_______ regresó en menos de cinco minutos, y cuando fue a poner la mesa se llevó otra sorpresa. Él había comprado flores. No iba a poder resistirlo.
— ¿Flores?
—Sí, las he visto mientras compraba las verduras y he pensado que te gustarían —contestó desde la cocina—. ¿Te gustan?
—Son preciosas. —Como no sabía qué más decir se concentró en poner la mesa. _______ dudó que jamás lograra recuperarse de esa cena.
Sebastian apareció con un plato en cada mano.
—Bueno, a ver qué tal me ha salido esto.
—Ya te he dicho antes que huele muy bien.
—Gracias. Ahora a ver qué tal sabe.
Los dos probaron la comida.
—Genial. De lo mejor que he comido nunca. Te felicito.
—No exageres —respondió Sebastian un poco incómodo por el piropo. Tras unos segundos, se le dibujó una sonrisa en los labios—. Acabo de darme cuenta de una cosa.
— ¿De qué? —preguntó _______ llevándose el tenedor a la boca.
—Si he cocinado yo, a ti te toca limpiar. —Le guiñó un ojo.
—Ésas son las normas —convino ella también sonriendo.
—Pues te advierto que he ensuciado mucho.
—No importa.
Comieron unos minutos más en silencio hasta que Sebastian ya no pudo aguantar y le preguntó directamente:
— ¿Sigues teniendo intención de mudarte a otro piso?
_______ se atragantó con la comida.
— ¿Quieres que lo haga?
—No —respondió él sin dudar ni un instante. Desde la noche en que estuvo enfermo, Sebastian había empezado a plantearse que tal vez estuviera equivocado. Tal vez enamorarse no fuera tan malo; además, era incapaz de imaginarse sintiendo todo eso por alguien que no fuera _______. Aún tenía muchas dudas, pero lo único que tenía claro era que no quería que ella se fuese de su casa.
—Entonces no lo haré... La verdad es que yo tampoco quiero. —Se limpió los labios y continuó—. Ahora que tú y yo volvemos a ser amigos, no me apetece vivir sola. —Sintió la tentación de confesarle que lo echaría de menos, pero no se atrevió, y en vez de eso dijo—: ¿De verdad no te molesta que me quede?
—Pues claro que no. Todo lo contrario. —Bebió un poco de vino—. Me alegra ver que volvemos a ser amigos, echaba de menos... —Como no sabía cómo describir lo que había entre ellos, movió las manos—... esto.
—Yo también. —«Sea lo que sea», pensó ella.
—Recuerdo que me dijiste que estabas a punto de firmar el contrato de alquiler. ¿Llegaste a hacerlo? —Sebastian hablaba sin apenas mirarla. Estaba nervioso.
—No. Estabas tan enfermo que al final no fui —respondió también nerviosa. No quería decirle que estaba tan preocupada por él que se había olvidado completamente del tema.
—Lo siento.
—No te preocupes. Le pedí a Anthony que llamara a la inmobiliaria para anular la cita. —Anthony se había portado como un sol. Tan pronto como supo que Sebastian estaba enfermo, se ocupó de solucionar el tema, y cada día la llamaba para preguntarle cómo iban las cosas. _______ se alegraba mucho de contar con alguien como él, pero por la cara que puso Sebastian, vio que él no pensaba lo mismo. Ella quería confesarle que sólo eran amigos, pero como Anthony le había aconsejado que aún no dijera nada, se mordió la lengua. Los consejos de ese adorable canalla solían ser acertados. _______ optó por cambiar de tema—. ¿Te ha pasado algo interesante hoy?
—He tenido una reunión con Sam —Sebastian se dio cuenta de que ella no quería hablar de Max. Bebió un poco de vino y pensó que ya volvería a sacar ese tema más tarde. Por el momento prefería seguir disfrutando de la tregua que se había instalado entre ellos.
— ¿Ah, sí?
—Sí, y el sábado nos ha invitado a su casa de campo. Su mujer y sus hijas quieren conocerte. ¿Te gustaría ir? Si no, no pasa nada, pero he pensado que podría estar bien. —Sebastian intentó que su tono de voz no delatara lo importante que era su respuesta para él.
—Sí, podría estar bien. Si tú quieres ir, vamos —respondió _______, aunque no sabía por qué querían conocerla.
—Entonces iremos. —Sebastian acabó de comer—. ¿Has terminado? Pues siéntate en el sofá y prepara la película mientras yo ordeno esto.
—De eso ni hablar. Hoy me toca a mí recoger. —Se levantó y recogió los platos.
**
Sebastian puso la película en el DVD y se sentó a esperarla. No le gustaba nada que estuviera recogiendo la cocina sola, pero ella había insistido en que ésas eran las normas.
— ¿Tienes velas? —preguntó _______ al salir de la cocina.
— ¿Velas? —Se sorprendió —. ¿Para qué?
—Una película como ésta no se puede ver con luz normal. —ella lo miró como si la respuesta fuera obvia.
—Ah, claro, perdona. Supongo que en el último cajón del mueble que está al lado de la tele habrá algunas. Aunque no sé si será lo que buscas. Las compré el año pasado, cuando hubo unos cortes de luz. —Sebastian se levantó y empezó a rebuscar dentro del cajón—. Aquí están. ¿Éstas te parecen bien? —Le ofreció tres velas.
_______ las cogió, las colocó encima de la mesilla baja y las encendió. Luego apagó la luz y se sentó en el sofá con las piernas cruzadas, como una india. Le encantaba sentarse así para ver películas.
—Vamos, Sebastian, ven aquí. —Dio unos golpecitos al sofá indicando que esperaba que él se sentara a su lado.
—Ya voy. —Sebastian aún estaba de pie, observando el ritual de _______. Al ver que ella ya lo daba por finalizado, se acercó al sofá y, para mantener un poco la distancia, puso un cojín entre los dos con la excusa de apoyarse mejor. No quería estropear la noche, y si se sentaba demasiado cerca no se veía capaz de controlar las ganas que tenía de besarla.
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Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-
Romance______, una joven diseñadora gráfica que vive en Barcelona, se ve forzada a redirigir su carrera profesional a causa de un accidente. Aconsejada y apoyada por su familia, ______ se traslada a Londres. Su hermano Chris ha intercedido para que Sebasti...