Lo del Pozo de Lázaro no fue lo único que Sara le preguntó al lugarteniente de Ra's al Ghul. También le preguntó quién les había contratado para asesinar a Lena. La Liga de las Sombras tenía una gran bóveda llena de archivos que varios miembros hicieron desaparecer antes de irse, pero el lugarteniente tenía en su poder el último contrato, el cual no sería archivado hasta que el trabajo se completase, y se lo entregó a ella al ser la nueva líder de la organización.
Esos documentos llevaron a Sara y a Alex hasta París, siguiendo la pista del tipo que había contratado a la Liga. En esos momentos, se encontraban en un coche alquilado que Alex conducía, circulando por una calle cercana a la Torre Eiffel; la cual se podía ver sobrasaliendo por encima de los edificios.
Finalmente, llegaron a su destino y pararon el coche frente a un bloque de alquiler de despachos.
– ¿Es aquí? –preguntó Sara mirando el edificio fíjamente.
– Según Winn, esa es su última dirección conocida.
– ¿Qué más ha averiguado sobre él?
– No mucho, pero si lo suficiente para qué seamos precavidas. Ese tipo trabajó para el KGB. Cuando terminó la Guerra Fría, se marchó de Rusia, pero conservó los muchos contactos que poseía en todo el mundo de cuando era agente. Eso le ha convertido en un tipo al que se suele recurrir si quieres contratar asesinos profesionales para eliminar a alguien. La mafia, servicios de inteligencia, incluso gobiernos de países tercermundistas han requerido de sus servicios. Sea quién sea quién quiere matar a Lena, lo hizo a través de él.
– Vayamos ya a verle. Tengo muchas ganas de "hablar" con él.
Alex se fijó en Sara. Estaba muy seria; parecía, incluso, enfadada. Lo que más le inquietó fue su mirada, la mirada de una asesina.
– Sé qué ahora le tienes mucho aprecio a Lena, pero no té dejes llevar por tus emociones. Lo necesitamos vivo. Es la única pista qué puede llevarnos hasta la persona que buscamos. Sin él, no tenemos nada.
– Tranquila, dejaré qué seas tú quién hable con él. Yo té cubriré por si tiene guardaespaldas. Si no quiere hablar, conozco muchas formas de "hacerle cambiar de opinión".
Alex tragó saliva. Sabía muy bien a lo que Sara se refería con aquello.
– Será mejor no llegar a esos extremos –dijo mientras amartillaba su pistola.
Las dos salieron y se metieron en el edificio. Alex empuñaba su pistola y Sara sus bastones. Caminando en todo momento con precaución, con sus respectivas armas siempre a punto por si surgía algún percance, subieron las escaleras hasta el piso donde se encontraba el despacho de aquel tipo. Sara se colocó a un lado de la puerta antes de que Alex la echara abajo de una patada e irrumpiera en el despacho.
– ¡Mierda! Llegamos tarde –escuchó Sara decir a Alex, lo que le hizo entrar en el despacho también. Dentro, el hombre pálido estaba sentado detrás de su escritorio, recostado sobre el respaldo de su sillón, con un cuchillo arrojadizo clavado en la frente.
Alex dio un taconazo de rabia en el suelo. Sara también estaba furiosa, pero por fuera se mantuvo serena.
– Buscamos a alguien qué sabe borrar bien sus huellas –dijo.
***
Lejos de allí, en una cabina telefónica, el hombre oriental que habló con el hombre pálido en aquel café hablaba con alguien por teléfono. Ambos hablaban en ruso.
– Tome esto cómo un último favor de Ra's al Ghul, Sídorov –decía el oriental.
– ¿Quién más en la Liga conocía mi identidad? –preguntó la inquieta voz de Sídorov al otro lado.
– Sólo Ra's al Ghul y yo. El número dos tenía los documentos en su poder, pero jamás los miró. En cuanto a mí, por suerte, no estaba en Nanda Parbat cuando la mujer lo mató y asumió el mando. Así qué ella no sabe de mi existencia y eso me permitirá desaparecer.
– ¿Vas a desaparecer así, sin más?
– Claro. La Liga de las Sombras ya no existe. Ya no me ata ningún juramento.
– Pero, Lena Luthor aún vive.
– Ese es su problema, General, no el mío. Al menos, ya no.
– Aún así, puedo contratarte. Estoy dispuesto a pagarte lo qué quieras.
– Estoy cansado ya de esta vida de asesino, General. Maté a su contacto porque Ra's al Ghul me lo ordenó estando en vida. Pero, ahora qué ha muerto y la Liga ha sido destruída, ya no me apetece seguir matando. Además, no quiero enfrentarme a esa tal Sara Lance. Alguien qué ha conseguido matar a Ra's al Ghul no es alguien a quién quiera tener cómo enemigo.
– Espera, podemos hablarlo...
– Adiós, General.
Aún se escuchaban las suplicantes voces de Sídorov antes de qué el hombre oriental colgase el teléfono. Salió de la cabina, se alzó el cuello del abrigo y empezó a caminar. Sonrió mientras se encaminaba hacia su nueva vida.
Las calles estaban llenas de gente, en su mayoría turistas. El tipo no quería llamar la atención, así que, a la primera oportunidad, se metió en un callejón completamente desierto. Tan solo pudo caminar unos metros cuando la figura femenina aterrizó frente a él. El tipo la miró aterrado. Le habían hablado de ella, pero siempre creyó que era una invención de los rusos.
Sin dudarlo, sacó una pistola con silenciador y vació el cargador contra ella. Pero, todas las balas rebotaron en el cuerpo de la mujer. Luego sacó uno de sus cuchillos arrojadizos, como el que utilizó para asesinar al hombre pálido, pero este corrió la misma suerte que las balas.
– Al General no le gusta qué le dejen colgado al teléfono –dijo la mujer en ruso mientras sus ojos se iluminaban.
El tipo intentó huir pero, antes de que pudiera hacerlo, unos rayos de calor lo alcanzaron y lo fundieron en cuestión de segundos.
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HIJA ROJA (Supercorp)
FanfictionCuando Lena Luthor descubre que Kara Danvers es Supergirl, su amistad se pone en peligro. Sin embargo, esta situación hará que entre ambas se den cuenta de que los sentimientos que tienen la una por la otra no son solo de amistad. Mientras, una peli...