Él se dio la vuelta y a ______ se le cortó la respiración.
—¿______? ¿Eres tú?
Ella tardó unos segundos en contestar. Su mente no paraba de repetirle: tranquila, imagina que estás hablando con Chris. Pero le fue imposible. Siempre había pensado que, si volvía a verlo, sentiría como un revoloteo de mariposas en el estómago, pero en eso también se había equivocado. ¿Mariposas? Era como tener una estampida de búfalos en su interior.
Se acordaba de que Sebastian tenía los ojos azules, pero se había olvidado de lo impactantes que eran, con esas vetas verdes en el iris. Era mucho más alto que ella y tenía los hombros más anchos que había visto nunca, al menos tan de cerca. Se acordó de que su hermano le había dicho que Sebastian practicaba remo y en ese instante dio gracias al inventor de ese extraño deporte; él tenía los brazos y la espalda más sexys del mundo. _______ decidió que lo mejor sería apartar la mirada de aquellos pectorales, pero eso tampoco ayudó mucho, pues el estómago y las piernas eran igual de impresionantes. Hizo un esfuerzo por controlar la estampida que corría desbocada por su interior y levantó la vista. Sebastian seguía pasándose la mano por el pelo y le consoló ver que éste continuaba igual; cuando, al llevarlo demasiado largo, un mechón rebelde le caía sobre los ojos. Ahora lo llevaba corto, pero ese mechón seguía igual de rebelde. Sonrió, y cuando él le devolvió la sonrisa se acordó de que tenía que contestarle.
—Sí, soy yo. —Vio que él la miraba de un modo extraño—. ¿Estás bien? Pareces acalorado.
—Sí, claro. —Sebastian tomó aliento—. Estoy bien, es sólo que he venido corriendo —Respondió, aunque en realidad quería decir «Acabo de descubrir que la hermana de mi mejor amigo es la mujer más sexy que he visto en años»—. Siento haber llegado tarde.
—No te preocupes. —_______ se encogió de hombros—. Supongo que aquí el tránsito es igual de horrible que en Barcelona.
—Peor. —Él sonrió, y se tranquilizó al ver que ella no estaba enfadada—. ¿Esta maleta es todo tu equipaje? —Le preguntó señalando su maleta azul.
—Sí. —Al ver que él no decía nada más, ella añadió—: Pesa mucho, pero es muy fácil de arrastrar, ¿Ves? —Dio un empujoncito a la maleta. Si no mantenía la mente ocupada, no lograría calmar a los búfalos.
—No te preocupes. Yo la llevo. —Sebastian cogió el asa—. Pero antes que nada, bienvenida a la capital del imperio británico. —Y agachándose, le dio un beso en cada mejilla.
_______ se quedó inmóvil. Aquellos dos besos fueron una tontería, los típicos besos con los que se saluda a alguien en las bodas, o cuando hace tiempo que no se ve a un amigo, o cuando felicitas a una amiga por su cumpleaños. Una tontería. Pero los búfalos volvieron a descarriarse. Olía muy bien.
—Gracias —respondió ella fingiendo no haberse inmutado—. Y gracias por venir a buscarme. No hacía falta que te molestaras.
—Claro que hacía falta. ¿Acaso quieres que Chris me mate la próxima vez que nos veamos? —Añadió él con una sonrisa—. Además, no es ninguna molestia. Vamos, seguro que estás cansada.
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*Salieron de la terminal y se dirigieron hacia el coche de Sebastian. Como en todos los aeropuertos de las grandes ciudades, había muchísima gente, muchos coches y mucho tránsito. Tardaron más de media hora en salir de aquel caos y en todo ese rato él le estuvo preguntando cómo había ido el vuelo y si ya se había recuperado del todo del accidente.
—La verdad es que sí —contestó _______—. Fue una tontería, pero con dos dedos rotos y el tobillo dislocado tuve que hacer mucho reposo, y eso casi me vuelve loca.
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Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-
Romantizm______, una joven diseñadora gráfica que vive en Barcelona, se ve forzada a redirigir su carrera profesional a causa de un accidente. Aconsejada y apoyada por su familia, ______ se traslada a Londres. Su hermano Chris ha intercedido para que Sebasti...