TIERRA-38

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Lena sonrió cuando vio a Samantha Arias al otro lado de la puerta. Rápidamente, se abrazó a ella y la invitó a pasar. Una vez dentro, Sam advirtió lo muy desordenada que estaba la lujosa estancia y las muchas botellas de vino vacías que había repartidas por el lugar. También le llamó la atención el aspecto de Lena, vestida con chándal, sin maquillaje y el pelo alborotado; además de producir un fuerte olor a alchool y vómito. Sus verdes ojos tenían pinta de haber llorado mucho. Estaba claro que la discusión con Kara era mucho más grave de lo que Alex le había dicho.

Ambas se sentaron en el sofá y empezaron a hablar. Al principio hablaron del viaje y de asuntos de la empresa, pero pronto empezaron a hablar de lo que, de verdad, había llevado a Sam hasta allí.

– ¿Qué te dijo Alex, exactamente?

– Sólo me dijo que tú y Kara tuvisteis una fuerte discusión. No quiso entrar en más detalles. Sabe que es incapaz de mentirme y en seguida salió con evasivas –Lena suspiró y miró hacia el vacío, algo que inquietó más a Sam –. Lena, por favor, dime qué ha pasado. Estoy muy preocupada.

Lena la miró con ojos tristes.

– Hace unos días, descubrí un terrible secreto sobre Kara qué no puedo contarte.

Sam suspiró. Sabía muy bien a que se refería. Algo que había estado en su mente desde hacía tiempo, pero no se atrevía a decirlo.

– Kara es Supergirl ¿verdad?

Los verdes ojos de Lena se abrieron como platos.

– ¡Lo sabías!

Sam negó con la cabeza.

– Sólo lo sospechaba. No quería decir nada hasta tenerlo seguro. Lo qué me sorprende es que tú todavía no lo hubieras averiguado. Eres mucho más inteligente qué yo y te criaste en una familia de mentirosos, por lo qué hueles las mentiras a kilómetros.

Lena volvió a quedarse callada con la mirada fija en el vacío. Sam no paraba de mirarla. Ella era lista, pero no había descubierto lo de Supergirl por ello, sino porque era muy observadora. Y, en esos momentos, no paraba de observar a Lena, empezando a comprender lo que de verdad le sucedía a la que era su jefa y su mejor amiga.

– En el fondo lo sabías ¿verdad? Pero no querías admitirlo e hiciste que tu mente bloqueara cualquier sospecha que tuvieras al respecto. Lo metiste en una de esas cajas mentales de las que sueles hablar –Lena la miró con ojos húmedos. No necesitaba decir nada, su expresión lo decía todo –. Y no estás tan dolida porque se haya roto vuestra amistad. Lo qué pasa es que la amas. Por eso te sientes tan traicionada.

Lena no pudo más. Se derrumbó sobre el hombro de Sam y rompió a llorar. Sam empezó a consolarla acariciando sus alborotados cabellos, de la misma manera que hacía con Ruby cuando estaba en una situación similar. Eso agradaba mucho a Lena, ya que a veces veía a Sam como la madre que siempre había querido tener.

"Qué suerte tienes, Ruby" –pensó mientras llenaba el hombro de Sam de lágrimas.

***

Más tarde, Lena estaba más tranquila y las dos se encontraban bebiendo unos refrescos en la isla de la cocina. Nada de alchool, Lena ya había bebido bastante. Además, Sam la había obligado a darse una ducha y a ponerse más presentable mientras ella ordenaba un poco el ático.

 Además, Sam la había obligado a darse una ducha y a ponerse más presentable mientras ella ordenaba un poco el ático

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HIJA ROJA (Supercorp)Where stories live. Discover now