Capitulo 55

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— ¿Quieres explicarme esto? —le preguntó a ________ sin mirar a Robert.

Ella cogió la revista y miró el artículo. Sebastian vio cómo le cambiaba la cara en el mismo instante en que se dio cuenta de lo que estaba leyendo.

—Es tu artículo —Contestó paralizada—. ¿Cómo es posible?

—Dímelo tú —Respondió Sebastian, que empezó a notar cómo se le hinchaba la vena que le cruzaba la frente—. Tú y Sam erais los únicos que sabíais lo de mis artículos de reserva.

Al ver que _______ no contestaba y que Sebastian parecía estar a punto de perder los estribos, Robert se atrevió a preguntar:

— ¿Se puede saber de qué estás hablando?

Sebastian lo miró como si hasta entonces no se hubiera percatado de que estaba allí, y respondió:

—La señorita ________ Evans es quien nos ha estado robando los artículos. De eso estoy hablando.

Ella abrió la boca de par en par y sintió cómo los ojos se le llenaban de lágrimas. ¿Que ella había robado los artículos?

—Sebastian, eso es imposible —Contestó Robert antes de que _______ pudiera decir algo.

— ¡Imposible! ¡Y mierda! —Sebastian volvió a mirarla a ella—. _______, ¿Te importaría explicarnos a Robert y a mí qué hacía Steve Gainsborough el miércoles en mi casa? —Él vio cómo ella retrocedía un poco—. ¿O qué hacíais los dos juntos en el café Meridien hace unas tres semanas? O, mejor aún, ¿Por qué no me cuentas por qué me mentiste cuando te pregunté adónde habías ido?

_______ abrió la boca para contestar, pero él se lo impidió.

— ¿Sabes qué?, mejor no digas nada. Hasta esta mañana, yo me habría creído cualquier cosa que me hubieras contado. —Sebastian se burló de sí mismo—. Pero cuando he visto mi artículo en "The Scope" he abierto los ojos. Tú y Sam erais los únicos que sabíais lo de esos textos de reserva, pero sólo tú conoces la contraseña de mi ordenador. ¡Es el día que llegaste a Londres! —Sebastian miró a Robert—. Patético, ¿No? He sido tan estúpido... Como si lo que pasó con mis padres no me hubiera escarmentado bastante.

—Sebastian, yo... —_______ sintió cómo le resbalaba una lágrima por la mejilla y, furiosa, la apartó con el dorso de la mano—. ¿Cómo puedes creer que yo sea capaz de hacerte eso? —Vio que él no se inmutaba, y añadió—. Yo te amo.

Él se tensó y, mirándola a los ojos, dijo:

—No te atrevas a decirme eso nunca más. Al menos yo he tenido la decencia de no decirte esa mentira. El día en que yo le diga a una mujer que la amo, procuraré que sea verdad. Y te aseguro que por ti nunca he sentido nada parecido al amor. —Se alegró al ver que a ella le caían más lágrimas. Quería que sufriera tanto como él—. No sé qué has logrado con esto. No creo que sea por dinero; a ti no te hace falta. —Y volvió a insultarla—. Tal vez te parezcas más a tu hermano Chris de lo que crees y lo hayas hecho para obtener un empleo mejor en la competencia. —Él la atacaba donde más le dolía—. No lo sé ni me importa. Lo único que quiero es que te vayas de aquí, de mi casa y de mi vida hoy mismo.

Robert no sabía adónde mirar ni qué decir. Él no podía creer que _______ fuera la culpable de los robos, pero las pruebas que tenía Sebastian parecían irrefutables. Vio que su amigo estaba tenso, erguido, y que miraba a ________ como si no pudiera soportar su presencia. A ella, por su parte, se la veía completamente abatida, pero tras unos instantes levantó la cabeza y miró a Senbastian a los ojos.

Parecía como si hubiera tomado una decisión.

—Sebastian, yo no he robado los artículos. Ni éste ni los anteriores. —Vio que él levantaba una ceja y desdeñaba lo que estaba diciendo—. No sé quién ha sido, pero espero que lo averigües pronto y cuando lo hagas no quiero que vengas a buscarme.

Nadie Como Tú - Sebastian Stan y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora