor de su instituto. Aiden se quedó bastante perplejo al ver aquella escena.
No entendía nada por lo que decidió acercarse un poco más e intentar mirar por la ventana.
Les vio hablando animadamente junto al chico que estuvo en la fiesta el otro día. Aquel chico del cual, Susan había sospechado. Y después, había una chica de pelo rizado.
Los cuatro hablaban seriamente.
Aiden fijó su vista en la mano de la joven, la cual tenía un punto morado. Él no entendió nada por lo que se quiso fijar en la mano de Mauhn.
Morado.
Eso le extrañó bastante.
Lo que no sabía es que él solía pintarse su punto de color verde cuando salía con Nekane.
Decidió hablar con esta última, necesitaba saber lo que significaba aquel color.
—Nekane, ¿puedes quedar un segundo?
—Sí, ¿por? ¿Ocurre algo con Susan?
—No, no. Es solo que necesito hablar contigo. Susan está de mudanza.
—Es cierto. Vale, ahora nos vemos.
Aiden estaba nervioso y no sabía por qué. Unos minutos después, observó a Nekane a lo lejos.
Vestía con una cazadora vaquera, unos vaqueros negros y unas Vans.
—Hola, ¿de qué querías hablar?
—Prefiero que nos sentemos en un banco.
—Vale.
Los dos se sentaron en un banco, enfrente del lago donde Nekane y Mauhn entablaron su amistad.
— ¿Qué pasa?
— ¿Sabes algo acerca de un punto morado? —Preguntó Aiden, Nekane sabía que no podía decir nada, se lo había prometido a Mauhn.
— ¿Un punto morado?
—No sé qué es lo que significa pero se lo he visto a varios chicos. Entre ellos estaban el profesor del instituto y Mauhn.
Aquella frase, provocó una sensación de mareo en Nekane. No podía creer lo que Aiden había dicho, no podía creerlo.
— ¿Ocurre algo?
— ¿Has dicho Mauhn? —Preguntó Nekane, con la esperanza de que su respuesta cambiara.
—Sí. Mauhn.
—Y has dicho que tiene un punto morado, ¿verdad?
—Sí. Nekane, ¿qué te pasa? ¿Te encuentras bien?
—No. No puedo creer que me haya mentido, pensaba que me quería.
Ella se levantó del banco, dejando a Aiden allí. Se dirigió a otro sitio, con lágrimas entre sus ojos. No podía dejar de pensar que él era un morado y que solo había hablado con ella para matarla.
Pensaba que lo suyo podría durar para siempre, que se entendían muy bien pero se dio cuenta de que Mauhn solo era como los demás.
O peor.
¿Mentirla?
Mientras andaba, se dio cuenta de lo mucho que le había dolido aquello. Que su primer beso había sido con él, el gran día que pasaron en su casa pintando para después ir a la pista de patinaje.
Que se había ilusionado muy rápido, y eso la había pasado factura.
Se sentó en otro banco, necesitaba estar sola. Pero una voz a sus espaldas hizo que se asustara.
—Mátame —. Suspiró ella, con las manos en sus bolsillos.
— ¿Qué estás diciendo?
—No me mientas más, Mauhn. Me he enterado de tu secreto, así que mátame.
—Mira, Nekane todo tiene una explicación. Yo no he querido ser uno de ellos y me ha tocado pero yo no iba a matarte a ti.
— ¡No me mientas más! —Exclamó alterada, mirando con sus ojos rojizos a Mauhn— ¡No me gusta que me mientan!
—Es la verdad.
—Solo hablaste conmigo, aquel día enfrente del lago, para conseguir tu objetivo. Matarme. Y fui una estúpida, como iba a estar alguien por mí. Me estuve ilusionando hasta que me has roto el corazón. Y créeme que duele mucho. Te sientes rota, muy rota porque has perdido a esa persona tan especial.
—Nekane, por favor. Te lo explicaré todo pero te juro que me gustas de verdad. Todo lo que he hecho contigo lo he sentido de verdad.
—Mauhn, espero que me mates lo antes posible —. Ella se levantó del banco sin despedirse, solo comenzó a caminar, a alejarse de allí —. Es lo que quiero ahora mismo.
Mauhn no se quedó a gusto con su comportamiento por lo que salió detrás de ella.
—Nekane —. Se puso delante de ella y agarró sus dos manos.
—No lo intentes más.
—No voy a matarte. No voy a hacerlo.
—No te creo, Mauhn. Es mejor que no volvamos a hablar...
—Nekane, por favor. Lo único que quiero hacer y debo hacer es matar a David, el puto jefe de los morados.
—Mauhn, yo... Adiós.
Ella soltó sus manos de las de Mauhn con brusquedad y se alejó de allí. Él, observó su figura al alejarse, sin evitar pensar que la había perdido.
Cabizbajo, quiso alejarse de allí así que lo hizo por el camino opuesto al de Nekane.
Fue a su casa, donde su abuela ni siquiera le saludó. Subió a su habitación, dispuesto a dibujar algo para alejarse de la realidad durante unos instantes.
Dibujó varios retratos.
Pero le era imposible concentrarse, todo le recordaba a ella.
[ Parece que no todo va a salir bien en la pareja...
¿Lo arreglarán? ]
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OVER
Genç KurguEl planeta se encuentra en exceso de población por lo que los gobiernos deciden, al azar, quién muere y quién sigue vivo. Para ello, sus habitantes obtendrán en su mano izquierda un punto, que puede ser verde para los afortunados que sigan viviendo...