OVER

VIII

Mauhn siguió andando hasta llegar a un lago, se apoyó en la valla para admirar como el sol se iba poniendo.

Suspiró. No sabía por qué le había tocado a él en esto, en esta nueva vida y encima con unos compañeros muy extraños.

Vio que una chica morena, de pelo corto, se había puesto a su lado a admirar el agua. Se notaba que había estado llorando por algo.

Mauhn sacó un paquete de cigarros que había comprado anteriormente. Buscó el mechero en su bolsillo pero no lo encontraba entonces, se le ocurrió preguntar a la chica.

—Disculpa. No tendrás un mechero por casualidad, ¿verdad?

—No —. Contestó ella, sin desviar la vista del lago —. No fumo.

—Disculpa.

—No es nada, siento ser tan borde pero últimamente...

—Lo estás pasando mal, ¿verdad? —Preguntó él observando el rostro de ella.

—Sí. Todo ha empezado por ese puto sorteo de mierda —. Contestó dándose la vuelta, para mirarle a los ojos.

—Sí. Todo ha sido por eso.

—Me ha tocado un punto rojo. Me dolía saber que no iba a volver, ¿sabes? Que no iba a volver a ver a mis amigos, porque tengo muy mala suerte.

—Lo siento.

—Para colmo, ante ayer, mataron a la madre de una amiga mía. No sabes lo mal que lo está pasando y saber, saber que eso me va a pasar a mí.

—Siento mucho todo en serio.

—No es nada. No puedes hacer nada.

—Mi nombre es Mauhn.

—Oh, es un nombre poco común. Me gusta.

— ¿Cuál es el tuyo?

—Nekane.

—También es poco común.

—Por eso no me gusta.

—A mí sí —. Sonrió.

Los dos se quedaron en silencio, sin saber qué más decir.

Solo eran unos desconocidos.

Unos simples desconocidos.

—Siento no tener lo que buscabas... Me refiero al mechero.

—Ah, no te preocupes. No es nada, de verdad. La culpa es mía por ser tan descuidado.

El sol se puso del todo y Nekane se dispuso a despedirse del chico pero antes, él tomó la palabra.

— ¿Me das tu número de teléfono? —Preguntó.

—Sí —. Sonrió.

Ella le entregó su número.

— ¿Vas a ir sola a casa? ¿Sabiendo lo que ha pasado?