NATIONAL CITY

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Lena dudó al llamar a la puerta. Desde que Sam la llamó para decirle que Kara había vuelto de su misión fuera de la Tierra –fue lo que le dijo Alex –, no paraba de pensar en como iba a ser su primer encuentro con ella después de las cosas horribles que le dijo estando borracha. Estuvo cerca de tirar la toalla e irse corriendo, pero se armó de valor y dio unos golpes en la madera.

La puerta se abrió y Kara arqueó las cejas al verla.

– ¡Lena! –dijo tan sorprendida como nerviosa mientras se agarraba las gafas –. Qué sorpresa. No esperaba verte por aquí.

– He venido sólo a hablar –dijo Lena muy seria.

Kara se mostró más sorprendida aún.

– Vaya... Pensé que no volverías a dirigirme la palabra después de nuestro último encuentro.

Lena bajó la mirada unos segundos antes de volver a clavarle sus preciosos ojos verdes, los cuales hacían que Kara se derritiera por dentro.

– Lo sé. Y té pido perdón por las cosas tan duras que té dije. Tú vinistes dispuesta a conversar y yo té traté como una basura. Té debo una conversación civilizada y he venido sobria para ello.

Kara se quedó unos segundos boquiabierta. Cada vez estaba más nerviosa, pero Lena empezó a darse cuenta de que no era solo por su presencia. Algo más había que ponía a Kara nerviosa y, viendo que no hacía más que echar pequeñas miradas al interior del apartamento, supo enseguida que no estaba sola allí.

– ¿Ocurre algo? –preguntó mientras levantaba una ceja –. Parece cómo si té incomodara mi presencia –finalmente, se decidió a hacer la pregunta –. ¿Hay alguien más contigo...?

Los ojos de Kara se abrieron como platos bajo los cristales de sus gafas al advertir el tono en el que Lena le había hecho la pregunta.

– Oh... no... no es lo que piensas... Lo que ocurre es qué me pillas en mal momento. Tengo visita, si. Una amiga de fuera ha venido a quedarse unos días. Nada más...

– Pero... –dijo Lena ceñuda –. Si sólo tienes un dormitorio.

Kara asintió con los labios muy apretados.

– Ella duerme en el sofá...

En esos momentos se abrió la puerta del cuarto de baño detrás de ella y una mujer, más o menos de la edad de Kara, salió de ella completamente desnuda, con una toalla como única indumentaria, y el cuerpo y el cabello mojados. Lena la observó con los ojos muy abiertos. La mujer era todo un regalo para la vista. Rubia y de ojos azules, con su blanca piel llena de pecas. No era muy alta, pero su cuerpo era fuerte y atlético, con unos brazos y unas piernas muy tonificados. Su cuerpo revelaba varias cicatrices, pero ninguna de ellas le afeaban; todo lo contrario, le hacían más interesante.

– La ducha ya está libre –dijo mientras se secaba sus largos cabellos rubios con una toalla más pequeña. Entonces, se dio cuenta de la presencia de Lena en el umbral –. Vaya, no sabía que habías traído compañía –la miró de arriba abajo con una picarona sonrisa, contemplando las esculturales curvas de Lena, las cuales dibujaba el ajustado vestido verde que llevaba puesto, ya que se había quitado el abrigo y lo llevaba colgando del brazo –. Y menuda compañía...

 Y menuda compañía

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HIJA ROJA (Supercorp)Where stories live. Discover now