Susan corría detrás de Aiden. Se habían enterado de que su amiga estaba en el hospital porque casi la asesinan.
Ellos sabían que todo había sido culpa de Mauhn.
Llegaron al hospital, aquel edificio horrible y que tan malos recuerdos les traían.
— ¿Dónde está Nekane Franklin? —Ellos estaban bastante nerviosos.
—Ahora mismo está bien. Le han sacado la bala y se encuentra en su habitación —. Contestó un hombre tras la ventanilla.
— ¿Cuál es?
—La veintitrés.
Ellos subieron en el ascensor. Fueron en dirección a la habitación indicada y allí se encontraron a varios chicos más.
Aiden les echó una mirada superior, no sabía quién eran y mucho menos qué es lo que hacían allí.
Nekane ya se encontraba despierta. Tenía una pequeña sonrisa en el rostro, sus manos se encontraban entrelazadas y estaba conversando con los demás.
—Nekane —. Susan fue hacia ella.
— ¿Qué tal estás? —Preguntó Aiden.
—Estoy mejor.
Corbyn miró de arriba a abajo a Susan. Sabía quién era, les había estado espiando para poder acabar con David.
Y esa chica sí le gustaba.
—Soy Corbyn.
—Soy Susan. Este es Aiden.
Corbyn salió fuera, había demasiada gente en la habitación. Además, acababa de llegar Aída.
—Corbyn —. Maia fue tras él.
— ¿Qué?
— ¿A dónde vas?
—Necesito ir a dar una vuelta.
—Voy a ir contigo.
Los dos comenzaron a andar por el pasillo del hospital, alejándose de la habitación.
—Te pasa algo, ¿de qué se trata?
—Esto es una mierda, Mai. Una puta mierda. No me gusta ver a la gente así, no puedo con ello.
—Te entiendo —. Dijo ella, mirando al chico que tenía al lado —. Pero sé que vamos a acabar con ello, tenemos que hacerlo para que nadie más sufra.
Él la sonrió y posteriormente la abrazó.
En la habitación se encontraban Aída, Susan, Mauhn, Aiden, Nekane y Justin.
— ¿Quiénes sois? —Aiden miraba a Justin.
—Yo soy Justin.
— ¿De qué os conocéis?
—Son amigos de Mauhn —. Mintió Nekane —. Y ahora son también míos.
—Enséñame la mano —. Ordenó Aiden, bastante serio.
Justin parecía nervioso. Aiden, cruzó los brazos sobre su pecho, esperando la respuesta, o el gesto.
Justin le enseñó su mano, con aquel punto morado, que apenas se notaba por el color de su piel.
— ¿Así que por eso sois amigos? ¿Por qué ambos sois unos asesinos? ¿Tanto os molestamos? —Aiden miró a Mauhn.
—No es lo que parece. Nekane está en el hospital por culpa de David, el profesor del instituto. Yo pertenecía a su banda de morados, junto a dos chicos más. Hoy, han aparecido ellos, Justin, Maia y Corbyn los cuales han matado a David, pero este disparó antes a Nekane.
Nekane asintió.
—Es la verdad. Y Mauhn no era como los demás morados, yo sabía que me quería.
Él asintió. Todos salieron fuera debido a la llegada de los familiares de Nekane.
Susan quiso hablar con Mauhn por lo que decidieron andar un rato por el jardín del hospital.
—Gracias por hacer que Nekane sea feliz. Tu llegada a su vida sé que la ha marcado para siempre —. Cruzo sus brazos mientras caminaba.
—Lo sé y ella en la mía también. Nos conocimos por simple casualidad y no podía soportar la idea de que ella tenía un punto rojo en su mano y que a mí me tocaba matarla.
—Sé que es duro –cruzó sus brazos– Pero también sé que juntos superareis todo.
—Gracias, Susan. Tú y yo no habíamos hablado nunca de este modo.
—Ya. Por cierto, quería pedirte un favor.
—Sí, claro, de qué se trata.
—Me da vergüenza pedírtelo.
—Adelante.
—Me gustaría encargarte una pintura. Hace poco murió mi madre, como Nekane ya te habrá contado.
—Oh, eso está hecho. Aunque no te prometo nada, lo intentaré.
—Muchas gracias. Te pagaré no te preocupes por eso.
—No importa de verdad. A mí me gusta hacerlo y bueno, somos amigos.
—Ya pero prefiero pagarte. Te pasaré la fotografía.
—Entendido. Intentaré hacerlo lo mejor posible.
—Muchas gracias.
— ¿Qué tal estás, Susan?
—Estoy mucho mejor. Aiden ha estado ayudándome a superarlo y créeme que ha sido muy difícil. Aún no lo he hecho del todo.
—Lo lograrás. Eres una chica muy fuerte.
—Gracias, Mauhn.
Los dos sacaron sus teléfonos móviles para que, Susan, le mandara la fotografía.
Se despidieron una vez en el pasillo del hospital. Mauhn fue a despedirse de su novia y ponerse rumbo a su casa.
Allí, preparó todo para ponerse con la pintura de Susan. La fotografía era en blanco y negro. Sonrió al verla. Susan y su madre estaban sonrientes, Susan abrazaba a su madre con un brazo mientras que con el otro sujetaba el móvil para hacerse el selfie. En el fondo de la imagen se encontraba la Torre Eiffel.
Comenzó a dibujar, acompañado de la música que más le gustaba. Logró tener el boceto preparado para después, dar pinceladas de color negro.
Quería tener aquella pintura cuanto antes y confiaba en él. La pintura era lo suyo.
[ Publico hoy porque la semana que viene no podré hacerlo ].
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OVER
Teen FictionEl planeta se encuentra en exceso de población por lo que los gobiernos deciden, al azar, quién muere y quién sigue vivo. Para ello, sus habitantes obtendrán en su mano izquierda un punto, que puede ser verde para los afortunados que sigan viviendo...