Capitulo 28

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Cuando ______ salió del trabajo, decidió replantearse su actitud. Era verdad que ya sólo le quedaban dos meses y pico, pero estaba en sus manos hacer que fueran increíbles, tenía que disfrutarlos al máximo. Además, Barcelona y Londres estaban al lado, seguro que seguiría viendo a sus amigos... Lo de Sebastian ya era más complicado. Desde que estuvo enfermo, _______ había decidido dejar de engañarse: estaba enamorada. Pero no como lo había estado de pequeña, no, nada que ver. Ahora lo conocía, sabía que era un buen amigo, que era un nieto fantástico y que estaba muy herido y confuso. Tal vez pudiese ayudarlo de alguna manera. Tenía algo más de dos meses para averiguar qué había pasado con su padre y con su madre y, quizá, cuando se fuera, él la echaría tanto de menos como ella a él. No había tiempo que perder. De camino al piso, decidió poner en marcha su plan y llamó a Nana. Desde que llegó a Londres, se habían visto en un par más de ocasiones, y _______ estaba convencida de que era la aliada que necesitaba.

— ¿Diga?

— ¿Nana? Soy _______, la amiga de Sebastian. —Las risas de Nana la interrumpieron.

—_______, ya sé quién eres, no hace falta que me lo recuerdes. ¿Cómo estás? ¿Vais a venir pronto? El pasado fin de semana Serbastian no me llamó. ¿Ha pasado algo?

—Estoy bien. No creo que podamos ir este fin de semana, él tiene mucho trabajo, ha estado enfermo, por eso no te llamó, y a mí se me pasó. Lo siento.

— ¿Enfermo? Seb nunca está enfermo. —Nana parecía preocupada.

—Pues esta vez sí. La verdad es que me dio un susto de muerte. Tuvo tanta fiebre que pensé... En fin, por suerte ya está bien.

—_______, ¿De verdad está bien? De pequeño una vez le subió mucho la fiebre, tuvo pesadillas y llegó a delirar. Lo pasó muy mal. Espero que esta vez no haya sido así.

_______ decidió arriesgarse y seguir con su plan.

—Sí, también fue así. Él no se acuerda y yo no se lo he contado... Nana, he llamado para pedirte un favor. —Esperó la respuesta mientras oía cómo Nana suspiraba:

—Sabía que no me equivocaba contigo. Dime, ¿Qué necesitas?

—La verdad. Quiero saber qué le pasó al padre de Sebastian, quiero saber por qué Rupert empezó a beber y por qué no le importó que su hijo lo viera todo. Quiero saber por qué le tiene miedo al amor.

Silencio otra vez.

—______, Rupert era mi hijo, le quería, le querré toda mi vida, aunque no pueda perdonarle... No estoy dispuesta a que Sebastian pase otra vez por ese infierno. Así que, dime, ¿Por qué quieres saberlo?

—Porque lo quiero y quiero ayudarlo.

—Ésa es una gran razón, la mejor. —Suspiró—. La próxima semana tengo que ir de visita a Londres, te llamaré. Podemos vernos entonces y te contaré todo lo que sé. —Volvió a suspirar.

—Gracias, no puedo ni imaginar lo difícil que debió de ser todo para ti.

—Sí, pero Sebastian merecía la pena. Es un chico fantástico y creo que tú eres una chica fantástica. Nos vemos en unos días y, ______, si quieres un consejo...

— ¿Sí?

—No le cuentes nada aún.

—No iba a hacerlo.

—Sabía que eras lo que él necesitaba. Besos.

—Adiós.

______ colgó el teléfono. Ahora sólo tenía que esperar.

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Sebastian puso música y empezó a cocinar. Sinatra. Si a _______ lo ayudaba a lo mejor a él también le funcionaría. La receta que había encontrado era para preparar fideos tailandeses. Siempre le había gustado la comida oriental, y durante los últimos meses había probado muchos platos nuevos. Por otra parte, en Londres era muy fácil encontrar todo tipo de ingredientes.

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Cuando _______ entró en el piso, tuvo que parpadear dos veces. No podía creer lo que estaba viendo.

—Sebastian, ¿Estás cocinando? —Preguntó mientras se quitaba la americana y la colgaba en la entrada—. Esa fiebre debió de afectarte más de lo que pensaba.

—Muy graciosa. Sal de aquí —la riñó él, que estaba muy ajetreado en la estufa.

—Huele muy bien, ¿Qué es? —_______ se apoyó en la puerta para no molestar al chef.

—Son fideos tailandeses, es una receta que he encontrado por Internet. No te atrevas a reírte y sé amable. —Se enjugó el sudor de la frente y repasó las instrucciones de nuevo—. Es la primera vez que los hago, así que no esperes demasiado.

—Seguro que te quedarán buenísimos. —El corazón de _______ empezaba a estar descontrolado. Resistirse a Sebastian en estado normal ya era difícil, pero el Sebastian tímido e inseguro era letal para sus sentidos—. Tiene muy buena pinta.

—Ya, pero hazme un favor, no se lo digas a mi abuela, o si no, cuando vaya a su casa me va a tener esclavizado cocinando para ella.

Los dos sonrieron, pero él seguía preocupado pensando en que _______ decidiera finalmente mudarse.

—Tranquilo, tu secreto está a salvo conmigo. Soy una tumba. —Volvió a sonreír—. ¿Qué hago? ¿Pongo la mesa?

— ¿Por qué no vas primero a cambiarte? Pareces cansada y ahora que lo pienso, ¿Por qué llegas tan tarde?

—Porque me he parado a alquilar una película. Como creía que ibas a llegar tarde...

— ¿Qué película es? —Sebastian estaba concentradísimo en su receta.

—Drácula.

— ¿Drácula? ¿La versión de hace unos años?

—Sí, ésa. A mis hermanas y a mí nos encanta, y cuando alguna de nosotras está un poco «depre» o tiene mal de amores, la vemos juntas, lloramos, luego nos reímos de nosotras mismas y todo nos parece menos grave.

—Ya, bueno, creo que no lo entiendo, pero si quieres podemos verla. Aunque no esperes que llore.

_______ se rió.

—No te preocupes. Si además de cocinar lloras al ver Drácula, tendré que casarme contigo. —A Sebastian se le cayó la espátula de la mano—. Es broma. Voy a cambiarme.

—Date prisa, esto casi está. —Sebastian recuperó la compostura y probó los fideos con la cuchara de madera para ver si necesitaban sal. Al comprobar que sabían bastante bien se sintió muy orgulloso de sí mismo.

Se que he vuelto a estar inactiva pero los examenes me tiene frita, la semana que viene tengo 2 y no doy mas de mi :(( aprovecho ahora para subir capitulos . Besosss :*

Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora