HIJA ROJA (Supercorp)

DEO

Kara aterrizó en el gran balcón del edificio y dejó a Lena en el suelo. Ambas se quedaron mirando la una a la otra, incapaces de pronunciar una sola palabra. Finalmente, Lena se atrevió a hablar pero, antes de que pudiera hacerlo, varios agentes salieron al encuentro de ambas, apuntándoles con sus armas.

– Supergirl, no eres bien recibida en estas instalaciones –dijo la agente Vasquez, que estaba al mando del DEO en ausencia de Alex.

– Sólo he venido a traer a Lena Luthor –dijo Kara alzando las manos en señal de paz –. Ha sufrido un nuevo intento de asesinato. Alex os lo explicará cuando llegue.

– Ella puede quedarse –continuó la agente –. Pero tú debes irte o serás arrestada.

– Está bien –dijo Kara resignada, conteniendo su furia.

Se dispuso a irse, pero Lena la detuvo.

– Ella está conmigo –les dijo a los agentes –. Es mi protectora. La contraté cómo guardaespaldas después de qué el presidente la despidiera –mintió –. Si ella se va, yo me iré con ella.

Kara miró a Lena sorprendida. Lena, por su parte, le devolvió la mirada y le dedicó una sonrisa de complicidad. Volver a ver sonréir a Lena después de aquel fatídico día en CatCo llenó de felicidad a Kara, quién también sonrió.

Vasquez, resignada, bajó su arma y los otros agentes la imitaron.

***

Más tarde, Alex y Sara –que se había puesto su indumentaria de White Canary –llegaron, metiéndose en la sala de reuniones con Kara, Lena y Winn. Lo primero que hizo Alex fue poner a Lena al corriente de la situación.

– ¿Cuándo pensábais decirme qué están intentando matarme? –dijo Lena disgustada.

– Estos días a penas has salido de tu ático –se excusó Alex –, eso nos ponía fácil tu protección sin llegar a alarmarte. Además, no se había producido ningún otro ataque.

– Lo cual va a cambiar a partir de ahora –intervino Sara –. Esa gente es paciente, pero su paciencia no es infinita. Después del fracaso de hoy, multiplicarán sus ataques y tratarán de matarla esté donde esté. Incluso atacarán el DEO si es preciso.

– El DEO es seguro –replicó Alex.

– No digo que no lo sea –continuó Sara –. Pero, si esa Liga de las Sombras es cómo la Liga de los Asesinos de mi mundo, seguro que ya tendrán gente infiltrada aquí. Son expertos en infiltrarse en cualquier lugar, por seguro que sea.

El disgusto de Lena empezó a transformarse en miedo.

– Pero ¿por qué intentan matarme?

– No lo sabemos con certeza –continuó Alex –. Creemos que los Hijos de la Libertad los contrataron cómo represalia por los artículos incendarios sobre ellos qué publica CatCo. O puede que Lockwood busque venganza porque hiciste que L-Corp rompiera el contrato con la fábrica de acero de su padre.

– No deberíamos descartar a Morgan Edge –intervino Kara –. Está pudriéndose en la cárcel gracias a Lena y seguro qué quiere hacérselo pagar. Aún estando en prisión, tiene recursos para ello. Lo mismo qué su hermano, Lex Luthor. Ya intentó matarla desde la cárcel una vez y puede que haya vuelto a las andadas.

– ¿Y qué pasa con su madre, Lillian Luthor? –intervino Winn –. También podría organizar tódo esto desde la cárcel.

Lena iba a decir algo, pero Kara se le adelantó.

– No lo créo. Lillian es un monstruo, pero quiere a Lena. A su manera, pero la quiere.

Lena miró a Kara y sintió deseos de sonreír al ver que ya no juzgaba a los Luthor tan a la ligera. Sara, por su parte, negó con la cabeza.