Tras aquel beso, los dos siguieron pintando, riendo. Se sentían cómodos, el uno con el otro.
En ese instante, Nekane recibió una llamada por parte de Aída.
—Hola —. Contestó Nekane, intentando no manchar mucho el teléfono.
— ¿Te vienes esta tarde a patinar con los demás? Hemos hecho una vídeo llamada pero no contestabas.
—No estoy en casa por eso no he contestado. Pero sí, me parece muy buena idea.
—Si quieres puedes traer al pintor, por si le apetece conocernos a todos.
—Sí. Se lo diré.
— ¿A las cinco en el parque de siempre?
—Sí. Gracias.
—De nada. Adiós.
Aída se encontraba con los demás en su casa. Sabían que Nekane había quedado con aquel chico y solo querían conocerle.
— ¿Cómo será? —Preguntó Aiden.
—Nekane nos dijo que tenía un piercing en la nariz y que era muy alto.
—Estoy deseando conocerlo. ¿Se habrán besado ya? —Preguntó Sam.
—Sam, ¿qué pregunta es esa? —Preguntó Susan, aún bastante triste.
—Perdón. Pero es que quiero conocerle y saber cómo es, como se comporta...
—Esta tarde.
—Deseando —. Dijo Aiden seriamente. No le gustaba aquella idea, no quería que su amiga fuera lastimada por un chico.
Todos sonrieron. Deseaban que llegasen las cinco para saber cómo era, como se comportaba y demás.
Y tras más respuestas, más risas, más miradas y demás, llegaron las cinco.
Se encontraron en la puerta de la pista de patinaje. Nekane abrazó a todos sus amigos.
—Este es Mauhn —. Contestó presentándole.
—Encantados.
Se dieron todos dos besos. Después, entraron dentro. Sam, Aiden y Mauhn empezaron a hablar.
Mauhn observó, disimuladamente la mano de Aiden, la cual también tenía un punto rojo.
Se asombró al ver aquello. No quería ser un criminal, pero sabía que sino lo hacía, podrían matar a Nekane.
En ese instante, él recibió una llamada de David. Suspiró al ver aquel nombre en la pantalla de su dispositivo.
— ¿Qué pasa? —Preguntó Mauhn, intentando que nadie les oyese.
—He conseguido todos, absolutamente todos los resultados del sorteo. Ya sabemos a quién debemos matar, salen sus apellidos y sus direcciones. Mañana quiero que vengas con nosotros.
—Mañana no puedo.
—Vas a venir igualmente. Debes inventarte algo o sino... ¿Recuerdas el tacto frío de la pistola tocando tu abdomen bajo? —Preguntó David— Pues quizás esta vez, no sea un aviso.
Mauhn colgó bastante apenado. Casi nunca había tenido esa sensación. Nekane le notó extraño y fue a hablar con él.
Los demás estaban pagando y poniéndose sus patines.
— ¿Pasa algo? —Preguntó esta. Mauhn no podía contárselo aunque quisiera.
—Necesito un abrazo.
Ella asintió y rápidamente se abalanzó sobre él. Mauhn sintió lo que quería sentir, que alguien le quisiera y le ilusionó que esa persona fuera Nekane.
—Gracias.
— ¿Mejor?
—Sí.
—Vamos.
Ella cogió su mano, para guiarle a la pista con los demás. Antes, debían ponerse los patines.
Una vez con los patines puestos, los dos fueron hacia la pista. Con cuidado de no caerse.
Todos patinaron alrededor de la pista de patinaje, que se encontraba casi vacía.
Mauhn cogió la mano de Nekane, cubierta con su guante negro. Después, los dos fueron al centro de la pista.
Ella sonrió, observando sus ojos.
—Nunca había sentido esto con nadie. Había imaginado tanto estos momentos...
— ¿Y te gusta?
—Claro. Me encanta.
En eso, Sam fue en su dirección. Empujó a Nekane suavemente para que esta cayera abrazada a Mauhn. Sam se alejó de allí riendo.
—Sam es muy gracioso.
—Ya.
—Pillada —. Contestó Mauhn y salió disparado hacia el otro lado de la pista.
Nekane se quedó sonriente hasta que después, supo que tenía que ir a por él. Este iba de un lado al otro de la pista, los patines encajaban bien en el hielo y lograba deslizarse mejor.
La chica, salió en su busca hasta que acabó pillándole. Los demás decidieron jugar junto a ellos.
Aída tropezó y cayó sobre Sam. Los dos acabaron en el suelo de la pista. Ambos con una sonrisa.
Después, cuando fueron las siete todos fueron a merendar a una cafetería. Cuando tenían su comida, decidieron empezar a hablar.
— ¿A qué instituto vas?
—Voy a uno de bellas artes. Me gusta mucho pintar.
—Oh —. Aída fingió sorpresa, ya que lo sabía.
— ¿Te gusta pintar? —Preguntó Aiden.
—Sí.
—No lo esperaría de un chico como tú.
—Nadie lo esperaría de un chico como yo.
Nekane pudo notar la rivalidad que se generó en el ambiente. Aiden observaba fijamente a Mauhn, y viceversa.
—Bueno... Es hora de que nos vayamos.
—Sí —. Contestó Susan, la cual aún estaba desolada.
Todos se levantaron tras pagar. Salieron al exterior, todos se separaron. Mauhn y Nekane fueron en dirección al lago, para después dirigirse a sus respectivas casas.
—He notado que Aiden y tú... No os habéis llevado muy bien, ¿no?
—La verdad que no lo sé. Ha sido extraño —. Contestó metiendo las manos en sus bolsillos.
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OVER
Teen FictionEl planeta se encuentra en exceso de población por lo que los gobiernos deciden, al azar, quién muere y quién sigue vivo. Para ello, sus habitantes obtendrán en su mano izquierda un punto, que puede ser verde para los afortunados que sigan viviendo...