Capítulo 23: Lucha en Retropolis

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El fin del primer día de viaje en ese caluroso desierto estaba llegando, el grupo de brawlers divisaba a lo lejos aquella ciudad que mantenía cautivas a sus compañeras, estaban ansiosos por entrar y desquitar su rabia contra el captor, pero el sol no los ayudaba. El brillo del ocaso cedía su posición a la oscuridad de la noche, y sin él, la visibilidad era casi nula, las luces de la ciudad aun se apreciaban a lo lejos, pero esto era lo único que lograban ver. La líder del grupo detuvo a sus compañeros ante tal situación, acamparían esa noche y al amanecer buscarían al responsable de tal horrible acto.

-Poco: Shelly deberías dormir también.

-Shelly: Descuida Poco, prefiero seguir despierta -toma su escopeta- no sabemos que o quien pueda estar rondando por aquí.

-Poco: Si quieres descansar no dudes en despertarme. -entra a su tienda-

-Shelly: -se aleja un poco del campamento- Aquí puedo verlos a todos. -se sienta- *bostezo*

Es bien sabido que los desiertos tienen una baja temperatura de noche, y este no era la excepción. La baja sensación térmica hacía temblar a la pelimorada, intentaba de muchas formas ignorar la horrible temperatura de un solo dígito, pero era imposible. Sus dedos empezaban a acalambrarse, sus dientes castañeaban sin control y su mente no estaba enfocada, llegaría a su limite en cualquier momento. Aún dudando de si decidió correctamente, fue a la tienda del esqueleto para no hacer ningún ruido armando la suya.

-Shelly: P-Poco, ¿P-Puedo dormir a-aquí? -ve el lugar- ¿P-Poco?

La tienda de campaña donde se suponía estaba su amigo se encontraba vacía, sin rastro de que él estuviera ahí en primer lugar. Algo asustada salió de la carpa y apretó fuertemente su escopeta, intentando contrarrestar el temblor de sus manos. Revisó con rapidez cada uno de los lugares en donde debían estar sus amigos, pero nuevamente no encontraba a nadie.

-Shelly: ¡N-No puede ser!, ¡POCO, PIPER, BROCK!, ¡ALGUIEN RESPONDA! ... ¡Esto no está pasando esto no está pasando esto no está pasando!

El miedo se apoderaba de la escopetera, gritaba desesperadamente los nombres de sus compañeros y se alejaba del campamento conforme lo hacía. En un punto no lograba ver las tiendas de campaña, o las luces de la ciudad, se hallaba sola en mitad de la oscura noche... Pasó de correr a caminar rápidamente, aún seguía alterada y su mente creaba pensamientos horribles sobre sus amigos. Por lo general era la más fuerte de Brawlopolis, tanto física como mentalmente, pero esta vez se sentía como un cachorro perdido, estaba asustada e indefensa. Antes de que se mente se quebrara, vio su salvación, ¡Era Poco! Su gran amigo era la luz en esa oscuridad. Se acercó muy rápido al pequeño esqueleto que se hallaba de espaldas, y lo abrazó para tranquilizarse.

-Shelly: ¡Que gusto que estés bien!

-Poco: ...

-Shelly: ¿Poco? -le da la vuelta- ¡!

Eso no era Poco... La imagen que ella tenía de su tan querido amigo, no era igual a la que veía a medio metro suyo. Su decorado y pulcro traje, era un desastre lleno de agujeros y rasguños. Su animada y carismática sonrisa que representaba su amigable personalidad, era una mueca vacía. Y sus ojos... a pesar de que que el mariachi no tiene órganos visuales, tiene un alma viva que se refleja en sus cuencas como un cálido brillo... ese resplandor no existía en ese esqueleto vacío. La escopetera se asustó al ver a ese esqueleto desarmarse en el suelo, y retrocedió al notar un líquido rojo saliendo de ese montón de huesos con tela negra, ahora si había cedido en su lucha contra el miedo. Negando una y otra vez lo que sus ojos veían, se alejaba dando pasos en reversa, tropezando y cayendo de espaldas en un charco de "agua". Notó sus manos, estaban empapadas de un fluido rojo, se levantó rápido, e intentó alejarse de ese líquido, sin embargo solo consiguió hallar la fuente de este. Una pila de cuerpos sin vida estaba enfrente de la pelimorada, no lograba reconocer a ninguno, pero a juzgar por las vestimentas, eran sus amigos. Inconscientemente comenzó a llorar y cayó de rodillas al perder la fuerza en las piernas, no podía quitar la mirada de esa terrible escena. Una silueta negra se interpuso en su campo de visión, levantó la mandíbula de la escopetera para que su mirada se centrará en ella, y una voz pronunció "Todo es tu culpa" de una manera despectiva. La extraña silueta paso una mano por su espalda y dejó ver una escopeta parecida a la que usa la pelimorada, la única diferencia es que esta tenia un cañón mas largo y muchas grietas. El arma se colocó en la frente de la chica aún congelada por el terror, y el gatillo fue activado...

Brawl Stars: La Reencarnación del MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora