Capitulo 62

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El vuelo salió de Hearthrow a la hora prevista. Sebastian se pasó las casi dos horas del trayecto pensando en qué iba a decirle. No sabía por dónde empezar. Tenía miedo de que ella no quisiera verlo; de hecho, le había dicho que cuando descubriera al verdadero ladrón no fuera a buscarla. Él había revivido ese último encuentro una y otra vez en su memoria y, por más que lo intentaba, no lograba cambiar el final. No podía olvidar lo triste y dolida que se veía ella, ni lo estúpido y engreído que había sido él. El avión aterrizó y, cuando Sebastian pisó el suelo del aeropuerto, se dio cuenta de que no tenía ni idea de adónde ir. No sabía dónde estaba _______. Conectó su teléfono y llamó a Chris. Como era de esperar, no contestó. ¡Maldita sea! Decidió alquilar un coche; se negaba a presentarse en casa de los padres de _______ en taxi.

Salir del aeropuerto de Barcelona en coche no es nada fácil, y menos si hace años que no lo haces. ¿Por qué colocan las señales cuando ya no estás a tiempo de girar? En fin, Sebastian supuso que no era tanto culpa de la señalización como de su estado nervioso, y después de la segunda vez que se perdió, logró por fin dar con la autopista.

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Llegó a Arenys y vio que la memoria no lo había traicionado; la casa de la familia Evans seguía siendo tan acogedora como recordaba. Aparcó el coche y se dirigió a la entrada. Las manos no dejaban de sudarle. Llamó al timbre y Lisa, la madre de _______, le abrió la puerta.

— ¿Sebastian? —preguntó ella mirándolo de arriba abajo—. ¿Eres tú?

—Me temo que sí —respondió él inseguro.

—Pasa, pasa. —Lisa se apartó de la puerta para que pudiera entrar—. Supongo que has venido a ver a _______.

—Así es. —Antes de que Lisa pudiera decir nada más, él añadió—: Siento mucho todo lo que ha ocurrido.

Lisa lo miró, se acercó a él y le pasó la mano por el pelo.

—Lo sé —dijo ella enigmática—. Sólo hay que mirarte a los ojos para ver lo mal que lo estás pasando.

Sebastian no intentó disimular ni negar lo que ella acababa de decirle.

— ¿Puedo hablar con _______?

—Pues la verdad es que no. Ella y Chris se han ido al hospital, a Barcelona. —Al ver que él se ponía tenso al oír la palabra «hospital», aclaró—: ella está bien, han ido a que le quiten los puntos de la ceja. Pero luego se quedará en Barcelona.

—Ah —fue lo único que él atinó a responder.

— ¿Quieres que te dé la dirección del departamento de _______? —Lisa  empezó a escribir en un papel—. Toma.

—No lo entiendo. ¿No estás enfadada conmigo? —No pudo evitar preguntar.

—Bueno —respondió Lisa—, claro que estoy enfadada por el daño que le has hecho a mi niña. Pero, a diferencia de su padre y de su hermano mayor —añadió mirándolo a los ojos—, creo que tiene que ser ella la que decida si quiere volver a verte o no.

—Gracias. —Fue lo único que consiguió decir.

—Vamos, vete. —Lisa lo acompañó a la puerta—. Ya tendrás tiempo de agradecérmelo más tarde, si es que aún quieres hacerlo. —Ella sonrió—. Creo que mi hija te hará pagar todo lo que le has hecho pasar.

Sebastian intentó devolverle la sonrisa, pero no lo consiguió y, tras agradecérselo de nuevo, se fue y se dirigió hacia Barcelona.

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_______ y Chris salieron del hospital y fueron a desayunar. Ella estaba un poco más animada. Había pasado unos días muy malos, pero estaba convencida de que saldría adelante. Sus padres y sus hermanos la habían malcriado descaradamente en esos tres días, pero había decidido volver a instalarse en su piso de Barcelona. Chris la había acompañado al hospital para que le quitasen los puntos, y ahora, con una nueva cicatriz en la ceja, _______ estaba dispuesta a enfrentarse al mundo. Empezaría a buscar trabajo; gracias al tiempo pasado en Inglaterra, tanto su currículum como su inglés habían mejorado mucho, y estaba segura de que encontraría algo en seguida. Chris le había sugerido un par de empresas por las que debería interesarse y, si no, siempre podía hacer un máster o un posgrado. Iban hablando de todas esas cosas cuando él redujo un poco la velocidad.

—_______, creo que hay alguien en el portal de tu edificio. —Empezó a maniobrar para aparcar. Habían tenido mucha suerte de encontrar un sitio cerca de su casa.

—Bueno, eso no es nada raro. Cerca hay una academia, y muchas veces se sientan en el escalón de entrada para charlar o para fumar —respondió ella sin mirar.

—No, _______. Creo que es Sebastian —dijo y detuvo el coche—. Si quieres nos vamos de aquí ahora mismo. No tienes por qué verle.

_______ se fijó en el chico que estaba de pie frente a su casa y supo sin ninguna duda que era Sebastian. No porque le viera la cara, sino porque su corazón empezó a latir sin control.

—No, está bien —respondió ella, aunque apretó insegura el bolso entre sus manos—. Tengo que hacerlo. No puedo, ni quiero esconderme de él. ¿Me acompañas?

—Por supuesto, peque.

Chris salió del coche y caminó junto a su hermana hasta el portal del edificio donde ella vivía. Chris detectó el preciso instante en que Sebastian se dio cuenta de que ellos dos se estaban acercando, pues vio cómo se erguía y cerraba los puños con fuerza. Nunca había visto a su amigo tan nervioso.

—Hola —saludó Sebastian. No era muy original, pero no se le ocurrió otra cosa que decir.

— ¿Qué haces aquí? —preguntó Chris enfadado, sin apartarse de su hermana.

—He venido a ver a _______ —contestó mirándola a los ojos. La había echado tanto de menos que sólo con verla ya empezaba a sentirse mejor.

_______ no dijo nada.

—Ella no quiere verte —respondió Chris—. Es mejor que te vayas, Sebastian.

—No voy a irme a no ser que _______ me lo pida. —Él intentó acercarse más a ella, pero Chris, que era enorme, seguía en medio de los dos—. _______, ¿Quieres que me vaya? —preguntó, y aguantó la respiración.

—Claro que quiere que te vayas —insistió Chris.

_______ seguía sin decir nada. No podía. Verlo de nuevo la afectaba más de lo que había supuesto.

—_______, por favor, necesito hablar contigo. —De algún modo, él logró decir eso sin que le temblara la voz—. Luego, si quieres, me iré.

Chris miró a Sebastian y a su hermana, era obvio que aún tenían muchas cosas que decirse, así que se dio la vuelta y cogió a _______ por el hombro.

—_______, ¿Quieres hablar con él?

Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora